El segmento compacto es importante para la firma de la estrella. No en vano, fue aquí donde se inició la revolución de "algo está pasando en Mercedes" hace ya algo más de seis años. Primero fue la Clase B, luego la Clase A (aún vigente, a punto ya de desaparecer) y otros tantos modelos pertenecientes a diferentes categorías, cuyo radical cambio de diseño rompía las reglas tradicionales en la marca y era capaz de llegar a nuevos clientes. La marca lo necesitaba. Se estaba quedando atrás frente a las premium con las que debía rivalizar y aquello supuso un soplo de aire fresco para darle la vuelta al mercado y volver a situar a la estrella (en un tiempo récord) en las primeras posiciones.
Transcurrido ya el ciclo de vida del Mercedes-Benz Clase A de la generación actual, toca ya dar la bienvenida al nuevo modelo que, aunque no lo parezca a simple vista, ha cambiado bastante. En la marca parecen seguir la tendencia de competidores como Audi que, si bien son continuistas en la parte exterior, guardan la verdadera revolución para la parte interior.
¿Qué esconde bajo la piel la nueva Clase A?
El nuevo Clase A 2018 tiene una silueta parecida a la del modelo anterior, aunque es cierto que los faros y pilotos, que al final son los elementos que mayor personalidad imprimen a un coche, son diferentes y responden a las nuevas directrices de diseño de los Mercedes de última hornada. Sus dimensiones crecen ligeramente en longitud y batalla, no mucho, pero lo justo para que haya un cierta mejora en habitabilidad (sobre todo en las plazas traseras) y en capacidad del maletero, que ha crecido 29 litros hasta situarse en unos más que correctos 370 litros de capacidad mínima sin abatir asientos.
Pero es el diseño interior y la funcionalidad de lo que todo el mundo hablará cuando se refiera al nuevo Mercedes Clase A. Y no es para menos, porque las formas de la consola y la instrumentación están llamadas a convertirse en la referencia del segmento. En un momento en el que las pantallas se convierten en protagonistas en los interiores de los coches, Mercedes apuesta nada menos que por dos displays enlazados de 10,25 pulgadas cada uno, que forman una amplia superficie digital de formas horizontales que empieza en el cuadro de instrumentos y termina en la zona del salpicadero del copiloto.
Por debajo, tres salidas de aire tipo turbina, una hilera de botones y una consola secundaria en el túnel central que agrupa funciones de cierta importancia. Esta última se acopla perfectamente en esta zona porque el selector del cambio automático es un mando satélite situado en la columna de la dirección. Todo el conjunto que acabamos de describir es más propio de berlina premium que de un compacto, de hecho, recuerda a modelos importantes de la gama Mercedes como pueda ser la Clase E. Así que, por su puesta en escena, no tenemos duda de que este interior será el preferido del segmento compacto, al menos durante un cierto tiempo, hasta que los rivales empiecen a plantarle cara con nuevas apuestas en las nuevas generaciones que están por venir.
El sistema de infotainment MBUX cuenta con esas dos pantallas de 10,25" que citábamos unas líneas antes (opcionales, las de serie son de 7" cada una) y ofrece interesantes funciones como el reconocimiento de órdenes vocales que responde al comando de voz "Hey Mercedes", que permite hacer búsquedas de todo tipo sin apartar la vista de la carretera ni tocar botón o pantalla alguna. Basta decir cosas como "tengo frío, tengo hambre o quiero ir a la calle…" para que el sistema sepa que debe modificar el climatizador, buscar un restaurante o introducir una dirección en el navegador.
También es novedosa la llave digital adhesiva, que convierte un móvil en un control remoto del coche simplemente pegando una pegatina en su parte trasera. Y nuevo es, también, el programa de carsharing entre particulares que ofrece la marca en el nuevo Clase A. La idea es que el propietario de este Mercedes pueda compartir su coche mediante el uso de una app móvil con varias personas conocidas. Se plantea como algo parecido a lo que el grupo BMW acaba de lanzar bajo la denominación Mini Sharing, a diferencia de que el de Mercedes no acarrea ningún tipo de coste (al menos de momento).
Dos motores y una dinámica muy buena
Los motores que el usuario puede elegir en el momento del lanzamiento son un diésel y un gasolina. El primero corresponde a la versión A 180d y se trata de un 1.5 de 116 CV asociado en exclusiva al cambio automático de doble embrague y 7 velocidades (7G-DCT); el segundo pertenece a la versión A 200 y es un 1.3 de 163 CV, que sí existe con cambio manual como arranque de gama y puede montar el automático 7G-DCT en opción.
Más adelante llegará para completar la gama un motor de gasolina más potente, el A 250 de 2 litros y 224 CV, que además irá asociado al sistema de tracción total 4Matic.
En el apartado dinámico, el nuevo Mercedes Clase A se beneficia de una carrocería más rígida y ligera que antes, de un chasis rediseñado y de un importante trabajo llevado a cabo en materia de insonorización del habitáculo. El resultado es un coche más silencioso y confortable que, a pesar de haber perdido un punto en deportividad, sigue siendo dinámico y muy equilibrado.
En materia de seguridad llegan asistentes como el detector activo de cambio de carril o el asistente de frenado activo. Y entre la dotación de serie no faltan elementos como:
- cámara de visión trasera
- sistema de infotainment MBUX
- touchpad
- acabado progressive
- climatizador
- faros Full Led
Ya disponible, el nuevo Clase A está a la venta con estos precios de partida:
Mercedes-Benz A 200 (manual): 31.400 euros
Mercedes-Benz A 180d 7G-DCT: 32.700 euros