El movimiento se demuestra andando. Esta premisa, en el mundo del motor, es incuestionable. Basta que un vehículo funcione, para que haya que ir pensando en evolucionarlo, en no quedarse anquilosado, en un continuo crecimiento, antes que morir de éxito por anquilosarse en una idea, por muy buena que sea. Y esto es sin duda lo que sucede con el mítico Volkswagen Escarabajo. El Beetle se había quedado parado en 2012, cuando se presentó la tercera generación, de la que ahora llega un lavado de cara en espera de otra gran evolución en un futuro cercano.
Los principales cambios estéticos radican en unos nuevos parachoques delanteros y traseros y unos grupos ópticos un pelín más oscurecidos. No son grandes cambios, evidentemente, pero sí llegan a la categoría de restyling, que tanto se lleva últimamente.
La gama de motores no cambia, con una oferta de tres gasolina (1.2 TSI de 105 CV, 1.4 TSI de 150 CV y un 2.0 TSI de 220 CV) y dos diésel (ambos 2.0 TDI de 110 y de 150 CV). Pero lo que sí podíamos tildar de excelsa ?novedad? es la llegada de una versión ciertamente atractiva como es el Volkswagen Beetle Dune, un acercamiento del mito al mundo SUV y 4x4.
Se agarra al tirón de los SUV
El Dune da un paso más allá en la belleza intrínseca de este mítico modelo y nos ofrece unos detallitos todocamino como una mayor altura libre al suelo, vías ensanchadas, ribetes negros en los pasos de rueda, parachoques protegidos, etc. Y si a ello le añadimos una gama de colores muy atractiva (en la que destaca un precioso 'amarillo sandstrom metalizado'), tenemos, de nuevo, un escarabajo realmente pintón.
Se ofrece tanto en carrocería coupé (desde 25.200 euros) como en cabrio (desde 29.400 euros), y en su interior destacan sus salpicaderos lacados del mismo color que la carrocería.
Comparte tres motores de la gama del Beetle 2017, los gasolina de 150 y 220 CV de y el TDI diésel de 150 CV, con transmisiones que son manuales de serie y DSG en opción.
En definitiva, que una vez más, Volkswagen sorprende con su modelo más histórico, que se resiste a envejecer con la consabida fórmula que renovarse es renacer un poquito cada día.