Tracción trasera, motor V12 en posición trasera transversal, diseño marcadamente pasional... Estas eran las cartas de presentación del Lamborghini Miura, el deportivo más rápido del mundo en su época.
En el año 1965 se presentó en el Salón de Turín un prototipo de Lamborghini -aún sin nombre comercial- que consistía en un chasis monocasco ligero y compacto, en el que se alojaba un motor V12 de 4 litros y 350 CV y que dejaba a la vista, también un potente equipo de frenos con discos en los dos ejes. Ni siquiera estaba carrozado, no era más que un esqueleto con una poderosa mecánica, pero aquel conjunto de metal bien estudiado causó sensación.
En aquella época Ferrucio Lamborghini quería demostrarle a Enzo Ferrari que él era capaz de hacer mejores deportivos y más fiables que los 'cavallinos rampantes'. Su primera creación, el GT350, no consiguió estar a la altura, pero ahora la apuesta que había sobre la mesa era más seria. Además, la acogida por parte del público en la feria italiana fue tal, que rápidamente el empresario italiano empezó a recibir un buen número de pedidos.
Había llegado el momento de buscar a un diseñador y carrocero que fuera capaz de vestir elegantemente a aquel coche italiano. La idea inicial fue recurrir a Bertone, quien dibujó los trazos originales, pero éste abandonó rápidamente el proyecto para montarse su propia empresa. Su sucesor fue Marcello Gandini, un por aquel entonces joven veinteañero que finalizó la obra comenzada por Bertone y se catapultó a sí mismo a la fama dentro de su sector. Suyos son otros diseños posteriores como el Lancia Stratos, un mítico de los rallyes de los 70, o el mismísimo Bugatti EB110, que se convirtió en uno de los superdeportivos más espectaculares de comienzos de la década de los 90.
El coche que dio fama al toro de Lamborghini
En 1966 se presentó el coche ya terminado en el Salón de Ginebra y, por fin, con nombre comercial. Había nacido el Lamborghini Miura, que debía su denominación a la conocida ganadería española. Como muchos sabrán, Ferrucio Lamborghini era un apasionado de la tauromaquia, y a ello se debe que prácticamente todos los modelos de la marca lleven por nombre el de insignes toros de lidia que habían participado en alguna corrida permaneciendo invictos.
Aunque se pensó fabricar en una pequeña serie, sin mayores aspiraciones, el Miura tuvo una demanda mucho mayor de lo previsto, hasta tal punto que acabó siendo el sostén de la marca durante sus primeros años de vida. Ferrucio, que en un principio no estaba convencido de que este modelo fuera a funcionar, acabó rendido a sus encantos, ya que fue el coche que le dio fama.
En el año 1968 llegó el primer restyling con el Miura S, que se distinguía por los cromados en la ventanillas, los elevalunas eléctricos y el aire acondicionado. El motor, por su parte, fue retocado y subió de potencia hasta los 370 CV. Tres años más tarde, en 1971, llegaría el Miura SV con un aspecto más agresivo y más potencia (385 CV). En 1973 cesó su producción, tras 765 unidades fabricadas. Todo un hito para un deportivo que costaba más del triple que, por ejemplo, un Jaguar E-Type.