Motor

La leyenda (negra) de Mike Hawthorn, el culpable del peor accidente de la historia

Mike Hawthorn (1929-1959) tiene el honor de ser el primer piloto británico que ganó el Mundial de Fórmula Uno (en 1958, con Ferrari)... y de ser uno de los pilotos más denostados de la historia. Hawthorn fue el culpable, entre otros, del mayor accidente de la historia del automovilismo, el que causó 85 muertos en las 24 Horas de Le Mans de 1955.

El pasado 22 de enero se cumplieron 60 años de la muerte de Mike Hawthorn en un accidente de tráfico al sur de Londres. El vigente campéon de Fórmula Uno (ganó el Mundial en 1958, tras lo cual se retiró) murió al estrellar su Jaguar 3.4 Mk 1 contra un camión primero, y luego contra un árbol tras picarse con su amigo Rob Walker, que conducía un Mercedes-Benz 300SL.

Hay quien ha llegado a decir que el accidente que segó la vida de Hawthorn fue un "castigo divino" por su implicación en el accidente de Le Mans, cuando competía por la victoria, a bordo de un Jaguar D-Type, frente al Mercedes-Benz 300SLR de uno de los grandes mitos de las cuatro ruedas, Juan Manuel Fangio.

La tragedia de Le Mans

Según cuenta Jesús Benítez en su libro "Crash, los accidentes más famosos de la historia" (PoeBooks, 2016), "En los anales de la historia del automovilismo figura el accidente ocurrido en las 24 Horas de Le Mans en 1955 como el más trágico de todos los tiempos, y que para muchos es el punto de partida en el historial de los ocurridos en las competiciones modernas. Aquel año hacía solo un lustro que habían nacido la Fórmula Uno y el Mundial de Motociclismo. El 11 de junio de 1955 el mundo se horrorizó al ver las imágenes que se ofrecieron en las incipientes cadenas de televisión y en la prensa escrita. El balance final fue de 87 muertos, entre ellos el piloto causante del desastre, el francés Pierre Levegh, y más de 150 heridos que fueron atendidos a duras penas por los desbordados servicios de seguridad mientras la carrera continuaba hasta su final. El accidente fue recogido fielmente por cámaras de cine y reveló lo ocurrido, que supuso un antes y un después en lo que a protección de los espectadores se refiere.

Se llevaban casi dos horas y media de carrera cuando al comienzo de la recta principal del circuito francés el líder Mike Hawthorn (Jaguar D Type) se disponía a adelantar a Lance Macklin (Austin Healey 100S), ambos británicos. Justo al comienzo de la maniobra los mecánicos indicaron a Hawthorn que entrara a boxes sin completar la vuelta, de casi 14 kilómetros. Hawthorn apuró al máximo el adelantamiento e hizo un frenazo violento para detenerse en boxes, lo que obligó a Macklin no solo a frenar sino a también a dar un golpe de volante a su izquierda para esquivarle, sin darse cuenta de que el francés Pierre Levegh (Mercedes SLR 300) iba a adelantar a ambos a más de 200 km/h. La colisión provocó que el Mercedes de Levegh se subiera literalmente por la carrocería del Austin y la diferencia de velocidad provocó un efecto catapulta. El Mercedes salió proyectado contra el público. Antes de caer e incendiarse entre la multitud perdió varias piezas, entre ellas el capó anterior que hizo de guillotina al volar a ras de las gradas.

Tragedia de Le Mans: el cuerpo sin vida de Levegh quedó en medio de la pista

No hubo nunca una investigación oficial que determinara las causas de la tragedia y el caso se cerró como un accidente de competición inevitable, aunque varios pilotos, como Stirling Moss, señalaron a Hawthorn como culpable al frenar y, a continuación, cerrar a Macklin, lo que motivó que este hiciera una brusca maniobra para esquivarle e invadiera la trazada de Levegh, que iba a mucha más velocidad que ambos. Levegh se dio cuenta de la inevitable colisión, ya que instantes antes levantó un brazo para avisar a Fangio, que le seguía a escasos metros. Este reconoció que ese gesto le salvó la vida.

