
La llegada de los automóviles autónomos a nuestras calles y carreteras es ya un hecho. El interrogante ahora es cuando se producirá y, mientras que la tecnología necesaria se desarrolla a toda velocidad, las legislaciones avanzan a un ritmo más pausado.
Alphabet, la matriz de Google, Ford Motor Company y Volvo Cars más las empresas de coche compartido Uber Technologies y Lyft se han puesto de acuerdo para agilizar y acelerar en lo posible los trámites legales de la administración norteamericana en este campo.
El objetivo de esta gran alianza es articular a los representantes políticos, los legisladores y la opinión pública para que sean conscientes de las múltiples ventajas de la conducción autónoma y el aporte de seguridad que conllevaría su próxima aplicación.
El establecimiento de una legislación clara dentro de las normativas federales de los Estados Unidos se hace indispensable para la generalización de los vehículos autónomos. La tarea no va a ser fácil en aquél país dado el largo recorrido en la aprobación parlamentaria que soportan las nuevas leyes.
Pruebas reales
No obstante, la representación de los fabricantes ya ha conseguido establecer la base de un consenso con el aval explícito de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En Europa, la iniciativa ha sido del presidente de Renault, Carlos Goshn, que ha elevado una petición a los altos organismos de Bruselas para que se modifiquen los reglamentos de circulación de vehículos, paso necesario para poder implantar el coche autónomo.
Mientras tanto, las pruebas de coches sin conductor prosiguen su curso. En Estados Unidos, el Google Car realiza recorridos en una ciudad simulada y circula por carreteras secundarias bajo supervisión.
A este lado del Atlántico, Volvo ha anunciado que en 2017 va a realizar pruebas reales de coches autónomos en la ciudad británica de Londres y en la sueca de Göteborg. A lo largo del año una flota de 100 coches autónomos será cedida a particulares para un uso familiar y en el cual el coche realizará los desplazamientos de forma totalmente autónoma, salvo si detecta algún factor de peligro, momento en el cual cederá el control al conductor.