Motor

El Kia Stinger llega para amedrentar a las berlinas coupé premium

El Kia Stinger es un producto totalmente nuevo para la marca. Se trata de una berlina coupé con tintes deportivos (o más bien de gran turismo), algo que nunca había existido en la gama de la firma coreana y que, de alguna manera, la sitúa en el campo de actuación de ciertas marcas premium.

"Ojo, que nosotros no pretendemos decir ahora que seamos una marca premium", se apresuran a decir los responsables de Kia durante el evento de presentación del Stinger. Y no, no lo es. Es decir, a pesar de jugar en la liga de los Audi A5 Sportback o BMW Serie 4 Gran Coupé, en realidad la puesta en escena, los ajustes o la calidad de materiales no llegan al nivel de las alemanas. Pero casi. Y, efectivamente, entra a competir en su misma liga, lo que ya es mucho decir.

Dicen en Kia que con su nuevo Stinger quieren hacer imagen de marca, sin más. No hay pretensión de hace grandes volúmenes de ventas (unas 250 unidades anuales es la estimación de ventas para el mercado español), pero sí llamar la atención y dejar bien claro que es un fabricante serio, capaz de hacer un gran producto y muy enfocado al público europeo. Por otra parte, este coche llega a la marca con la idea de servir como fuente de inspiración a futuros modelos que podrían llegar a la marca. Pues bien, tras esta seguramente necesaria -o no- presentación de la nueva berlina de Kia, pasamos a analizarla más al detalle.

El Kia Stinger es un coche de cinco puertas, con 4,83 metros de longitud y proporciones típicas de un GT de tracción trasera, esto es, con un capó alargado, un voladizo delantero bastante corto, una línea de techo descendente y una zaga musculosa de hombros marcados. Sí, el Stinger es un modelo de propulsión (también hay versiones de tracción total), lo que deja a la vista unas intenciones … ¿deportivas? Si, así es. Pero que nadie vaya a pensar que se trata de un coche duro, incómodo y enfocado destrozar el cronómetro en un circuito. Como buen gran turismo, es un coche de línea dinámica, rápido y prestacional, pero siempre confortable y con una cualidad innata: cubrir distancias por carretera a ritmo ágil sin que se resienta el pasaje.

Grandes sensaciones al volante

El Stinger pisa realmente bien. La puesta a punto de chasis denota calidad por todos los lados. Suspensión, dirección, frenos, insonorización… todos los elementos se alían para ofrecer a las manos del quien lo conduce una sola cosa: placer. Y esto, sinceramente, en plena era de todocaminos, automatización y coches con cierta escasez de alma, se agradece, y mucho. Que se siga apostando por el placer de conducir es una buena noticia para quienes siguen disfrutando en la carretera, que cada vez son menos pero ahí están.

El Kia Stinger ofrece una precisión similar a la de una berlina premium cuando de hacer curvas y afrontar kilómetros por autovía se trata. Lo uno y lo otro se le da bien, y esto es gracias a elementos como la dirección deportiva de desmultiplicación variable, al esquema de suspensión (McPherson delantera y eje de cinco brazos en el eje trasero), al control electrónico de la amortiguación o al selector de modos de conducción, que ofrece cinco posibilidades: Smart, Eco, Comfort, Sport y Sport+. Al seleccionar uno y otro se modifica la respuesta del chasis, del acelerador, de la caja de cambios automática y del sistema de tracción.

Y hablando de dinámica, es momento de sacar a relucir los motores del nuevo Kia Stinger, que son tres y muy apetecibles todos. El primero es un diésel de 200 CV, que aúna prestaciones y eficiencia. Tal y como están las cosas con el gasóleo no sabemos -Kia tampoco sabe predecirlo- si será el más demandado, pero lo cierto es que no deja de ser una opción interesante para cubrir grandes distancias a buen ritmo y con un gasto contenido. La segunda opción es un gasolina turbo de 2 litros y 255 CV, que, aunque no hemos tenido ocasión de probarlo en la presentación por su escasa disponibilidad, promete buenas sensaciones como escalón de acceso a la gama de gasolina. El último es un motor V6 sobrealimentado de 3,3 litros y 370 que, este sí, enlaza perfectamente con la idea del coche. Es el más prestacional de todos y el que más diversión ofrece a las manos de quien lo conduce. Quizá sea menos explosivo de lo que pudiera hacer parecer semejante caballería, pero va realmente bien y le da un carácter muy GT al coche.

Evidentemente, con este motor sube el precio del coche, y más en España, donde se asocia a un acabado único y a la tracción total (en otros mercados también se puede elegir con tracción trasera), pero merece la pena. Creo que la experiencia Stinger es redonda con esos 370 CV bajo el pie derecho. Es la manera de sacarle todo el jugo a un coche que, por chasis, aguanta lo que haga falta y siempre con muy buenos modos.

