Motor

Mazda MX-5 RF o cómo tocar del cielo de una manera distinta

Del Mazda MX-5 ya hemos hablado en otras ocasiones, pero faltaba probar la última variante en llegar a la gama, la denominada RF (retractable fastback) de techo duro, en este caso con el motor 2.0 de 160 CV -el más potente de los dos que hay- y cambio manual de seis velocidades.

Lo primero es lo primero: ¿en qué se diferencia esta variante de la de techo de lona? En muchos apartados que iremos viendo, pero, sin duda, el primero de todos es la estética. Poco o nada tiene que ver esa silueta tradicional de roadster con capota textil con la imagen de coupé/cabrio de techo duro del RF. De cintura para abajo son iguales, pero la parte superior cambia su morfología completamente. Y aquí, como en todo lo que tiene que ver con los gustos, no hay nada escrito. No dudamos que habrá defensores y detractores de uno y otro. Y todos tendrán razón en sus argumentos, pues cada uno es bonito a su manera.

En cualquier caso, más allá de la pura estética, el MX-5 RF de esta prueba esconde una serie de ventajas e inconvenientes que se convierten en datos objetivos de cara a ayudar a cada usuario a elegir su mejor opción. Lo analizamos a continuación:

Ventajas

- carrocería tipo coupé: cuando el techo está plegado, el coche pierde la forma de un descapotable tradicional en virtud de un diseño coupé de gran personalidad. Este tipo de carrocerías son una especie de 2 en 1, ya que son capaces de combinar lo mejor de dos mundos.

- Menos ruidos: a techo cerrado, el nivel de rumorosidad que llega al habitáculo del Mazda con el techo duro es bastante menor que en la versión de techo de lona. Esto es algo que se agradece porque no siempre se puede o se quiere circular con la melena al viento. Y cuando esto sucede, se agradece viajar en un ambiente más tranquilo para poder escuchar la radio o hablar con el acompañante cómodamente.

- Mejora la rigidez estructural, algo que siempre viene bien en un coche que ha sido diseñado para devorar curvas.

- Un techo metálico es menos vulnerable a posibles agresiones y, en principio, no es objeto de vandalismo como a menudo sí lo es un techo de material textil.

Inconvenientes

- Las desventajas de un targa: El Mazda MX-5 RF no es un descapotable 100% porque su techo es tipo targa. Esto quiere decir que apenas un segmento de la carrocería (justo por encima de la cabeza) queda libre, en comparación al MX-5 de techo blando que, al descapotar, deja una superficie mucho más amplia en contacto con el exterior. El resultado de todo esto es que la sensación de libertad en el RF es menor cuando se circula a techo abierto.

- El peso del coche aumenta 45 kilogramos: que un coche tenga sobrepeso, por poco que sea, no es bueno. Pero también es cierto que esa cifra ni se nota ni llega a afectar a la dinámica, que es exactamente igual de buena que en el MX-5 de techo blando.

- El maletero pierde 3 litros: en fin, lo ponemos por decir algo. Porque 3 litros no es nada y, en todo caso, sigue siendo un maletero minúsculo. Si alguien a estas alturas piensa que un Mazda MX-5 es medianamente práctico, que se quite esa idea de la cabeza, porque con un volumen de 127 litros (RF) y 130 litros (techo blando) no hay manera de llevar de viaje más que un par de maletas de fin de semana y haciendo malabares para que encajen. No se puede tener todo en esta vida…

- El precio sube: unos 2.000 euros de media. Y esto sí puede ser un argumento para determinados clientes. El MX-5 no es un coche precisamente caro. O al menos no lo es comparado con la mayoría de descapotables que hay en el mercado, así que es fácil que el posible comprador afine el tiro buscando la mejor unidad al mejor precio. En este sentido, esos euros de más pueden hacer que más de uno se decante por la otra carrocería.

