La asociación de fabricantes británicos Society of Motor Manufacturers and Traders -SMMT- ha publicado unos datos en los que se refleja un retroceso del 36% en 2016 respecto al pasado año en las inversiones registradas en el sector de la automoción, pasando de 2.500 millones de libras en 2015 a los 1.660 millones en 2016. En el trasfondo de este retroceso inversor se encuentra la situación de puesta en marcha definitiva del Brexit, ahora retrasada por su ratificación en el parlamento a instancia de los tribunales.
A día de hoy, tan sólo Nissan, que anunció el pasado otoño que iba a fabricar el nuevo Qashqai en el Reino Unido, ningún fabricante quiere dar el paso de invertir en las islas británicas antes de saber cómo va a ser la implantación del Brexit. Hasta que no se diluciden las relaciones comerciales entre el gobierno de Londres con los 27 países de la Unión Europea, ninguna marca quiere arriesgar hasta que no se aclare la incierta situación.
La propia primer ministro Theresa May declaró recientemente que el automóvil es prioritario para la economía del Reino Unido, lo que transmite cierta tranquilidad en ese sentido. Pero los grandes fabricantes europeos y asiáticos, con grandes intereses industriales y comerciales, temen una posible barrera arancelaria que perjudique al sector en su conjunto.
Tasas del 10%
Si finalmente la ruptura comercial se llevara a cabo sin acuerdos específicos, se aplicaran las reglas de la Organización Mundial del Comercio -OMC-, que gravaría el precio de los automóviles a su paso por la frontera británica un 10% en concepto de tasas de importación. Este sobrecoste sería de muy difícil asimilación para los fabricantes, que ya trabajan en Europa y Gran Bretaña con unos márgenes de negocio muy estrechos.
Por otro lado, contrastan las cifras de producción y exportación, donde la industria automovilística británica consiguió en 2016 unos resultados récord a pesar de esa merma de inversión, cifrada en un tercio de lo que venía siendo habitual en los últimos años. Durante el año pasado las factorías del Reino Unido produjeron un total de 1,72 millones de vehículos, un 8,5% más que en 2015. Desde 1999 no se obtenía este elevado nivel de producción industrial en el sector.