
Maserati vivió su época dorada en los años 60 con el lanzamiento de una serie de modelos legendarios como el Sebring, el Mistral el Ghibli o el Indy reconocidos mundialmente.
En esa época también lanzó un modelo menos conocido pero igual de elegante, diseñado por Vignale, el México. Este modelo, equipado con su motor V8, cumple ahora 55 años de vida.
Maserati es una de esas marcas legendarias que han firmado algunos de los vehículos deportivos más espectaculares de la historia del automóvil. Una marca comparable con Ferrari, Lamborghini o de Tomaso, entre otras, que marcaron toda una época para la automoción a nivel mundial. En los años 60, la marca del tridente lanzó hasta cuatro modelos distintos, todos ellos sobre la misma base mecánica, su impresionante motor V8 de casi 4,7 litros de cilindrada y carrocerías de tipo 2 + 2.
De esta época son el Mistral, el Sebring, y posteriormente llegaron el Ghibli, quizá el más conocido de la época y que ha tenido su sucesor contemporáneo, y el Indy. Todos ellos con la misma estructura mecánica: motor delantero longitudinal y tracción trasera. Pero el México se situó a mitad de camino entre estos dos grupos de modelos, con un diseño muy elegante firmado por Vignale, que recordaba en sus líneas algunos de los Ferrari más espectaculares de la época.
Fue un coche del que se hicieron pocas unidades, solo se construyen 250 unidades a lo largo de los ocho años que se mantuvo en producción entre 1965 y 1973. La versión original equipaba un motor de 290 caballos de potencia, mientras que a partir de 1968 se hizo una variante de acceso, con un motor V8 de menor cilindrada y 260 CV. En cuanto a su caja de cambios, se ofreció con dos opciones diferentes. Uno manual de cinco marchas, que fue el que se vendió en los mercados europeos, y una variante con un cambio automático de tres marchas enfocado hacia el mercado norteamericano, donde tuvo un gran éxito comercial.
El coche fue presentado el 6 de octubre de 1966 durante la inauguración del Salón del Automóvil de París, donde el Maserati México destacó por su pureza de líneas muy elegantes y su gran deportividad.

En cuanto al nombre del coche, su denominación de México viene porque un cliente que había adquirido un espectacular 5000 GT que fue del presidente mexicano Adolfo López Mateos en 1961 y que sufrió un accidente, lo llevo a reparar a la sede de Maserati en Módena. Allí pudo ver el prototipo que había desarrollado Vignale para este modelo y decidió comprar ese prototipo. Aún no era un vehículo desarrollado para su producción y por ello la carrocería desarrollada por Vignale se montó en la plataforma del 5000 GT accidentado. Así surgió el primer modelo de producción que, por el cúmulo de coincidencias, los responsables de la marca decidieron llamar México.
El Maserati México fue un adelantado a su tiempo ya que además de sus potentes motores V8, 260 o 290 caballos según la versión, contaba con un equipamiento muy completo, algo poco habitual en la época. De hecho, incluía de serie asientos de cuero, ventanillas eléctricas, salpicadero de madera, aire acondicionado y discos de freno ventilados. En su época, el interior del Maserati México se definió como un salón italiano con lo que se quería destacar por un lado la identidad italiana, pero también la artesanía característica de la marca Maserati.
El México representaba la excelencia, el diseño y la potencia de un automóvil, valores que siguen vigentes en todos los vehículos de la marca del tridente que está inmersa en el lanzamiento de un nuevo modelo, el Gregale para el que habrá que esperar unos meses todavía.