Sensaciones de conducción

Dejando a un margen el apartado anterior, el RF no deja de ser puro Mazda MX-5 en todos lo sentidos. Un roadster bien hecho en el que las sensaciones al volante son lo que realmente importa. Un coche que logra que el conductor se fusione con él gracias a una postura de conducción acertadamente deportiva, a una dirección deliciosamente informativa, a un cambio de marchas manual simplemente insuperable y a un motor adecuado a las circunstancias y con un sonido muy apetecible para los oídos.

Todo ello con la mesura de un coche sencillo que no necesita recurrir a fuegos artificiales para encandilar al ese amante de las sensaciones puras que, como bien saben en Mazda, a veces no necesita un exceso de caballos y un 0 a 100 estratosférico sino un conjunto bien puesto a punto y capaz de transmitir un buen feeling cuando se conduce. Y de feeling precisamente va sobrado el pequeño MX-5.

En cuanto al motor, las opciones son dos propulsores de gasolina de cuatro cilindros, atmosféricos ambos. El primero es un 1.5 de 131 CV que se planeta como un buen escalón de acceso que, entre otras cosas, guarda sorpresas como una gran elasticidad que le permite girar hasta más allá de las 7.000 vueltas. Pero no, no es este el motor elegido para la prueba de hoy sino el más potente, un 2.0 de 160 CV que aumenta las sensaciones por sus caballos extra y por otros motivos como que lleva asociado un autoblocante mecánico que mejora la motricidad y permite 'jugar' a deslizar la zaga si se da el caso.

A diferencia de su primo hermano el Fiat 124 Spider (misma base del MX-5), los motores no tiene sobrealimentación con turbocompresor. Esto último mejora la respuesta a bajo y medio régimen, pero le quita cierta gracia en la parte alta del cuentavueltas. Y es precisamente en este punto, con el motor a tope de revoluciones, donde el Mazda regala al conductor una respuesta maravillosa, plena y con un cierto sabor añejo, ya que este tipo de motores gasolina sin sobrealimentación son cada vez más raros de ver.

Pequeño por dentro y por fuera

El Mazda MX-5 de la generación actual mide apenas 4 metros de longitud y es muy compacto en todas sus cotas. Pero donde más se nota la falta de espacio es en el interior. Dadas las formas del coche -el morro es muy largo y el habitáculo muy pequeño-, los pasajeros tienen una habitabilidad reducida dentro del biplaza. Dos personas de estatura media irán bien, pero los más altos (cercanos a los 1,90 metros) lo empezarán a tener complicado. Por otra parte, los huecos portaobjetos escasean en el interior, de manera que hay que hilar fino para dejar la cartera, el móvil, las llaves y demás enseres que en otros coches encuentran su hueco sin problemas. Todo esto es importante saberlo antes de hacerse con un MX-5 ya que, aunque muchos se lo perdonarán, otros podrían verlo como un problema insalvable.

En definitiva, el pequeño roadster parece una opción a tener muy en cuenta dentro del segmento de los descapotables de dos plazas. Y más en el caso de la versión Nappa Edition probada que combina un cuero marrón en asientos, puertas y salpicadero, con unas costuras de contraste que le sientan realmente bien. El Mazda MX-5 es un coche que ha sabido mantener su esencia con el paso de las generaciones y que se ha modernizado sin alterar la idea original bajo la que fue concebido en 1989. Un modelo para disfrutar de la conducción. Un coche para iniciados y para entendidos. En fin, un imprescindible de la automoción.

Lo más destacable

- Sensaciones de conducción

- Tacto del cambio manual y funcionamiento del motor

- Relación precio/diversión

Lo mejorable

- Habitabilidad interior

- Maletero

- Practicidad casi nula

FICHA TÉCNICA

Motor: gasolina, 4 cil, 1.998 cc

Potencia: 160 CV a 6.000 rpm

Par motor: 200 Nm a 4.600 rpm

Consumo mixto oficial: 6,6 l/100 km

Transmisión: manual, 6 velocidades

Maletero: 127 litros

Velocidad máxima: 215 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 7,4 segundos

Precio: 29.900 euros

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