
En 1963 llegó a Lamborghini un joven ingeniero que vivió y protagonizó uno de los más bellos capítulos del automovilismo. Se trataba de Paolo Stanzani, nacido en Bolonia el 20 de julio de 1936, que inició su carrera profesional después de haber estudiado ingeniería en la universidad de su ciudad natal.
En aquella época Lamborghini estaba todavía lejos de rivalizar directamente con Ferrari, principal anhelo de su fundador Feruccio Lamborghini. Dedicado inicialmente a la fabricación de tractores y maquinaria agrícola, este empresario italiano se embarcó en la creación de una marca de coches deportivos tras algunas discrepancias y menosprecios por parte de Enzo Ferrari, del que era cliente.
Cuando Paolo Stanzani se incorporó a la nueva firma Automobili Lamborghini ubicada en Santa Ágata, se fabricaban solo tres modelos, el 350 GT, el 400 GT y el Islero que inició hasta nuestros días la nomenclatura taurina de los sucesivos modelos-. Todavía hacía falta algo más espectacular en la gama para desviar la atención de la todopoderosa Ferrari.
De Lamborghini a Bugatti
Y es precisamente en la creación de este necesario y definitivo modelo en el que Paolo Stanzano colaboró, siendo en buena parte responsable de su éxito. Se trataba ni más ni menos del Miura, bello y espectacular GT de motor V12 central trasero que propició la entrada de Lamborghini en el Olimpo entre las grandes marcas deportivas de la historia.
Y es que el equipo que desarrolló el Miura era de primera división pues, junto a Paolo Stanzani, se encontraban Marcello Gandini y Giampaollo Dallara, dos genios de la ingeniería automovilística en los años 60. De hecho, a partir del Miura comenzó la edad de oro de Lamborghini y Stanzani siguió creando máquinas tan soberbias como el Espada, el Jarama, las evoluciones S y SV del Miura, el Urraco y el apoteósico Countach.
Por si no fuera un historial suficientemente brillante, el genio de la mecánica Paolo Stanzano también colaboró con Marcello Gandini en la resurrección de la marca Bugatti con la creación del EB 110 de 1991 y del que tan sólo se fabricaron artesanalmente en Módena 139 ejemplares.