La firma francesa califica la campaña del nuevo C3 como "la nueva ofensiva de Citroën". Y no es para menos, pues se enfrenta a una nueva generación de su vehículo más vendido, el compacto C3, que desde su nacimiento en 2002 ha colocado más de 3,5 millones de unidades en todo el mundo. Y para mejorar algo bueno hay que cambiar, innovar, desde luego no quedarse atrás en las tendencias en el mundo del motor de los últimos años.
¿A qué nos referimos? A diseño por un tubo, tecnología por dos y comodidad por tres. Ya sabemos que en el mercado de hoy en día los coches nos seducen más por los ojos, por las sensaciones, que por las prestaciones. Que también siguen ahí, por supuesto, y más en lo que se refiere a temas de consumo y emisiones, viendo la época negra (en todos los sentidos) que nos está tocando vivir, pero es palpable que las principales armas con que las grandes marcas luchan en la cruenta guerra diaria de la competencia son los programas de diseño, con formas, colores y elementos que hacen bien poco eran cuestiones secundarias a la hora de lanzar un nuevo modelo o generación a los concesionarios.
El Citroën C3 es un compendio de todo ello. Lo primero que salta a su vista es sin duda la estética moderna, joven y "very very cool", con un diseño que aúna las líneas vistas en los últimos tiempos en la firma francesa principalmente en el C4 Picasso y, sobre todo, en el Cactus, con la presencia (ahora voluntaria) de los exitosos "airbump", esas franjas laterales en plástico cuya función es tanto estética como para prevenir pequeño golpes y arañazos en las puertas al abrirlas en espacios pequeños. Los airbump son ahora más estrechos, más estilizados, y con un pequeño toque de color, que los hace mucho más atractivos.
El color es seguramente la gran apuesta del nuevo C3. Dispone de hasta 36 opciones de personalización gracias a sus 12 colores, algunos de ellos verdaderamente atrevidos, sus tres colores de techo y pilares y sus cuatro ambientes interiores (uno de serie y tres opcionales). Una vez subidos al vehículo observamos que, a pesar de tratarse de un compacto de gran serie, los materiales se han cuidado, con tela por ejemplo en los paneles laterales de las puertas, una buena pantalla de siete pulgadas y un puesto de conducción cómodo y eficaz. Los 3,99 metros de longitud del vehículo han permitido crecer al espacio para las piernas de los pasajeros en 22 milímetros con respecto a la generación anterior.
En cuestión de tecnología, además de las funciones de infoentretenimiento que empiezan a ser casi obligatorias en cualquier vehículo nuevo (como Mirror Screen para compartir los contenidos de nuestro móvil; cámara de visión trasera o ayuda al arranque en pendiente, entre otras), Citroën presenta como novedad mundial la llamada ConnectedCAM, una pequeña cámara HD montada detrás del retrovisor interior, que nos sirve para tomar fotos o vídeos de la vista frontal del C3, las cuales pasan de forma automática a nuestro smartphone vía Wi-Fi interna por medio de una aplicación al efecto. Esto tiene utilidades tanto para el ocio (podremos compartir las imágenes y vídeos casi en tiempo real) como para la seguridad, pues la cámara dispone de una función emergencia que en caso de accidente o incidente nos permitirá tener un vídeo de lo ocurrido en la parte delantera del C3 desde 30 segundos antes hasta un minuto después del incidente y poder utilizarlo como prueba en el subsiguiente atestado.
El nuevo C3 llegará antes de finales de año con cuatro motores de gasolina (68, 82, 75 y 110 CV) y dos diésel (75 y 100 CV), tres niveles de equipamiento (Live, Feel y Shine), y una horquilla de precios que va de los 11.750 hasta los 16.750 euros.