La caja de cambios es, en todos lo casos, automática de 8 velocidades. Se trata de un convertidor de par que ofrece un funcionamiento suave y rápido en las transiciones entre marchas, y que da la posibilidad al conductor de cambiar de forma manual con las levas del volante. La pega que le ponemos en este sentido es que es un modo manual sólo a medias, ya que en cuanto se dejan de usar las levas unos segundos, el cambio vuelve directamente al modo automático. Lo más normal en una transmisión automática es que cuente con un carril adicional para el modo manual, y más si se trata de un coche con ciertas aspiraciones deportivas, como es el caso. Pero bueno, es un pequeño apunte al que, quizá, muchos conductores no le den importancia, así que tampoco se la daremos nosotros en exceso.

En cuanto a los sistemas de tracción, son los siguientes según la motorización:

2.2 CRDI, 200 CV, diésel: tracción trasera o integral

2.0 T-GDI 255 CV, gasolina: tracción trasera

3.3 V6 T-GDI 370, gasolina: tracción integral (en otros mercados también trasera)

Diseño

Dinámica aparte, el Stinger es un coche amplio y bien diseñado. Gracias a sus 4,83 metros de longitud y 2,9 metros de batalla, el interior es amplio es las dos filas de asientos. No establece récords en este apartado, pero sí ofrece holgura suficiente para que cuatro adultos viajen a gusto. El quinto pasajero, es decir, el que ocupa la plaza central trasera, lo tiene más complicado por el túnel central que resta espacio a las piernas, pero la anchura de el asiento no deja de ser correcta. En cuanto al maletero, sí se queda un poco atrás con sus 406 litros. El portón y la zona de carga son prácticos y el volumen es aprovechable, pero si miramos a la competencia, en casi todos los casos se acercan más a los 500 que a los 400 litros.

Por lo demás, la berlina GT de Kia destaca por su silueta marcadamente coupé, por sus faros y pilotos de corte llamativo, por sus llantas de hasta 19 pulgadas y por los vivos colores de la carrocería. En el interior, en cambio esperábamos más. Y no es que esté mal definido, ni mucho menos. De hecho, podríamos citar la funcionalidad o la ergonomía como virtudes que salen a relucir a la primera. Incluso la calidad percibida es buena. Pero sí que cabría esperar un mayor esfuerzo en el diseño. Quizá porque se trata de un coche especial visto desde fuera o quizá porque Kia ya nos tiene acostumbrados a unos interiores muy bien resueltos, de notable para arriba, en otros segmentos inferiores, esperábamos más riesgo, más sorpresa, más elegancia. Algo en línea con esos modelos Premium que tiene a tiro. Y lo que realmente nos encontramos es un toque de sobriedad y normalidad que no termina de casar con la imagen exterior.

En el apartado tecnológico, el Stinger llega con asistentes imprescindibles como el mantenimiento de carril, el aviso de ángulo muerto, la frenada de emergencia, el asistente de luces o el control de crucero adaptativo, entre otros. También incorpora la última tecnología en conectividad, una pantalla táctil flotante de 7 pulgadas en la consola (le falta la instrumentación digital, algo muy moderno que ya se empieza a generalizar en varios modelos incluso generalistas) y hasta un equipo de audio con ocho altavoces.

Desde 37.900 euros

En fin, que como conclusión podemos decir que el Kia Stinger abre una nueva era en la marca, no cabe duda. Y no sólo porque se lanza a conquistar un segmento nuevo para la marca, sino porque es un gran producto. Un señor coche. Una berlina coupé con alma de gran turismo, que aprueba con nota en casi todas las asignaturas y que, por sensaciones, poco tiene que envidiar a otros coches similares de firmas Premium. Tanto es así, que quizá Kia haya instaurado un nuevo nivel de calidad a mitad de camino entre lo generalista y lo Premium, más cerca incluso de lo segundo.

La pregunta es, ¿estará el cliente dispuesto a pagar un precio de entre 37.900 y 54.150 euros? Esta es la horquilla que abarca el Stinger, desde la versión Style con motor diésel de 200 CV hasta el V6 de 370 CV con tracción total y el equipamiento más alto. La respuesta la veremos con el tiempo. No es fácil que alguien desembolse esa cantidad por un coche de una marca como esta, la confianza y el estatus van por delante, y en esto, las firmas Premium de siempre tiene la batalla ganada, incluso ofreciendo productos más caros. Pero lo cierto es que precisamente el Kia, aún no siendo un modelo barato en términos absolutos, sí ofrece una factura por debajo de la un BMW Serie 4 Gran Coupé o un Audi A5 Sportback. Y eso juega en su favor. Este coche, sin duda, es para quien busca algo bien hecho sin darle mucha importancia al "qué dirán". El Stinger es una berlina con personalidad para gente con personalidad.

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