
Varias conclusiones del Gran Premio de Hungría. 1. Esta temporada es la más entretenida de los últimos años. 2. Hamilton, a pesar de su equipo, tiene toda la suerte del mundo. 3. Verstappen está pasando un auténtico "via crucis". 4. Fernando Alonso es el mejor piloto desde Ayrton Senna. 5. En resumen, ¡viva la Fórmula 1!
Si nos ceñimos a los hechos, Esteban Ocón, compañero de Fernando Alonso en Alpine, logró la primera victoria de su carrera en el Gran Premio de Hungría. Segundo fue Sebastian Vettel, especialista en colgarse "medallas de plata" este año en las carreras más convulsas. Y tercero fue un Lewis Hamilton que, cuando tenía la carrera más que ganada antes casi de la salida, tuvo que remar durante 70 vueltas por una monumental metida de pata de su equipo.
Pero, para los puristas de la Fórmula 1, los que miran los pilotos más que sus nacionalidad, el gran triunfador fue... Fernando Alonso. Y eso que quedó quinto. Pero para la historia del Gran Circo quedarán esas casi diez vueltas en las que, con una carraca llamada Alpine, mantuvo a raya a un voraz Lewis Hamilton que aspiraba a ganar la carrera, con la importancia de los puntos este año, pero que con el tapón del asturiano solo pudo ser tercero. Cuántos nos acordamos de tantas y tantas batallas entre británico en español cuando ambos militaban en McLaren, allá por el año 2006, en el debut de Hamilton en el Mundial.
Lo que queda en la retina de todos es... la lástima de que ningún gran equipo de verdad se haya arriesgado a apostar por Fernando Alonso desde que salió de Ferrari hace ya una década. Porque, con 40 años recién cumplidos, el bicampeón mundial sigue siendo, de largo, el mejor piloto de la parrilla, mucho más que Hamilton, aunque haya ganado cinco Mundiales más que el asturiano. Al final la presión del Mercedes mil veces mejor que el Alpine de Alonso, devolvió la lógica al Gran Premio, pero al menos abre la esperanza de que, si realmente el año que viene el cambio de reglamentación igualará las abismales diferencias entre los equipos, quién sabe si volveremos a ver a Alonso peleando por el Mundial... y principalmente contra Hamilton. Se nos hace la boca agua.
La carrera en Hungría estuvo marcada, primero por la lluvia, y después por la caótica primera salida, en la que Valtteri Bottas, el lugarteniente de Hamilton, provocó con su mala salida un accidente múltiple en el que se llevó por delante... a los dos Red Bull. Jugada perfecta para Hamilton: su "empleado" le hace el trabajo sucio, y se queda primero, y absolutamente solo, sin ningún enemigo directo, para ganar una carrera en cuanto se diese la segunda salida, tras dos accidentes, el provocado por Bottas y otro de Lance Stroll (Aston Martin), que dio con los huesos de ambos en el garaje, además de los de Lando Norris (McLaren) y Charles Leclerc (Ferrari). Pero lo mejor de todo para Hamilton es que su gran rival y hasta ayer líder del Mundial, Max Verstappen (Red Bull), también quedaba seriamente dañado por las tropelías de Bottas, y aunque intentó reparar su monoplaza en la media hora de bandera roja tras los accidentes, al final solo pudo ser décimo.
Pero no terminó ahí la cosa tras esta accidentada primera salida del Gran Premio de Hungría. Tras media hora de bandera roja para limpiar la pista de los trozos de los coches accidentados, y cuando los coches ya estaban en la vuelta de formación para una segunda salida desde la parrilla, todos los coches decidieron entrar a boxes para cambiar los neumáticos de mojado a seco, al ver que la pista se había secado del todo... menos el Mercedes de Hamilton. Por lo tanto, asistimos a un espectáculo único en la historia del Gran Circo: un solo piloto (Hamilton), tomando la salida desde la parrilla. Y los otros 15 coches que aún quedaban en carrera... desde los boxes. Impreionante.
Monumental fallo de Mercedes
Pero aún hay más. Una vez dada la salida, en Mercedes se dieron cuenta de su metedura de pata al no cambiar las gomas de Hamilton, por lo que llamaron al británico para que entrara sin más dilación a poner neumáticos de seco. Por lo tanto, Hamilton pasó de ser el único piloto en la parrilla... a la última posición. Un fallo de estrategia de niños pequeños el de Mercedes, que sin duda les costó la carrera.
Por lo tanto, la carrera fue un auténtico festival de adelantamientos en uno de los circuitos más duros para poder adelantar. Hamilton, lógicamente, fue engulliendo a rivales, con mayor o menor trabajo, hasta que a falta de 15 vueltas se encontró con su pasado, con Fernando Alonso, que marchaba cuarto, tras el dúo de cabeza (Ocón y Vettel), muy adelantado, e inmediatamente detrás de Carlos Sainz, muy beneficiado por el accidente de la primera vuelta, pues había pasado del decimoquinto al cuarto lugar, y ahora marchaba tercero.
Como ya hemos contado, un mundo necesitó Hamilton para pasar a Alonso, y luego quitarse rápidamente de en medio a Sainz, para terminar en una tercera posición que, si bien le permite volver a liderar el Mundial, sin duda le habrá dejado un regusto amargo, pues pudo haber ganado la carrera de sobra si no llega a ser, primero, por los "lumbreras" de su equipo, pero fundamentalmente... por un brutal Fernando Alonso.