Es casi lo primero en lo que nos fijamos cuando viajamos a cualquier país: sus taxis. Una de los oficios más extendidos del mundo, en cada país, en cada ciudad, suelen tener su propia personalidad tanto por fuera, con muchos y variados colores y formas, como por dentro, en las tarifas y condiciones del viaje. Hoy damos una pequeña vuelta al mundo de los taxis.
Londres
Los londinenses seguramente son los taxis más famosos del mundo. Presentes en las calles de la capital del imperio británico desde 1962 (entonces la potencia se fundamentaba en otra clase de caballos), se denominan Hackney carriages o Black Cabs (negros en origen, sus mensajes publicitarios pueden reconvertirlos en cualquier color), y son realmente cómodos, pues pueden llevar hasta a seis pasajeros con todas sus maletas gracias a su amplitud.

Una encuesta de hoteles.com en 30 países lleva considerando a los Hackney los mejores taxis del mundo desde hace seis años de forma consecutiva.
Nueva York

Seña de identidad de la Gran Manzana son sin duda sus taxis (cabs) amarillos, que llevan desde principios del siglo XX transportando a millones de pasajeros cada día. Son amarillos por la práctica razón de que es el color que más resalta de lejos en un automóvil. También icono cinematográfico, quién no recuerda a un 'perjudicado' Robert De Niro en Taxi driver. Los taxis de Nueva York se sitúan en segunda posición, tras los londinenses, en la referida encuesta de hoteles.com.
México D. F.

Aunque ya están en desuso, pues el modelo dejó de fabricarse en el año 2003, en el recuerdo quedan los 'vochos', los Volkswagen Escarabajo que durante décadas transportaron a turistas y viajeros por las principales ciudades mejicanas. Y aunque la comodidad no era lo suyo, pues solo tenían dos puertas, se llegaba hasta a quitar el asiento del acompañante delantero para acceder mejor a las exiguas plazas traseras. Y sus colores, inconfundibles, verde y blanco.
La Habana

Otro elemento indispensable del decorado urbano de una ciudad, si pensamos en La Habana no podemos pasar por alto sus entrañables 'almendrones', vehículos clásicos americanos de los años cincuenta o anteriores, que se mimetizan a la perfección con las decrépitas calles de la capital cubana. Sin duda alguna, los taxis más románticos que te puedas encontrar en ninguna parte del mundo.
Bangkok
El exotismo de la capital de Tailandia se ve reflejado sin duda en una modalidad de sus taxis, los denominados Tuk Tuk, un motocarro de tres ruedas que cuenta con la agilidad necesaria para zambullirse en el caótico tráfico de cualquier ciudad asiática y poder llegar al destino a tiempo (aunque lo de "sanos y salvos" nos costará creerlo hasta que lleguemos). Y qué decir de su decoración, un delirio del que solo nos repondremos cuando el taxista arranque el Tuk Tuk.
El Cairo

Si la cuestión es que nos gusten los subidones de adrenalina, entre subirse a un monoplaza de Fórmula 1 o hacerlo en un taxi en El Cairo poca diferencia habrá. Pensarás que estás viviendo un videojuego desde dentro, con acelerones, cambios de dirección imposibles, semáforos de adorno y un sinfín de locuras más, pero como verás que el resto de los vehículos circulan igual, lo mejor que puedes hacer es relajarte y disfrutar de la experiencia. Los taxis blancos y negros son los más antiguos, pero también los más auténticos. Eso sí, no llevan taxímetro, te tocará negociar con el conductor antes de iniciar el trayecto... habléis el mismo idioma o no.
Tokio

La capital japonesa se precia de ser una de las urbes más frikis del mundo, y votamos a bríos que así es. No hace falta que hablemos de karaokes, luminosos, fauna urbana y demás (solo hace falta volver a visionar la sobrevalorada Lost in translation). Con que entremos en un taxi en la capital del imperio del Sol Naciente nos sentiremos mucho más lejos de casa que nunca. Son sin duda los más parecidos al mítico 'Mambotaxi' que conducía Willy Montesinos en Mujeres al borde de un ataque de nervios, con cantidad de instrumentos para nuestra distracción pero por encima de todo con esas fundas de ganchillo para los reposacabezas de los asientos, en total conexión con aquellas entrañables fundas, también de ganchillo, que nuestras añoradas abuelas escondían los rollos de papel higiénico. Y los chóferes, en consonancia con el frikismo imperante. Pero muy simpáticos, eso sí.
Nueva Delhi
La India es otro país caótico en todos sus aspectos. Y también en el tráfico urbano, como suele ocurrir en los países más desfavorecidos. Son muchos los vídeos que circulan por las redes sociales en las que nos preguntamos cómo es posible circular de esa forma tan infernal por las calles de las grandes ciudades indias. Pues para los sufridos turistas los auto rickshaws son la opción más insegura, pero la más pintoresca: motos dotadas de cabinas, pintadas 'discretamente' de verde y amarillo, en los que lanzarse a la aventura del embotellamiento diario. Otra experiencia sin duda a vivir.
Madrid y Barcelona

Por lo que respecta a nuestras dos principales ciudades, en Madrid la sosería brilla por su presencia en el diseño de los taxis, pues ese color blanco impoluto con una única concesión al color, en la pequeña franja roja diagonal en las puertas delanteras, hacen añorar a aquellos inmensos Seat 1.500 negros con una ancha franja roja que recorría los laterales del vehículo.

En la Ciudad Condal, sin embargo, son fieles al diseño que se impuso en los años treinta del siglo pasado, cuando el amarillo en las puertas sobre el negro del vehículo se impuso al resto de la gama de colores, que invadía las calles barcelonesas, y que correspondían a una tarifa diferente según el color. Como cuando se unificaron las tarifas ganaron las de los vehículos amarillos? así se quedó la cosa hasta hoy.

Otras ciudades
París no cuenta con unos vehículos específicos para su flota de taxis. Cualquier vehículo puede ser un taxi, simplemente con que lleve la señal luminosa en su techo. En Alemania los taxis se distinguen por el lujo y la comodidad, pues suelen ser grandes BMW o Mercedes, generalmente de color beige. En Venecia, a falta de calles, lo más cómodo es desplazarse en lancha taxi por los románticos canales. La mayoría de los taxis de las ciudades norteamericanas suelen ser negros con el techo amarillo, etcétera.