La 80ª edición de la tradicional prueba francesa de resistencia ha sido especial. En ella participaban por primera vez coches dotados con mecánicas híbridas: Audi y Toyota. La primera, con la experiencia que da el haber ganado 10 veces la prueba, partía como favorita, mientras que la segunda, que retornaba a Le Mans después de muchos años de ausencia, intentaría demostrar su capacidad tecnológica. Pero no hubo opción, Audi arrasó con sus R18 e-tron Quattro, mientras los Toyota TS 030 Hybrid demostraron cierta bisoñez y no llegaron ni siquiera a cubrir la mitad de la distancia de la prueba.
Así las cosas lo único importante en esta edición era saber si ganarían los Audi híbridos o los Audi convencionales, los R18 Ultra, uno de ellos pilotados por Marc Gené. El objetivo es que fuera un Audi R18 e-tron el ganador, ya que para eso había sido llevado a Le Mans, pero si por cualquier causa los dos e-tron inscritos fallaban, estaban los Ultra para sustituirlos en la victoria. La otra incógnita era cuál de los dos R18 e-tron ganaría. Si lo hacía el número 1 de Lotterer, Fässler y Tréluyer, estos pilotos renovarían con la victoria obtenida el año pasado. Y si lo hacía el número 2, uno de sus pilotos, el danés Tom Kristensen obtendría su noveno triunfo en Le Mans.
Pero no hubo opción ni para los R18 Ultra ni para Kristensen, ya que el R18 e-tron número 1 no dio la más mínima opción. Dominó los entrenamientos, fue 22 horas seguidas líder de la carrera salvo unos 40 segundos que duró el Toyota TS 030 número 8 en cabeza. Eso fue antes de que fuese echado literalmente de la pista por un Ferrari 458 Italia en la curva de Mulsanne, dando una vuelta en el aire y quedando lesionado su piloto, Anthony Davidson. A dos horas y media de la llegada también fue líder momentáneo Kristensen con el Audi número 2, pero se salió de pista dañando el coche, y aunque pudo retornar a boxes y reparar, perdió una vuelta y cualquier posibilidad de victoria.
En la categoría LMP2 se impuso un HPD ARX Honda, conducido por Potolicchio, Dalziel y Kimber-Smith, a una legión de coches con motor Nissa, entre los que el mejor fue el Oreca 03 de Tinseau. En la categoría LMGTE Pro venció el Ferrari 458 Italia pilotado por Fisichella, Bruni y Vilander tras los problemas sufridos por los Corvette C6 ZR1 oficiales. Y en la categoría LMGTE Am, fue el Corvette C6 ZR1 de Larbre Competition pilotado por el portugués Pedro Lamy el que se impuso a los Porsche 911 RSR, a priori favoritos.
No hubo éxito entre los pilotos españoles
En esta 80 edición de las 24 Horas de Le Mans participaron tres pilotos españoles, Marc Gené, con Audi, Lucas Ordoñez con Zitek Nissan y Antonio García con Corvette. Los tres aspiraban a la victoria en su categoría o, por lo menos, al podio, pero esta vez no hubo posibilidad para ninguno de ellos. Marc Gené tuvo una salida de pista con su Audi R18 Ultra que le retrasó aún más de lo que ya había perdido con un primer accidente de su compañero Dumas. Tenían posibilidades de podio, pero solo pudieron terminar la prueba en quinta posición.
Lucas Ordoñez, que corría con el ex piloto de Fórmula 1 Martin Brudle y su hijo, poco pudo hacer con graves problemas de alternador en su coche. Finalmente acabó décimo quinto de la general y octavo en la categoría LMP2. Y Antonio García, que tenía el tercer escalón del podio a su alcance, no pudo hacer mejor que un quinto puesto por una rotura de transmisión que mantuvo a su Corvette parado en boxes casi media hora.
La presencia del futurista Nissan Deltawing en la prueba, aunque participaba como invitado sin contar para la clasificación, puso la nota curiosa a esta 80 edición de las 24 Horas. Dotado con un motor de 1,6 litros y 300 CV, pero con solo 550 kilos de peso, este indefinible vehículo demostró velocidad y fiabilidad, y si solo aguantó media carrera no fue por su culpa, sino por la de uno de los Toyota oficiales, que le echó fuera de la pista sin poder retornar a ella.