
En estos tiempos tan convulsos en la industria de la automoción un segmento se está imponiendo por encima de los demás: los SUV. Los todocamino, con su canibalismo innato, está "comiéndose" al resto de los segmentos. Y ha empezado por el que estaba muy de moda hace nada: los monovolúmenes.
Hace no muchos años, los conductores españoles se dividían entre los que tenían un monovolumen y los que "bautizaban" a los enormes vehículos familiares como "mongovolúmenes". Para unos estos mastondontes, en muchos casos de hasta nueve plazas, eran la solución perfecta para un coche familiar, o comunitario, en el que poder hacer largos desplazamientos con todas las comodidades (asientos modulares, huecos para guardar juguetes, amplitud general...). Para otros, eran el mejor síntoma de haberse "hecho mayor", y que el coche pasara de ser un elemento de placer a un "electrodoméstico" más del hogar.

Hoy la cosa es muy distinta. Como suele suceder con muchas modas, estas son pasajeras, lo cual define a la perfección cuál es la situación actual de los monovolúmenes. Y no hace falta que viajemos muchos años en el tiempo. Nos sirven unos datos tan cercanos como los de 2014 para darnos cuenta de la lenta agonía que vive el segmento "grande" del mercado automovilístico. Aquel año, cuando por fin parecía que se salía de la crisis, pero el automóvil seguía con cifras bajo mínimos, se vendieron en total 855.000 turismos. Pues bien, de ellos, más de 100.000 eran monovolúmenes. Hoy, recién finalizado 2018, las ventas de monovolúmenes apenas superan las 60.000 unidades.

A fecha de hoy, el monovolumen más vendido en el mercado español es el Citroën C4 SpaceTourer, antes conocido como Picasso, con más de 13.000 unidades matriculadas. Le sigue el Kia Carens, con casi 12.000 matriculaciones. Y, en tercera posición, otro clásico del segmento, el Renault Scénic, con cerca de 9.000 unidades. Como vemos, el podio del segmento lo ocupan tres denominaciones muy conocidas en el segmento, que llevan muchos años dando "guerra" en el sector, y que a fecha de enero de 2019 aglutinan más del 50 por ciento de las ventas del segmento.
Junto a ellos, otros "supervivientes" del otrora vehículo de moda pueden ser el Dacia Lodgy (4.515 ventas en 2018), el Mercedes Clase B (3.541, si bien acaba de llegar una nueva generación), el Opel Zafira (5.445), el Seat Alhambra (1.422), el Toyota Verso (1.289), y los Volkswagen Sharan (solo 828 ventas en 2018) y Touran (6.319). Como podemos ver, si el segmento monovolumen languidece, el subsegmento "monovolumen grande" es un auténtico "zombi", con tan solo un puñado de modelos que siguen la estela de modelos tan míticos como fallecidos como, por ejemplo, el Chrysler (luego Lancia) Voyager.
La "dictadura SUV"
¿Y por qué de esta muerte anunciada? Evidentemente, por las preferencias del mercado desde hace una década, cuando el Nissan Quashqai llegó para revolucionarlo todo. El SUV hoy más vendido en nuestro país fue también el vehículo revolucionario que acuñó el segmento "crossover" (mezcla) para definir un vehículo que aunaba las ventajas de los familiares con ciertas capacidades todoterreno. Nació así el "todocamino", que a día de hoy es más conocido como SUV ("Sport Utility Vehicle). Pues bien, el SUV no solo aprovechó esa "mezcla" de carrocería y prestaciones asfalto-camperas, sino que se tiró a la yugular de los vehículos que vendían el espacio interior como su principal cualidad. De esta forma, se vieron afectados en primer lugar, por supuesto, los monovolúmenes; y en segundo, las berlinas, ese tipo de vehículo que lleva toda la vida entre nosotros, y que parecía que se iba a quedar otra vida más, pero que también empieza a estar señalado para "jubilarse", si bien su resistencia es y será mayor que los monovolúmenes (ahí está el reciente lanzamiento del Peugeot 508).
Además, el segmento SUV no solo "devoró" a muchos monovolúmenes, también consiguió que muchos de estos antiguos modelos se "metarfosearan", con el mismo nombre, para pasar de monovolumen a todo camino. Esto se ve claramente en Peugeot, cuyos modelos 3008 y 5008 eran claros monovolúmenes en sus primeras generaciones, pero que supieron ver, y muy bien, el cambio de tendencia, y se adaptaron, por fuera y por dentro, sin ninguna vergüenza a la nueva moda "campera". En especial el segundo, el 5008, uno de los primeros en venderse en masa como "SUV grande", con el reclamo tan familiar de las siete plazas. El Peugeot 3008, de hecho, fue el "Coche del Año en Europa 2017", síntoma del acierto de la firma francesa en la adaptación de sus monovolúmenes.
Otra razón de la "muerte" del monovolumen puede ser sin duda el gusto creciente en los últimos años por las furgonetas para pasajeros, modelos de vehículos que a medida que llegan nuevas tecnologías se están adaptando perfectamente al segmento "turismo", y hoy no son más que "monovolúmenes adaptados". Hablamos de modelos como el Citroën SpaceTourer, el Fiat Dobló, el Ford Transit Connect, los Mercedes Citan o Marco Polo, los Nissan NV200 y 300, los Opel Combo Life o Vivaro, los Peugeot Rifter o Traveller, etc. Pero es que, además, están llegando las primeras versiones "Camper" de muchas de estas "fregonetas" que están logrando captar a un público, joven y menos joven, que empiezan a cogerle el gusto a estos vehículos "crossover" (mezcla), que van perfectos para excursiones o vacaciones... pero que se comportan a la perfección por ciudad también.
Cementerio de elefantes
De esta forma, sirva este artículo para decir "adiós" a muchos modelos que fueron parte de nuestro día a día hace bien poco (recordemos, 2014), y que hoy han subido al cielo de los modelos descatalogados, si bien algunos de ellos todavía permanecen en stock en algunos concesionarios. Hablamos de los Chevrolet Malibú y Orlando; el Citroën C8, el referido Chrysler (Lancia) Voyager, los Mazda5 o MPV; el Nissan Note, los Opel Agila, Antara y Meriva; los "antiguos" Peugeot 2008, 3008 y 5008; el Renault Grand Espace, el Seat Altea o los Tata Aria y Vista. Demasiados modelos fenecidos en tan solo cuatro años.

Toyota TJ Cruiser, ¿el futuro?
Pero la historia está para reescribirse, y eso es lo que parece pretender Toyota con el prototipo que acaba de presentar en el reciente Salón de Tokio. Se trata del TJ Cruiser, un vehículo que pretende recoger el legado de los monovolúmenes para introducirlo en el ADN de un SUV. ¿El resultado? Un vehículo de grandes dimensiones (monovolumen), con las líneas muy rectas intentando emular la estética todoterreno (SUV), con las puertas traseras corredizas (furgonetas), amplio maletero y espacio de carga para objetos de hasta tres metros de longitud, propulsión híbrida, tracción total, etc. Sin duda alguna, un "verdadero crossover", en esa lucha sempiterna de las marcas por atraer a un solo vehículo a clientes de varios segmentos diferentes.