Por fin, después de muchos meses de espera, Bugatti ha 'parido' a la nueva bestia que sucederá al ya mítico Veyron: el Bugatti Chiron veía ayer la luz en el Salón del Automóvil de Ginebra con enorme expectación... Y no ha defraudado.
Con un diseño notablemente más afilado que el del Veyron, el Bugatti Chiron ha llamado la atención visto desde fuera pero, sobre todo, al conocer las prestaciones que ofrecerá su motor W16 de ocho litros de cilindrada y cuatro turbos que entrega hasta 1.500 CV de potencia: ¡acelera de 0 a 100 km/h en menos de 2,5 segundos y su velocidad máxima ha sido limitada por el fabricante a 420 km/h!
El Bugatti Veyron, que durante una década representó la cima de los hiperdeportivos, se quedaba en 'solo' 1.200 caballos y, aunque llegó a ser el coche más rápido del mundo, no llegaba a las prestaciones de su sucesor: el Chiron es capaz de completar el 0-300 km/h en menos de 13,5 segundos, quizás el dato que mejor refleja hasta dónde es capaz de llegar. ¿Será capaz de arrebatarle el récord del coche más veloz del mundo al Hennessey Venom GT y devolverse a Bugatti?
Más agresivo por fuera...
Pero, como se puede apreciar en las primeras imágenes desveladas por Bugatti, el Chiron ha evolucionado también por fuera, más allá de lo que esconde su mecánica. Su nuevo cuerpo, construido en fibra de carbono sobre un chasis renovado, proyecta un diseño más agresivo, vestido por los 'pies' con unos llamativos neumáticos Michelin construidos para la ocasión, con medidas de 285/30 R20 en las ruedas delanteras y 355/25 R21, en las traseras, lo que representa un tamaño 14 y un 12 por ciento más grandes, respectivamente, respecto a los del Veyron. La tracción, como cabía esperar, es a las cuatro ruedas.
Por otro lado, el Bugatti Chiron estrena también un chasis adaptativo que dispone de cinco programas de actuación, cada uno de los cuales varía automáticamente factores como la altura de la carrocería, los amortiguadores, la dirección asistida, la tracción a las cuatro ruedas (hay un modo 'drift'), el diferencial trasero, la aerodinámica activa o el ESP para dar un estilo de conducción u otro en función de los gustos y necesidades en cada momento: el modo 'Lift' se usa para salvar superficies irregulares; a los 50 km/h este se desconecta y pasa al programa 'EB Auto', que funciona hasta los 180 km/h, velocidad a partir de la cual se activa el 'Autobahn' para garantizar el par a velocidades de hasta 380 km/h; el modo Handling se activa para sacarle todo el jugo al Chiron en circuitos; y el programa 'Top Speed', que como ocurría en el Veyron se activa mediante una llave, borra todos las barreras electrónicas para alcanzar esa velocidad máxima autolimitada por encima de los 400 km/h.
... Y muy minimalista y lujoso por dentro
Por dentro, el Chiron demuestra que lujo y exclusividad no tienen por qué equivaler siempre a un estilo recargado. El habitáculo presenta un diseño muy minimalista, en el que destaca el hecho de que la consola central, normalmente abarrotada en otros coches de múltiples mandos, sólo agrupe los controles de climatización y la palanca de cambios.
Y lo mismo ocurre en el cuadro de mandos: su instrumentación es simple y elegante, con el velocímetro analógico en el centro escoltado por dos pantallas a ambos lados en las que se proyectará todo la información sobre la conducción y las opciones del sistema de infotenimento.
Y cuando se habla de lujo en el Chiron, ha de escribirse con mayúsculas, pues hasta utiliza diamantes de un quilate incrustados en cada uno de sus cuatro altavoces, cuyos creadores aseguran que desempeñan una función como material en la reproducción de sonido de alta frecuencia.
Por 2,4 millones... antes de impuestos
Como era de esperar, a tenor de la experiencia con el Veyron, la oferta de unidades del Bugatti Chiron será muy limitada y exclusiva: se fabricarán 500 unidades (frente a las 450 del predecesor) a un precio de unos 2,4 millones de euros, por encima de los 2,2 millones aproximados que costaba en su día el Veyron. Eso sí, un tercio de esa producción ya está colocada, a pesar de que las primeras unidades no serán entregadas hasta el próximo otoño.
Ahora solo falta saber si Bugatti se lo ha montado esta vez mejor que con el Veyron para poder obtener réditos no solo en términos de imagen sino también monetarios: con el Veyron, la filial del Grupo Volkswagen perdió casi cinco millones de euros con cada unidad que fabricó y vendió, convirtiéndose así en un coche único pero también referente en cuánto se puede llegar a sacrificar para disfrutar de una notable reputación de marca.