
Los ingresos por comercialización de seguros de automóviles pusieron fin en 2015 a siete años de caídas sin respiro. Pero que haya recobrado el pulso en la facturación no implica, ni mucho menos, que el ramo vaya a ganar más. La fuerte batalla comercial por captar y retener clientes ha dado una vuelta de tuerca adicional a los estrangulados márgenes y las estimaciones para este año siguen sin resultar halagüeñas.
Un indicador de la situación lo ofrece el reparto del negocio: el 60 por ciento de las compañías en lugar de ganar dinero detraen al resultado técnico del ramo, es decir, al generado por la comercialización exclusiva de pólizas, sin incluir el beneficio por operaciones financieras u otros extraordinarios. O, lo que es lo mismo, el 40 por ciento restante aporta un 106 por ciento. La estimación corresponde al servicio de estadísticas del sector ICEA, cuyo director general José Antonio Sánchez, cree llegada la hora de "priorizar la rentabilidad sobre el rendimiento", "adecuar las tarifas" a la realidad, aún con el reto que comporta explicarlo al cliente.
La rentabilidad media del ramo se ha desplomado del 7,33 al 4,81 por ciento en un solo ejercicio -mide cuánto obtienen las compañías en relación con las primas generadas-. Lo preocupante es que el 60 por ciento antes citado de los operadores no aportan absolutamente nada al resultado técnico, aún gestionando el 48 por ciento del negocio. La rentabilidad del 40 por ciento restante escala de promedio al 9,77 por ciento, un umbral que, si bien se aleja de los dos dígitos históricos del seguro, compara muy bien con otros negocios financieros como son los operados por la banca.
Sánchez matizó que la dispersión entre compañías es enorme en las jornadas de perspectivas organizadas por ICEA donde puso números a la tensión en el seguro de autos, lo que no impide que un extenso censo trabajen ya a pérdidas.
El ratio combinado, la métrica utilizada para calcular el rendimiento en autos, entró en déficit en septiembre del pasado año, con un 101,2 por ciento. Este guarismo, que revela que los costes por siniestralidad y operativos excedieron en 1,2 euros a la recaudación por primas, es susceptible de empeorar. Según el consejero delegado de Liberty Seguros, Enrique Huerta, puede ir al 102 ó 103 por ciento este año porque los costes subirán a un ritmo superior al de la facturación.
La convicción de que la feroz guerra de precios sectorial es cosa del pasado está en el sentir general, con independencia de qué determinadas compañías continúen planteando batalla con ciertos clientes porque dispongan de margen o puedan compensarlo con otros ramos. Se espera también un repunte de la prima media, con cierto traslado de los costes al precio y la colocación de coberturas de mayor gama por la venta de coches nuevos.
La preocupación es que los costes crezcan más, dado que la siniestralidad tiende a repuntar por el simple mayor uso del coche y los gastos por daños personales se han encarecido con la entrada en vigor del nuevo Baremo. A foto fija y con idénticos daños personales, Unespa espera un aumento de los costes siniestrales con las nuevas tarifas del 8 por ciento, que otras voces del sector suben al 16 por ciento.
Y, a pesar de esos cálculos, ICEA limita al 1,2 por ciento el crecimiento de los ingresos por traslación del Baremo. "Vamos a tener que afinar mucho más para poder navegar en la situación en la que estamos", defendió Huertas y avisó de que el Baremo puede engullir todo el beneficio técnico de no hacer nada.
Según sus cálculos, este resultado ascenderá en 2015 a una cuantía situada entre 400 y 450 millones y un encarecimiento de las indemnizaciones del 16 por ciento detraería "más o menos 400 millones".