El BMW M5 es la versión más deportiva de la Serie 5 y una de las berlinas más salvajes de la gama actual de BMW, que no es precisamente escasa en este tipo de coches. Parte de la base de un Serie 5, pero sus pretensiones van mucho más allá. En realidad, no creo que sea una alternativa a cualquier otra variante de la Serie, a pesar de su enfoque familiar, su habitabilidad y sus cualidades prácticas, que permanecen intactas. Pero no, no es una alternativa porque tras ese traje se esconde un deportivo para manos experimentadas y ávidas de sensaciones. No es un coche apto para cualquier usuario, en resumidas cuentas.
Para esos conductores 'rapidillos' siempre estarán las versiones 540i y 550i, que ya cuentan con motores 'gordos' para disfrutar al volante, pero eso sí, sin perder aptitudes de confort y sin exigir tanto a quien se pone a los mandos. El M5 es otra historia, es un coche de prestaciones realmente exuberantes, que deja en evidencia por lo que transmite incluso a ciertos modelos de Audi con apellido RS.
Cuando probé la generación anterior del M5, que era bastante parecida por motor (un V8 sobrealimentado de 560 CV, que llegaban a ser 600 en algunas versiones), me quedé con la sensación de que era un coche apasionante pero salvaje. Algo desequilibrado, incluso, porque la potencia llegaba de una manera muy abrupta a un eje trasero que, en ocasiones, no era capaz de digerir la caballería. Y esto, en entornos cerrados al tráfico puede estar bien porque permite divertirse sin límites, pero en carretera abierta impide circular con normalidad.
Basta un tramo con firme en mal estado, un asfalto menos abrasivo de lo habitual o, simplemente, un día de lluvia, para que la experiencia a bordo de un M5 de aquella generación se vuelva inquietante. A todo se acostumbra uno, ojo. Muy probablemente quien conduzca habitualmente este coche sepa hasta dónde puede llegar con él en cada momento, pero lo que está claro es que es difícil extraer todo el potencial a la mínima que las condiciones no son las adecuadas.
El primer ///M que permite elegir la tracción
¿Y qué me encuentro en el nuevo BMW M5 que hoy tengo entre manos? Justo lo contrario. Dos ejes con sus cuatro ruedas, preparados para enrollar el asfalto a su paso, sin dejarse por el camino ni medio caballo. Sí, el nuevo M5 tiene tracción total. Pero aquí va un mensaje para los puristas de la saga ///M: existe un modo para convertir al coche en un tracción trasera. Menuda genialidad la del equipo de desarrollo del coche, porque así, todos contentos.
El motor V8 biturbo de 4,4 litros ha aumentado su potencia hasta los 600 CV (y 750 Nm de par) y, gracias a las cuatro ruedas motrices, en el M5 se puede pisar ahora el pedal derecho sin contemplaciones y sin miedo a perder tracción. Esto no solo ayuda a sacar provecho a la bestia que hay bajo el capó, sino que aporta un punto de cordura en la conducción y aumenta la seguridad cuando las cosas se ponen delicadas en entornos resbaladizos.
Pero ¿qué pasa si no busco la cordura? ¿Y si lo que me apetece es dejar en libertad a la manada de potros salvajes y bailar con el eje trasero? Pues dicho y hecho: basta con entrar en el menú, en la puesta a punto de los modos M1 y M2, y dar la orden de desacoplar el eje delantero en el sistema de tracción, para que toda la fuerza llegue a las ruedas posteriores. Aquí también se pueden liberar los controles de tracción y estabilidad, y manejar parámetros relativos al tren de rodaje, la dirección y el cambio automático de 8 velocidades, entre otros. La idea es poder configurar modos personalizados para una conducción deportiva, que se puedan activar con los dos botones mágicos de color rojo situados en el volante, propios y exclusivos del BMW M5.
