
¿Es suficiente una temperatura de apenas 37ºC para que un Renault Mégane comience a derretirse? Es lo que pretende demostrar un vídeo grabado por un turista bajo el sol de Caorle, al norte de Italia, en plena ola de calor que afectó a Europa la semana pasada.
El vídeo muestra a John Westbrook, un turista que pasaba sus días en esta localidad italiana, asistiendo incrédulo a cómo diferentes elementos de un coche estacionado frente a una playa se deshacen por el calor.
El vídeo se ha convertido en un viral que circula por toda la red durante los últimos días. Entre los internautas españoles existe cierto escepticismo al respecto, dado que aquí son habituales temperaturas muy por encima de esos 37ºC sin que se vean coches desintegrándose por el calor extremo.
Y aunque no le faltan motivos a los incrédulos -el punto de fusión de los plásticos utilizados en los automóviles ronda los 200ºC-, cabe recordar el caso del rascacielos que derretía coches por el 'efecto espejo' que hacían sus cristaleras al reflejar el sol sobre los vehículos. ¿Ocurriría algo similar en el caso del vehículo grabado por Westbrook?