Motor

El piloto automático es el presente: ya queda menos para el coche fantástico

A nadie escapa que la "guerra de los 100 años" de la industria automovilística ya no solo se dirime en batallas que tengan que ver con cuestiones de motorización, seguridad, diseño o prestaciones. La tecnología es hoy por hoy uno de los aspectos fundamentales a la hora de comercializar y comprar un coche.

Es sin duda la característica de un vehículo que tiene más capacidad de crecer, de hecho su desarrollo parece infinito, y la única que nos permite soñar en cómo serán los coches del futuro.

¿Del futuro? No hay que viajar tan lejos. La conducción autónoma, algo que hace unos años nos parecía exclusiva de David Hasselhoff y su coche fantástico, puede ser una realidad, al menos en autopista, para el año 2020, según Bosch. El grupo alemán, especializado en tecnología y servicios, acaba de dar a conocer los avances tecnológicos, desarrollos y planes de introducción de los sistemas de conducción automatizada. Las ventas de Bosch en este campo no dejan de crecer, a un ritmo del 33 por ciento anual, y se prevé que en 2016 sus ventas en sistemas de asistencia al conductor superen, por primera vez, los mil millones de euros.

Ventajas e inconvenientes

La conducción automatizada afecta a todo el automóvil: propulsión, frenos, dirección, instrumentos de visualización, navegación y sensores, así como a la conectividad dentro y fuera del coche. En los más de 10.000 kilómetros de pruebas que Bosch ha realizado por carreteras abiertas al tráfico en Alemania, Estados Unidos y Japón, los vehículos equipados con estas tecnologías en pruebas han circulado, principalmente por autopistas, acelerando, frenando y realizando maniobras de adelantamiento sin ningún problema.

A pesar de las ventajas evidentes que puede tener la conducción automatizada para la comodidad a la hora de conducir, la seguridad es el principal objetivo que hoy por hoy se busca con el desarrollo de esta tecnología. Al año mueren en todo el mundo más de 1,3 millones de personas en accidentes de tráfico, por culpa del error humano en el 90 por ciento de los casos. Las investigaciones realizadas por Bosch apuntan a que el aumento de la automatización podría reducir los accidentes hasta en una tercera parte.

¿Problemas? El principal, las legislaciones. A día de hoy, las normativas internacionales y locales suponen un auténtico caos, pues en algunos casos está prohibido que el conductor no tenga el control del vehículo en ningún caso, y en el más optimista solo se deja actuar al coche hasta una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora. Una vez más, la tecnología va muy por delante de la normativa, y esto será algo en lo que tendrán que trabajar los gobiernos de forma urgente.

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