
Mucho ha llovido desde que en 1990 Tom Cruise, Nicole Kidman Robert Duvall, Randy Quaid y Cary Elwes encarnasen en 'Días de Trueno' los papeles principales de una de las películas más representativas de un deporte tan aclamado en el sur de Estados Unidos por aquel entonces como era la NASCAR.
Un film del que muchos recordarán a Cole Trickle (Tom Cruise), aquel joven piloto osado -en ocasiones rayando la imprudencia- que triunfó por reunir ese carácter luchador y soñador propio del ADN estadounidense. Una película que gira en torno a lo que por aquel entonces era un deporte seguido de forma masiva en la parte más 'porfunda' de Estados Unidos, la NASCAR.
Las icónicos circuitos ovalados triunfaron durante la década de los 90 y se adentraron en el siglo XXI inmersos en la misma tónica. Todo ello, no obstante, surgió en 1947 cuando Bill France decidió crear la histórica competición en un bar Daytona Beach, donde reunió a varios promotores y decidió impulsar una competición que a la postre se convirtió en uno de los deportes más representativos del continente americano con su hijo al mando, Bill France Junior.
Pero todo cambió a mediados de la década de los 2000. Si es necesario marcar un punto de inflexión bien podría escogerse 2005, pues desde entonces hasta ahora la NASCAR ha perdido un 45% de espectadores televisivos, pasando de casi 9 millones a los 4,6 que firmó en 2016, de acuerdo con las cifras ofrecidas por SportBusiness.
Aunque el declive del seguimiento no es únicamente televisivo. Las gradas de las pistas están cada vez más despobladas y se han vivido escenas inéditas. Por ejemplo, el estadio de Bristol, con capacidad para 160.000 espectadores, registró una pobre entrada la temporada pasada y apenas se ocuparon la mitad de las butacas disponibles, cuando en los años de esplendor se llenaron durante 55 carreras consecutivas. Incluso el hecho de retirar un cuarto de las gradas de algunas de las pistas para tratar de paliar el aspecto abandonado de las butacas ha logrado disimular la situación.
Este es solo un ejemplo de un hecho que se repite actualmente en 20 de las 23 carreras de la temporada, de acuerdo con USA Today. De hecho, NASCAR dejó de ofrecer datos de asistencia en 2012, una muestra más de que desde la propia organización son conscientes de que la competición necesita un soplo de aire fresco que le devuelva al estatus que una vez tuvo y del que ahora no quedan resquicios. Atrás quedan, por tanto, los tiempos de Dale Earnhardt, un emblema de la competición por su agresividad al volante con la que aderezó la competición de emoción y un punto de emoción pocas veces vivido antes. Por desgracia, falleció en 2001 a causa de un accidente y NASCAR nunca ha vuelto a ser lo mismo.
Pero ¿a qué se debe la caída?
La audiencia y por ende los ingresos han experimentado un descenso notable como consecuencia de una amalgama de hándicaps negativos que han llevado a la situación actual la competición.
Uno de ellos, la falta de patrocinadores. Tras 13 años contando con los ingresos provenientes de la telefónica Sprint, se desligó de NASCAR en octubre del año pasado, y este se quedó sin sustituto inmediato que le proporcionase las mismas ganancias. Finalmente, en diciembre se firmó un acuerdo con Monster Beverage, empresa dedicada a la venta de bebida energética, pero el contrato tan solo supuso 20 millones de dólares anuales para la competición, muy lejos de los 35 que NASCAR les pidió y más aún de los 100 millones que preveían ingresar en un principio.
Por otro lado, la compañía, desde un punto de vista empresarial, parece navegar a la deriva. El rumbo firme se perdió desde que falleciese en 2007 Bill France Jr y asumiesen las riendas su hijos y su hermano, divididos en dos partes con el 50% de la empresa cada una de ellas. Pero la relación entre los hermanos, Lesa y Brian France, está totalmente deteriorada y cada uno enfoca su modelo de negocio desde puntos contrapuestos. Además, la falta de comunciación entre ambos ha propiciado más si cabe la pérdida de peso de la NASCAR. No obstante, en declaraciones a The Wall Street Journal, Lesa lo negó y aseguró que "tienen carácteres duros, pero están unidos".
Por suerte para ellos así como para los amantes -cada vez menos- de la NASCAR, Bill France se encargó antes de fallecer de rubricar importantes contratos televisivos con los que quedaron asegurados 13.500 millones de dólares de ingresos desde 2015 hasta 2024, el doble de lo obtenido entre 2007 y 2014.
Tampoco puede obviarse un contratiempo meramente económico. La NASCAR, típicamente seguido por una clase social de menos porder adquisitivo, se vio sacudida por la crisis económica a escala mundial que estalló en 2008 y que se llevó por delante el deseo de muchos norteamericanos de acudir a las pistas.
Aunque también es necesario resaltar el papel de las redes sociales como sustituto de la televisión. Tanto es así que, de acuerdo con SportBusiness Daily, en la carrera más famosa de la NASCAR, Daytona 500, cuya edición de este año se celebra el próximo domingo, la propia institución impulsará el seguimiento del evento proporcionando información en Snapchat mediante 'Live Stories' para retransmitir contenido en tiempo real.
Además, 500 horas antes (dos semanas) de la carrera, se inició una cuenta atrás del tiempo que resta para que comience a través de Facebook, Twitter e Instagram con el objetivo de ganar mayor repercusión. De esta forma, NASCAR ya suma más de 11 millones de interacciones entre todas las tres y rebasa los 1,5 millones de visitas en la previa.
Esta forma de reinvetarse se suma a la de gran apuesta de sus directivos de intentar atraer a un público con mayor poder adqusitivo. Para ello han instalado suit lujosas en los estadios, asientos más cómodos que los tradicionales, wifi... en definitiva, NASCAR está tratando de renacer para remover en los espectadores unos sentimientos que se disiparon hace ya más de una década.