Pruebas

A prueba el Mazda6 Wagon: un buen familiar

Es versátil, muy práctico y entra por la vista que da gusto. La variante familiar del Mazda6 con motor diésel y cambio automático es, por méritos propios, uno de los modelos más equilibrados de su segmento.

El Mazda6 Wagon es la versión familiar de una berlina que, desde que saliera al mercado en su última generación, no ha parado de cosechar buenas críticas. Y merecidas, nos atrevemos a decir. Entre tanto 'break' alemán y de otras nacionalidades europeas, de repente, aparece este japonés, con su diseño bien pulido y atractivo a la vista, y se plantea como una opción nada descartable.

Frente al Mazda6 normal es más pequeño. ¿Quién lo diría? Generalmente las variantes familiares crecen en tamaño para ofrecer más espacio, sin embargo, en este caso se logra el mismo objetivo pero con unas dimensiones menores. Por ejemplo, la longitud y la distancia entre ejes se acortan en el Wagon, algo que no impide que la habitabilidad interior sea igual de buena e incluso que el maletero crezca desde los 489 hasta los 522 litros. Bravo por los diseñadores e ingenieros de Mazda, que han conseguido una mayor practicidad sin recurrir al estiramiento, como suele ser habitual.

Lo cierto es que si comparamos el volumen de carga con el de algunos rivales de su segmento nos damos cuenta de que no es para tirar cohetes. Su capacidad está en la media o incluso un punto por debajo. De hecho, algunos modelos de categorías inferiores, como el VW Golf Variant, le dan una lección en este apartado.

Pero también hay que reconocerle una serie de puntos positivos, como son lo enormemente fácil que resulta cargar su maletero gracias a su bajo plano de carga y a sus formas regulares en el interior, o la comodidad que plantean los dos tiradores ubicados en las paredes laterales, que sirven para abatir los asientos totalmente y dejar una superficie de carga plana. Además, en el piso hay argollas y en los laterales, dos ganchos. Todo ello enfocado a llevar la carga lo más sujeta posible de cara a aumentar la seguridad.

Su comportamiento cumple con nota

En el apartado dinámico, como ya viene siendo habitual en los Mazda de última hornada, el 6Wagon cumple con nota gracias a la equilibrada puesta a punto de su chasis. No es un coche deportivo, ni lo pretende, pero su pisada es certera y permite ciertas alegrías al volante sin dejar de ser cómodo en todo momento. Llama especialmente la atención la capacidad de absorción de la suspensión, que filtra las irregularidades sin que apenas lo noten los pasajeros. Como decíamos, una configuración bastante acertada para un vehículo que pasará la mayor parte de su tiempo cargado de personas y equipaje.

Bajo el capó de nuestra unidad de pruebas se esconde un diésel de 2.2 litros y 150 CV, asociado a un cambio automático de 6 velocidades. Su capacidad de aceleración es buena y gracias a este tipo de transmisión aumenta el confort de marcha. Pero nos hubiera gustado compararlo con la versión de cambio manual, porque sospechamos que tanto las prestaciones como el consumo serían sensiblemente mejores en este último caso. Así lo dicen las fichas técnicas y, en la práctica, probablemente la diferencia sea más significativa de lo que pudiera parecer.

En cualquier caso, el automático es interesante desde varios puntos de vista: primero, porque tiende a llevar el motor muy bajo de vueltas siempre que se dan las condiciones necesarias, con el ahorro de combustible que esto conlleva; segundo, porque al rodar a pocas revoluciones se reduce el ruido del motor que llega al habitáculo; tercero, porque como comentábamos antes, la comodidad aumenta desde el momento en el que se prescinde del pedal del embrague; por último, la rapidez con la que efectúa las transiciones entre marchas es un aliciente porque mejora el agrado de conducción.

En definitiva, podríamos considerar al Mazda6 Wagon como uno de los familiares del momento. Es moderno, está bien equipado, tiene un diseño casi más atractivo que el de la variante berlina y, por precio, está a mitad de camino entre los generalistas y los premium. Una opción de compra que podríamos considerar como equilibrada e inteligente por lo que ofrece. Eso sí, en la lista de cosas a mejorar situaríamos el ruido que hace el motor en parado y al iniciar la marcha y otros detalles como la pantalla del sistema de entretenimiento y navegación, que como ya comentábamos acerca del CX-5 hace unos días, se queda algo pequeña en comparación a lo que solemos ver en otros rivales del segmento.

Ficha técnica

Motor: diésel

Potencia: 150 CV a 4.500 rpm

Par motor: 380 Nm a 2.000 rpm

Consumo mixto: 4,9 l/100 km

Transmisión: automática, seis velocidades

Tracción: delantera

Velocidad máxima: 202 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 10,0 segundos

Precio: 31.430 euros

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