
Ha sido en el escenario del Foro Económico de Davos, celebrado la semana pasada, donde 13 directores generales y presidentes de diversas empresas, pertenecientes a sectores energéticos y de automoción, se han reunido para firmar un acuerdo para promover el uso del hidrógeno.
Bautizado como 'Consejo del hidrógeno', esta plataforma empresarial tiene como objetivo mejorar la obtención, almacenamiento y aplicación del hidrógeno como energía limpia en el sector del automóvil.
Algunas de las empresas implicadas ya tienen conexión con este vector energético, ya sea por su actividad industrial relacionada con su producción y distribución o bien por fabricar automóviles movidos por pila de combustible que se alimenta con este elemento.
La formación de este 'lobby' en defensa del hidrógeno ha reunido a 13 poderosas empresas: Air Liquide, Alstom, Anglo American, BMW Group, Daimler, ENGIE, Honda, Hyundai Motor, Kawasaki, Royal Dutch Shell, Linde Group, Total y Toyota. Y su principal cometido va a ser en un principio influir tanto sobre las administraciones como en la sociedad misma para que el hidrógeno se convierta en la mejor alternativa de futuro para la energía en el transporte.
Más práctico que la electricidad
Y es que la implicación de los gobiernos va a ser fundamental para que las infraestructuras necesarias se lleven a cabo y ayuden a reducir los costes de producción a gran escala. Sobre todo con el ambicioso objetivo que se ha planteado el 'Consejo del hidrógeno' que no es otro que conseguir reducir las emisiones de dióxido de carbono en hasta un 70% de aquí al año 2050.
La vía del hidrógeno en detrimento de la energía eléctrica tiene su principal argumento en la cuestión de almacenaje. La energía contenida en una gasolinera normal de hidrocarburos ?unos 30.000 litros de gasolina y diésel- correspondería a la almacenada en unas 1.500 baterías para automóviles eléctricos.
Y aunque el almacenaje del hidrógeno pueda resultar más caro que el de los hidrocarburos por sus características de gas ligero, puede guardarse indefinidamente. Así, el hidrógeno producido mediante energía solar durante los meses de verano permitiría almacenarlo en tanques sin mayor problema hasta la llegada del invierno, algo imposible de hacer con la electricidad.
Todo lo anterior apunta a que el vehículo eléctrico puro se convertirá en una solución transitoria en el tiempo hasta la llegada del hidrógeno como principal fuente de energía y luego quedaría circunscrito al transporte urbano donde la autonomía y la recarga ya no supondrían un problema. Falta saber hasta donde podrán evolucionar en los próximos años las baterías, tanto en su capacidad como en los costes de producción.