Desde el tacto de conducción, pasando por el motor o la dotación tecnológica, todo llama la atención en el nuevo Suzuki Ignis (sí, el diseño también). Su precio ajustado es uno de sus grandes reclamos.
La tradición de Suzuki en el mundo de los vehículos offroad es bien conocida. En su gama siempre hay un hueco para este tipo de coches, y ahora con más razón, ya que en plena fiebre SUV no se puede prescindir de tan demandado segmento. Desde hoy, los Vitara, Jimny y S-Cross tiene un nuevo hermano capaz de vivir aventuras de todo tipo: el nuevo Suzuki Ignis.
Esta denominación no es nueva, muchos se acordarán de aquel pequeño todoterreno de comienzos de la década pasada que llevaba el nombre de Ignis y que, con sus poco más de 3,5 metros, conquistó a ese usuario que buscaba un coche de dimensiones muy contenidas y absolutamente práctico en términos de espacio y versatilidad de uso por todo tipo de entornos. Pues bien, esta es precisamente la idea que recoge la nueva generación que hoy, casi dos décadas después, plasma su misma esencia pero adaptada a los nuevos tiempos.
Un coche bien resuelto en su interior
El nuevo Suzuki Ignis es un vehículo pequeño, de 3,7 metros de longitud, con una carrocería que tiende a lo alto (medio SUV, medio monovolumen), de cinco puertas y cinco plazas, que curiosamente esconde un interior bastante desahogado en sus dos filas de asientos y, sobre todo, en su maletero. Éste último tiene una capacidad mínima que varía entre 260 y 373 litros gracias a que la fila posterior de asientos se desplaza longitudinalmente para lograr más o menos espacio en la zona de la banqueta o en la zona de carga, según convenga. El caso es que ese volumen de maletero, especialmente con la fila adelantada, es imbatible si se compara con casi cualquier otro modelo de su segmento. Es prácticamente lo que cubica un vehículo del segmento C, tipo VW Golf, lo que ya es mucho decir en un coche que no llega ni a la talla de un segmento B.
En cuanto al diseño, este pequeño utilitario crossover llama la atención se mire por donde se mire. Quizá la trasera resulte un tanto complicada de mirar (me atrevería a hablar de un 'patinazo' por parte del equipo de diseño, pero el apartado estético es tan subjetivo...), sin embargo, tanto la vista delantera como la vista lateral o el propio interior del habitáculo están bastante bien resueltos. Así que, de alguna manera, compensa. El habitáculo, de hecho, es más que notable por cómo se ha definido, por los materiales empleados y por detalles como la pantalla táctil de gran tamaño que preside la consola central y aporta un toque inusualmente tecnológico dado el segmento en el que habita el Ignis.
Nos cuenta el director de Suzuki ibérica, Juan López Frade, a los periodistas convocados en el evento de presentación que "este SUV representa el vínculo de la herencia de la marca con el futuro". Quizá sea por esto que el pequeño Ignis tiene ese diseño tan peculiar o tantas opciones de personalización (hay 14 colores de carrocería, 9 de ellos bitono y muchos otros elementos que permiten darle un toque). Un coche dirigido a gente con personalidad, sentencia Frade. No le falta razón.
Versátil y divertido de conducir
De un coche como este quizá cabría esperar una puesta en escena llamativa -que la tiene-, una dotación de serie u opcional con lo último en conectividad para atrapar a la clientela más joven -también la tiene- y, si acaso, un precio ajustado -no falla en este apartado-, pero poco más. Sin embargo, la sorpresa realmente ha llegado al subir a bordo y empezar a conducir. El nuevo Suzuki Ignis tiene un tacto de chasis agradable. Quizá sea más confortable que dinámico, pero resulta divertido de conducir en toda circunstancia. En carretera cumple por su suavidad de chasis y su aceptable aplomo, y en campo, más de lo mismo.
Sobre sus cualidades para circular fuera del asfalto, la clave está en una altura libre al suelo bastante generosa (la misma de un Suzuki Jimny), una suspensión que absorbe con eficacia, un sistema de tracción integral permanente, un control de descensos y una función que forma parte del control de estabilidad y permite optimizar la tracción en superficies con falta de adherencia. El ESP, por cierto, es desconectable, al menos a baja velocidad.
Otro elemento convincente es el motor. Sólo hay uno disponible en la gama, pero parece suficiente porque da en la diana. Es un cuatro cilindros gasolina, de 1,2 litros y 90 CV, muy voluntarioso a pesar de no tener sobrealimentación. El reducido peso del Suzuki Ignis 2017, que queda por debajo de los 900 kg ayuda a que el motor cunda, pero lo cierto es que los 90 CV y 120 Nm (sobre todo esto último) parecen más. El propulsor es suave, suficientemente enérgico y firma unos registros de consumo de entre 4,6 y 5 litros /100 km.
El 1.2 Dualjet de 90 CV se asocia a un cambio manual de cinco velocidades o a uno automático (opcional), que tiene un sobreprecio de 800 euros. También existe una variante "semihíbrida" denominada SHVS, que cuenta con una batería que aporta un empuje de unos 4 CV y que ayuda fundamentalmente a mover el coche en el momento del arranque, que es cuando se le presupone un mayor gasto de combustible. Con este sistema, el Ignis cuesta 800 euros más y se estima un que reduce su consumo unos 0,2 l/100 km. Ahora toca sacar la calculadora y echar cuentas para ver si compensa o no.
En otro orden de cosas, el nuevo Suzuki Ignis llega con una dotación de equipamiento en la que figuran elementos como el control predictivo de frenada, la alerta de cambio de carril, la alerta antifatiga, las luces LED delanteras y traseras, las pantallas de 3,5" y 7" para la instrumentación y el sistema de entretenimiento, la cámara trasera, las plataformas de Apple Car Play/Android Auto para la integración del móvil en el coche... En fin, nada mal para un modelo de su categoría.
Los precios, con descuentos ya aplicados, van de los 11.200 a los 14.450 euros. Estos descuentos son de 3.000 euros en total e incluyen: campaña comercial, plan de renovación y contrato con la financiera de la marca.