
En anteriores ediciones hemos comentado distintos apartados orientados a evitar accidentes de tráfico y ser conductores más seguros. Hemos explicado cómo funcionan los controles de seguridad activos y pasivos de los coches, ya que entender cómo funcionan nos ayudará a poder reaccionar de una manera más eficiente ante una situación de riesgo. Por ejemplo, conocer el funcionamiento de los sistemas ESP nos permite pisar el freno a fondo en una situación de emergencia e intentar girar, sin preocuparnos de si las ruedas se bloquearán o si perderemos el control del coche. Más noticias en la revista digital gratuita Seguros.
Claro está, y lo hemos dicho también varias veces, la física siempre se antepone, y hay situaciones en las que ni estos sistemas son capaces de corregir los problemas, y de ahí las recomendaciones de hacer cursos de conducción segura, para prevenir y saber reaccionar correctamente.
Más pronto que tarde entrarán en juego los vehículos con conducción autónoma, que van a revolucionar muchas cosas, entre ellas el proceso y las responsabilidades en caso de accidente.
Pero si ni aun así se puede evitar el accidente, hay varias cosas que podemos hacer para prevenir problemas mayores. Lo principal, además de obligatorio, es usar el cinturón de seguridad. Después, pasamos a estar sentados correctamente. Si conducimos con los brazos o las piernas demasiado estiradas, al desacelerar bruscamente podemos partirnos el hombro o la cadera, ya que al no estar flexionado el codo o la rodilla, todo el movimiento se desplaza hasta la articulación.
Por lo tanto, es importante tener los brazos y las piernas correctamente colocados, ya que podrán doblarse los codos y las rodillas. Por último, es recomendable poner los brazos pegados al pecho. Antiguamente, al chocar, la dirección podía girar bruscamente y partir la muñeca del conductor, aunque hoy en día es más raro que esto ocurra.
Qué hacer en caso de accidente
Una vez ocurrido el accidente, primero compruebe que está bien, sea conductor o acompañante. Si está bien ayude a quien lo necesite, siempre salvaguardando su seguridad -por ejemplo si pasan coches cerca-. Si hay heridos, lo principal será ponerse en contacto con el 112 y dar toda la información posible, especialmente la ubicación y la gravedad de las heridas.
Tras esto podemos socorrer a los heridos, pero solo si sabemos lo que hacemos. No debemos dejar que los nervios de la situación nos hagan cometer imprudencias, aunque es algo muy difícil de controlar. En muchas situaciones podemos empeorar la gravedad de las heridas si no sabemos lo que hacemos, como por ejemplo quitarle el casco a un motorista o mover a un herido que está sangrando porque algún objeto se ha clavado. Por ejemplo, al remover el objeto podemos acelerar la pérdida de sangre y empeorar la situación.
Además, las personas en shock y con pérdida de sangre pierden temperatura muy rápidamente, por lo que habría que taparles con alguna manta térmica si se tuviera. En esos casos se personará, además de las asistencias necesarias, la policía o la guardia civil, dependiendo de la carretera en la que haya tenido lugar el accidente. Estos se encargarán de levantar un atestado para esclarecer la causa del accidente y las posibles responsabilidades legales que pudiera tener el autor del mismo. Esto puede incluir declaraciones de testigos, pruebas periciales del vehículo, la carretera, pruebas de alcoholemia y drogas, verificación de documentación, etc. Todo esto desembocará en una vía judicial que, dependiendo del accidente, tendrá un final distinto.
Si todo el mundo está bien y no hay heridos ni fallecidos, ni signos de haberse cometido un delito para la seguridad vial -como conducir con una tasa de alcohol superior a 0,60 miligramos por litro de aire espirado o 1,2 gramos por litro de sangre-, por ejemplo, si es un pequeño golpe por alcance, entonces no se abrirá atestado de oficio. Es más, puede que la policía no se llegue a personar.
En esos casos, si ambos conductores se ponen de acuerdo en las causas del accidente, pueden rellenar un parte amistoso, dejando el resto del trámite a los seguros correspondientes. Si los conductores no se ponen de acuerdo, entonces se deberá contactar con la policía o la guardia civil de tráfico para que acudan y levanten un atestado, que será usado más adelante para esclarecer las responsabilidades de cada uno. También si los daños materiales son bastante abultados será necesario ponerse en contacto con ellos.
Lo bueno de España es que el seguro de responsabilidad civil es obligatorio, por lo que siempre estaremos cubiertos en caso de daños materiales o personales a terceros, no siendo así para los propios si no tenemos un seguro a todo riesgo. Pero tener seguro no significa que estemos cubiertos en todas las situaciones.
Por ejemplo, tener la ITV en regla es obligatorio y no hacerlo conlleva multas, así como la prohibición de circular con ese vehículo hasta haberla superado satisfactoriamente. Si circulamos sin ITV y tenemos un accidente, y ese accidente es derivado de los fallos que el vehículo tuviera, el seguro podrá negarse a pagar los daños a terceros, reclamando esa cuantía al tomador del seguro, al dueño del vehículo y/o al conductor.
Tener un accidente no es del agrado de nadie, pero hoy por hoy es algo que nos puede pasar a todos. Lo mejor es estar siempre preparados para todo: realizar cursos de conducción, llevar botiquín en el coche, saber hacer RCP, llevar el móvil con la batería cargada si es un viaje largo, etc.