Lewis Hamilton ha logrado la victoria en el Gran Premio de Gran Bretaña, y ha recortado nada menos que 26 puntos la ventaja que le llevaba Max Verstappen en el Mundial, después de que el neerlandés sufriera un violento accidente en la primera vuelta tras tocarse... con Hamilton.
La polémica está servida. A malas, la enseñanza que deja el G.P. de Gran Bretaña es que, si provocas un accidente a tu máximo rival en la primera vuelta, y luego eres capaz de recuperar la sanción de diez segundos que recibes... puedes ganar una carrera. En la primera vuelta en Silverstone, la batalla de cruzadas, frenazos y ataques entre Max Verstappen (Red Bull) y Lewis Hamilton (Mercedes), terminó con el neerlandés, líder absoluto del Mundial y ganador de las tres últimas carreras, estrellándose violentamente contra el muro tras tocarse con su máximo rival en la primera vuelta de la carrera.
En la más de media hora en que la carrera se tuvo que detener para comprobar el estado de Verstappen, y retirar su destrozado monoplaza, la dirección de carrera no llegó a una decisión sobre qué sanción merecía Lewis Hamilton. Y justo cuando se relanzó la carrera, con el Ferrari de Charles Leclerc, que había sabido aprovecharse del incidente del Red Bull y del Mercedes, en primera posición. Y Hamilton, justo detrás de él.
¿Y cuál fue la sanción? Diez segundos. La segunda más ligera que se puede aplicar en estos casos. Evidentemente, Hamilton se lo iba a tener que currar para recuperar esos diez segundos que tuvo que cumplir justo en su parada en boxes. Pero en el ambiente quedaba claro que el gran beneficiado de esa conducción agresiva entre Verstappen y Hamilton, que terminó con el de Red Bull en el hospital fue... el piloto británico.
Aunque Leclerc fue un auténtico jabato, y aguantó 50 de las 52 vueltas de la carrera en primera posición, al final la lógica se impuso y Hamilton, espoleado encima por su afición, le adelantó a dos vueltas del final y confirmó su "buena suerte" con el accidente de Verstappen, provocado por él, y que le deja a tan solo ocho puntos en la clasificación del Mundial, cuando ayer, tras la exitosa carrera al sprint, perdía nada menos que 33 con el de Red Bull.
La polémica está servida. Se hablará mucho de la laxa sanción de los jueces al siempre "afortunado" Hamilton, y habrá que cómo se lo toman Verstappen y Red Bull dentro de dos semanas en Hungría. No saltarán chispas, arderán las emociones.
Sainz y Alonso, en el Top7
Un día más, los españoles brillaron, por diferentes motivos. Carlos Sainz, que partía undécimo en la parrilla tras el sprint del sábado, volvió a hacer una carrera de remontada, que pudo haber sido mucho más brillante si, una vez más, el equipol no hubiera fallado en su parada en boxes. Diez segundos perdió el madrileño cuando los mecánicos no pudieron ajustar con rapidez la rueda delantera izquierda. Todo un mundo que le colocaron por detrás de Daniel Ricciardo (McLaren), cuando el Ferrari marchaba por delante, y además tenía mucho más ritmo que el australiano. Y aunque quedaban muchas vueltas por delante, nada pudo hacer Carlos, que se tuvo que conformar con el sexto puesto final.
Fernando Alonso, por su parte, volvió a realizar un festival de adelantamientos en las dos salidas que tuvo el Gran Premio (tras el accidente de Verstappen), y llegó a ocupar la quinta posición, si bien la extrema lentitud de su Alpine le hicieron caer dos posiciones, hasta la séptima posición final que, una carrera más, pone al piloto español muy por encima del potencial de su monoplaza.