
La firma automovilística estadounidense Chevrolet, propiedad de General Motors, finalizó pasado el día 31 de diciembre sus operaciones de venta de vehículos nuevos en toda Europa, tal y como anunció la multinacional en diciembre de 2013.
De esta forma, tras liquidar todas las unidades que aún le quedaban por vender, la filial de la compañía en España da por cesada su actividad para los próximos ejercicios, tras la decisión de General Motors de llevársela fuera de Europa, entre otros motivos para no perjudicar a su también filial Opel, de similar categoría y gama.
A finales de 2013, cuando se produjo el anuncio del cierre, Chevrolet contaba con una red de 85 concesionarios en España, pero pronto la compañía acordó con sus regentes el cese de la actividad de venta y su conversión en en reparadores autorizados. En julio de 2014, contaba únicamente con siete concesionarios, que posteriormente llegaron a los mismos acuerdos, hasta que a mediados de 2015 se llegó a dicha solución con el último de los centros.
En la actualidad, la marca dispone de casi cien reparadores autorizados de vehículos de Chevrolet y Daewoo y el pasado 1 de diciembre los contratos de la compañía con sus reparadores fueron transferidos a General Motors España.
Durante los diez años que operó Chevrolet en España, la marca americano vendió alrededor de 200.000 coches y se calcula que el abandono del continente europeo tendrá un impacto de 700 millones sobre el balance de General Motors.