Cuando leemos datos como el de que Rolls-Royce aumenta sus ventas un 31% a pesar de la crisis, inmediatamente tendemos a pensar en que "claro, son los ricos los únicos que pueden comprar coches". Pero, aunque pudiera parecer que los clientes con mayor poder adquisitivo siempre compran automóviles de lujo, esto no siempre es así.
La redactora de la revista Forbes Joann Muller ha llamado la atención sobre una curiosa estadística: según datos de la empresa norteamericana líder en información en el sector de la automoción, Experian Automotive, de todos los habitantes de Estados Unidos y Canadá con una renta anual superior a los 200.000 euros, un 61% no compra exclusivamente vehículos premium.
¿Qué coches, entonces, prefieren estos acaudalados clientes? Ese 61% de quienes ganan al año más de 200.000 euros está optando por automóviles de gama más discreta de marcas tipo Toyota, Honda o Ford, como el resto de los 'mortales'. Tanto es así que, incluso, en el 'top' de coches más vendidos dentro de esta clase de compradores logran colarse, sorprendentemente, modelos como el Honda Odyssey, el Toyota, Prius o el Volkswagen Jetta.
Cuesta trabajo encontrar una explicación a este fenómeno, pero es probable que, como ha sucedido en España en los últimos años, la crisis esté afectando más de lo esperado a muchos nuevos ricos que ven impotentes la vertiginosa caída de su poder adquisitivo. Otra de las opciones es que prefieran optar por la discreción, en lugar de por alardear en un momento en el que son muchos los ciudadanos que pasan apuros económicos.