Para quedarse literalmente pegado al asiento
Las prestaciones de esta mole de 2 toneladas son de locos. El M5 puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, que es exactamente el mismo tiempo que necesita un Ferrari GTC4 Lusso con motor V12 de casi 700 CV y casi medio segundo menos de lo que invierte un Porsche Panamera Turbo. De locos, decía. No me quedo corto. Y el consumo va acorde, porque esos 10,5 litros /100 km que anuncia en la ficha técnica son, en la práctica, realmente difíciles de alcanzar. Este motor es muy sensible al uso del acelerador y, basta con jugar a exprimirlo apenas un 10% del tiempo de uso para ver como el depósito de 68 litros de sin plomo 98 se volatiliza sin apenas darte cuenta. ¿Otra vez a la gasolinera? Sí, amigo, es el precio a pagar por tener en tu garaje uno de los coches más prestacionales del mercado.
También puede uno optar por conducir siempre a punta de gas para alcanzar cifras más cabales, pero entonces, dos apuntes: A) el V8 biturbo es tragón por naturaleza y nunca llegará a cundir del todo el esfuerzo; B) para eso, mejor hacerse con un M550d, que es otra bestia remolcadora con más par motor incluso que el M5 y capaz de consumir la mitad sin despeinarse.
El BMW M5 es un coche para disfrutar rodando a ritmo elevado, si bien existen unos modos de conducción (sport, sport + y comfort) que permiten hacer el comportamiento más civilizado si así se requiere. El más suave ayuda a dulcificar la respuesta del chasis cuando se quiere conducir a ritmo tranquil. Y lo consigue en gran medida, pero cabe resaltar que, incluso con esta función activada, la suspensión sigue siendo más rígida de lo habitual en una berlina de este segmento, especialmente la del eje trasero.
La balanza dicta sentencia
Por lo demás, el M5 actual es un coche que se asienta sobre una plataforma nueva y muy certera desde casi cualquier punto de vista. Se trata de una berlina que roza los 5 metros de longitud, con un interior amplio en sus dos filas de asientos y con un maletero de 530 litros.
Entre sus elementos distintivos, motor aparte, figuran algunos detalles como el volante M con costuras en el aro y grandes levas que giran solidarias al volante, el pomo del cambio de diseño específico, los asientos deportivos con logo M5 en los reposcabezas, los cinturones de seguridad con la banda roja y azul, las taloneras con logo M5, las llantas específicas… También son propios los paragolpes, el difusor, las salidas de escape, las costuras en salpicadero y asientos o la instrumentación digital.
En fin, que los 136.700 euros de partida que cuesta, se justifican en parte por motor, chasis, y equipamiento… Aún así, habrá a quien no le salgan las cuentas. Por este precio es posible configurar un garaje con un BMW 530i, un Mini Cooper y un BMW i3. Completito y 'sin salir de casa'. Y aún sobran casi 20.000 euros para ir pagando gastos. Ninguno de estos tres coches es precisamente asequible, así que ese garaje podría ser incluso más prolífico. Queda claro que un BMW M5 es un coche muy serio, con un precio que no es tampoco ninguna risa. Por poner otro ejemplo bastante visual, casi la mitad de la gama Porsche 911 es más asequible que un M5 sin extras. La pregunta es, ¿cuánto cuesta la exclusividad? Y, sobre todo, ¿qué berlina es capaz de ofrecer sensaciones semejantes? Dejando a un lado al Mercedes-AMG E63 S, probablemente, ninguna.
Lo más destacable
- prestaciones y puesta a punto de chasis
- posibilidad de elegir entre tracción trasera y total
- diseño diferenciador sin caer en excesos
Lo mejorable
- precio
- consumo de combustible
- peso
Ficha técnica
Motor: gasolina, V8, turbo 4.395 cc
Potencia: 600 CV a 5.600 – 6.700 rpm
Par motor: 750 Nm a 1.800 – 5.600 rpm
Consumo mixto oficial: 10,5 l/100 km
Transmisión: automática, 8 velocidades
Maletero: 530 litros
Velocidad máxima: 250 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 3,4 segundos
Precio: 136.700 euros