El Salón EICMA de Milán será testigo de la puesta de largo de una moto muy especial, que coge el testigo de las Triumph bobber de los años 40. Tiene mucho de Bonneville, pero también gran parte de componentes creados ad hoc. Un sueño para amantes de lo vintage.
El estilo bobber tiene su origen en los años 40 cuando, terminada la II Guerra Mundial, los soldados americanos empezaron a divertirse haciendo preparaciones de motos con la vista puesta en las carreras. La idea era desproveerlas del máximo número posible de elementos superfluos para lograr un conjunto ligero. Así, los norteamericanos eliminaron los guardabarros, cambiaron los asientos originales por otros individuales más pequeños y, en contraposición, adoptaron neumáticos anchos. Misma sección de goma y mismo diámetro de llanta en ambos ejes para las bobber americanas, que solían ser Harley Davidson, Indian o incluso Triumph.
Hoy, la firma británica recoge su propia herencia y se suma a la tendencia actual de sacarle brillo a cualquier cosa que huela a vintage, con la llegada de la Triumph Bonneville Bobber. Un modelo que deriva de la T120, pero con los cambios necesarios para representar ese estilo concreto. Así, ofrece un asiento bajo (regulable), un manillar recto, llantas de radios, faro redondo y pequeño, escape bajo y recto... y otros detalles como la batería ubicada en una caja que se cierra con un cinta metálica. Todo muy original y con ese toque característico de las bobber que animaban el panorama americano hace ya 70 años.
Pero esta puesta en escena no está reñida con la modernidad. De hecho, tras ese traje se esconde una electrónica muy avanzada, digna de cualquier moto de última hornada. El ABS, el embrague antirebote, la iluminación LED en el faro trasero o los modos de conducción (carretera y lluvia) forman parte de la dotación de serie en esta Triumph que, por cierto, se mueve gracias a un motor bicilíndrico de 1.200 cc. La marca aún no ha declarado más cifras, pero sí ha dicho que será algo menos potente que en la Bonneville (80 CV) y que ofrecerá más par a menos régimen para proporcionar una fuerte sensación de pegada al girar el puño en cualquier circunstancia.
La Triumph Bonneville Bobber cuenta con un chasis específico y sólo permite llevar encima al piloto. Ni el asiento es doble ni hay estriberas para pasajero. Eso sí, hay un sinfín de accesorios a elegir (más de 150) para personalizar aún más el estilo de la moto. En el listado de elementos figura, por ejemplo, un manillar tipo "cuelgamonos", perfecto para aquellos que no quieran pasar desapercibidos.
Disponible en cuatro colores, gris mate, verde, rojo y negro, esta Triumph tan especial saldrá al mercado en febrero de 2017 con un precio cercano a los 13.000 euros.