Una sencilla placa rememora la tragedia de Le Mans 1955 en el circuito francés

Inexplicablemente, la carrera no se detuvo, aunque Mercedes retiró sus coches en señal de duelo. Hawthorn fue el vencedor y, tras la magnitud del desastre, Mercedes Benz abandonaría la competición, a pesar de haber ganado aquel año tanto el Mundial de Fórmula Uno por segunda vez consecutiva con Juan Manuel Fangio, como el de Resistencia, aunque oficialmente esta competición no comenzó hasta 1958. La penitencia que se autoimpuso la marca de la estrella duró hasta 1993, año en el que volvió a competir tecnológicamente suministrando motores a Sauber, y en 1995 también a McLaren. En 2010 volvió en toda la extensión de la palabra primero como Mercedes GP y, a partir de 2012, como Mercedes AMG F1 Team". A día de hoy, recién estrenado 2019, Mercedes ha ganado los últimos cinco Mundiales de F1 con Lewis Hamilton y Nico Rosberg.

Y no fue este el único incidente con resultado de muerte en un circuito en el que estuvo implicado Hawthorn. Jesús Benítez cuenta también en "Crash" que "el primer piloto de Fórmula Uno muerto en el curso de un Gran Premio europeo fue el italiano Luigi Musso, en el GP de Francia disputado en Reims el 6 de julio de 1958. La carrera de Reims estaba organizada por los productores de champán de la zona y era la mejor dotada de todo el calendario. Musso, de 33 años y tercero en el campeonato de 1957, perseguía con su Ferrari al líder Mike Hawthorn, al que había alcanzado tras una mala salida, cuando perdió el control de su monoplaza. El cuerpo de Musso quedó destrozado en medio del amasijo de hierros de su máquina. De nuevo, como en el accidente de Le Mans en 1955, las sombras se cernieron sobre el papel de Hawthorn en el accidente, ya que le acusaron de propiciarlo al frenar en plena trazada para forzar un cambio de trayectoria de Musso, lo que le costó perder el control del vehículo".

Primer británico campeón de F1

Evidentemente, si Mike Hawthorn no fuera uno de los primeros mitos del automovilismo de competición, su leyenda (negra) no sería tan famosa. En Gran Bretaña no le ven desde luego con los mismos ojos que en el resto del Planeta Asfalto, no en vano el conocido como "Gay Gallant" ("caballero dicharachero"), fue el primer británico campeón de Fórmula Uno, en 1958, con Ferrari. Y eso que Hawthorn solo ganó tres grandes premios en toda su carrera (GP de Francia en 1953 y 1958, y el GP de España, en el circuito barcelonés de Pedralbes, en 1954). De hecho, comparte con Keke Rosberg el "honor" de ser el único piloto campeón de Fórmula Uno tras ganar solo una carrera en la temporada en la que ganó el Mundial, 1958.

Mike Hawthorn, el "caballero dicharachero"

Hawthorn pertenece también a la reducida élite de pilotos que se han proclamado campeones de Fórmula Uno y de las 24 Horas de Le Mans. Eso sí, el título en la carrera francesa tuvo lugar aquel aciago 11 de junio de 1955. Porque el piloto que provocó el peor accidente de la historia... ganó esa misma carrera. Nunca hubo una investigación oficial de lo ocurrido, y de hecho durante muchos años se culpó a Pierre Levegh, una de las 87 víctimas mortales, de ser el culpable de la tragedia. Tan solo muchos años después, cuando fueron apareciendo filmaciones de aficionados presentes en el circuito, por fin se pudo ver que la incomprensible maniobra de Hawthorn al frenar nada más adelantar a Macklin fue la que desencadenó el fatal accidente.

Hawthorn, el día que ganó el GP de España de F1 de 1954, con Ferrari

Hawthorn, típico "caballero piloto" de aquellos primeros años de la Fórmula Uno, hijo del dueño de un taller mecánico y de preparación de coches de Yorkshire (Inglaterra), se transformaba al subirse a un monoplaza. Si fuera del asfalto era un tipo afable, divertido y muy mediático y fotogénico (de ahí su apodo, "Gay Gallant"), cuando se ponía al volante de un bólido se convertía en una auténtica "bestia" incapaz de asumir que podía haber coches más veloces que él.

Así quedó el Jaguar de Mike Hawthorn en el que encontró la muerte

Murió al picarse con un amigo tan solo unos meses después de proclamarse campeón de Fórmula Uno y de retirarse de la competición. Según se ha podido saber después, sufría una enfermedad congénita en un riñón, y los médicos le habían pronosticada que solo viviría unos meses más. Quizá, en el fondo, el campeón más rubio de la Fórmula Uno deseaba morir en el asfalto, y no en una cama de frío hospital...

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