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Diez consejos para viajar en coche bajo la lluvia con la mayor seguridad

Foto: Archivo

Fuera miedos. Conducir sobre forme resbaladizo no tiene por qué ser un mal trago. Basta con conocer cómo cambia la adherencia y cómo debemos actuar ante determinadas situaciones para que todo vaya sobre ruedas.

No solo "en abril, aguas mil". El otoño es una de las épocas del año en las que que más llueve y, como bien hemos comprobado todos los conductores, cuando las nubes vienen cargadas llega el caos circulatorio. Usuarios que circulan temerosos, golpes de todo tipo, atascos infernales... En fin, una situación que deja a la vista nuestra incapacidad de circular con normalidad cuando cada vez que caen cuatro gotas.

Evidentemente, la lluvia es un fenómeno poco deseable cuando vamos al volante porque reduce la visibilidad y la adherencia, entre otras cosas. Pero también debemos tener claro que si nuestro vehículo está bien puesto a punto y mantenemos la calma, podemos circular y llegar al destino sin problema alguno.

¿Cuáles son los puntos que debemos cuidar para que todo funcione correctamente al rodar sobre asfalto mojado?

1.- Neumáticos

Si no hay excusa para tenerlos en mal estado en cualquier momento del año, ahora mucho menos. Las gomas tienen una caducidad que no debe rebasarse, además de una profundidad de dibujo que hay que respetar. La normativa dice que por debajo de 1,6 milímetros toca cambiarlas, pero si lo hacemos antes, mucho mejor. ¿Por qué? Sencillamente, porque la capacidad de evacuación de agua depende directamente de ello. Unas ruedas nuevas o con poco desgaste son capaces de dar salida al agua sin problema alguno, evitando el temido aquaplanning, mientras que si el dibujo es poco profundo no darán abasto y perderán el contacto con el asfalto a la mínima. El agarre y la capacidad de evacuar tienen mucho que ver con la antigüedad y el desgaste del neumático. En este aspecto, mejor no escatimar: siempre ruedas de calidad y en orden. Es un seguro de vida, ya que son el elemento que mantiene a nuestro coche en contacto con el suelo.

2.- Suspensión

¿Sabías que la capacidad de mantener al coche pegado al asfalto no es sólo cosa de las ruedas y la tracción? Efectivamente, la suspensión juega un papel clave, y si está muy gastada la estabilidad se puede ver comprometida con facilidad, especialmente con el asfalto mojado. Las distancias de frenado se pueden alargar significativamente con unos amortiguadores en mal estado, así que más vale echar un vistazo a este elemento y sustituirlo cuando sea necesario. A veces, unos metros extra marcan la diferencia a la hora de evitar un accidente.

3.- Luces

Tan importante es ver como ser visto. Cerciorarse de que todas las luces del coche funcionan correctamente es importante antes de salir a circular bajo la lluvia, entre otras cosas, porque muchos de los accidentes por alcance se producen por una mala visibilidad. Esto no quiere decir que debamos encender toda la iluminación del coche para convertirnos en el elemento más llamativo de la carretera; las luces antiniebla, por ejemplo, sólo se deben poner en las situaciones concretas que contempla el Código de Circulación ya que, de no ser así, pueden deslumbrar y provocar justo el efecto contrario.

4.- Cristales y escobillas en buen estado

El parabrisas, la luna trasera, las ventanillas laterales y los retrovisores son fundamentales para tener un buen control del entorno que nos rodea. Por ello, y dado que cuando llueve tienden a empañarse, es conveniente tenerlos bien limpios, por dentro y por fuera. Es una operación que apenas lleva tiempo y puede hacer más cómoda y segura la conducción. Por otra parte, unas escobillas limpiaparabrisas gastadas no son capaces de evacuar el agua ni de limpiar como es debido. Revisarlas cada poco tiempo es muy importante.

5.- El comienzo de la lluvia

Esas primeras gotas son las más traicioneras. El asfalto aún no ha acumulado apenas agua y puede parecer que el peligro está todavía lejos, pero en realidad en estos primeros minutos se forma una película de suciedad mezclada con lluvia que hace que todo resbale más que nunca. Después la carretera tiende a limpiarse y, por norma general, aumenta el agarre. Hay que ponerse alerta desde el primer momento para extremar las precauciones.

6.- Aquaplaning

Es el efecto que se produce cuando los surcos de los neumáticos no son capaces de evacuar el agua de la carretera y, en consecuencia, pierden el contacto con el asfalto y deslizan sobre el charco. ¿Qué hacer en este caso? Huir de acciones bruscas en la dirección, los frenos o el acelerado. Lo mejor es mantener la cabeza fría y dejar la dirección lo más recta posible, evitando incluso tocar los pedales. Lo más normal es que se recupere el grip -agarre- tras pasar esa zona inundada y todo vuelva a la normalidad. En este sentido, el control de estabilidad puede jugar un papel importante si el coche pierde la trayectoria al hacer aquaplaning.

7.- Distancia de seguridad

Respetarla es crucial. Incluso con los neumáticos y frenos en las mejores condiciones, las distancias se alargan considerablemente sobre suelo mojado. Para evitar sustos basta con abrir un margen mayor al habitual respecto al coche que llevamos delante y así, en caso de que haya una frenada de emergencia, podremos salvar la situación sin riesgo a chocar con ningún vehículo. Muy importante, también, es vigilar el tráfico que viene por detrás para evitar a esos conductores que suelen circular pegados a nuestra zaga. No vale la pena enzarzarse con ellos, lo más fácil y seguro es dejarles paso y problema solucionado.

8.- No hay por qué tener miedo

Hay que perderle el miedo a conducir sobre firme resbaladizo. Cuanto más normalicemos la situación, mejor nos irá a todos y más fluida será la circulación. Actuar de forma suave sobre el acelerador y el freno, y no hacer cambios de dirección bruscos ayuda a que el coche no pierda las formas. Por lo demás, no pasa nada: que se moje el asfalto no es ninguna tragedia ni motivo para ir aterido al volante. Se puede -y se debe- circular normalmente, con la misma confianza que lo hacemos cuando el asfalto está seco.

9.- Pintura en el suelo

Ojo a los pasos de peatones, rayas que delimitan carriles, isletas, zonas de obras y demás lugares delimitados con pintura porque aquí la adherencia es casi nula. Esto es algo que deben tener en cuenta de forma especial los conductores de motocicletas, ya que intentar frenar o girar sobre esta pintura suele suponer acabar en el suelo.

10.- Control de crucero

El control de crucero hace que el coche circule a una velocidad estable sin intervención del conductor, manteniendo una aceleración constante. A pesar de que se puede desactivar de una forma rápida e intuitiva pisando el freno, es recomendable no llevar este dispositivo conectado al rodar con lluvia porque podría ponernos en aprietos, por ejemplo, al pasar por una zona inundada. Cuanto mayor sea el control que ejerza el conductor en estas situaciones, mejor.

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