Frank Sinatra, además de uno de los mitos del cine y la música del siglo XX, fue también un apasionado de los mejores coches. Uno de ellos fue un maravilloso Maserati Ghibli
No falla. Si eres una estrella mundial en algo que tenga que ver con el show business, ya sea en los deportes, en el cine, en la música o en estas dos últimas actividades juntas, seguro que tienes un garaje bien repleto de impresionantes coches de última y de primera generación.

Y uno de los iconos del cine y la música a la vez del siglo XX, el sin par Frank Sinatra, no fue una excepción. Francis Albert Sinatra (Hoboken, Nueva Jersey, 12 de diciembre de 1915-Los Ángeles, California, 14 de mayo de 1998) fue un auténtico ídolo tanto dentro como fuera de la pantalla y los escenarios. Un auténtico "vividor" que no se privó de los más excelsos placeres terrenales, incluida Ava Gardner, "el animal más bello del mundo", con quien vivió una longeva, apasionada y neurótica relación (matrimonio corto incluido), y que, por supuesto, siempre estuvo rodeado de los mejores coches de sus años.

Por el garaje de Sinatra, que por cierto tuvo más conexiones con la Mafia que las recomendables, pasaron maravillas como un Chrysler Convertible del 42, un Cadillac Limousine del 51, un impresionante Ford Thunderbird negro del 55, el coche que más le gustó, un Continental Mark II Coupé del 56, un Cadillac El Dorado Brougham del 58, un Dual-Ghia Convertible del 57, un Rolls Royce Silver Shadow del 76, un Chrysler Imperial 'Edición Sinatra' del 81, un Jaguar Sedán XJ6 del 86, un Jaguar XJS Coupé del 89 y, por último, un Chrysler LeBaron Town and Country del 85.
También fue el afortunado poseedor de un Lamborghini Miura del 69, en despampanante color naranja, y tanto fue su amor por el 'toro' italiano, que una de las frases más célebres de la historia de la automoción fue una pronunciada por Sinatra: "Se conduce un Ferrari cuando se quiere ser alguien; y se conduce un Lamborghini cuando SE ES alguien".

El Ghibli de "Mr. Blue Eyes"
Wes Farrell fue un músico no demasiado conocido entre cuyos mayores logros está la composición de "Boys", canción que grabaron los Beatles en su álbum de debut, "Please please me" (1962), cuando John, Paul, George y Ringo aún tocaban (algunas) canciones que no eran suyas. En 1970, Farrell se hizo con un Maserati Ghibli de primera generación. Con diseño de Giuggiaro, el Ghibli de primera generación era un Gran Turismo V8 de 4,7 litros y tracción trasera y cambio manual de cinco velocidades, que alcanzaba una descomunal potencia para entonces de 330 CV y una velocidad máxima de 250 km/h. Con volante por supuesto en madera, el soberbio interior estaba tapizado con el mejor cuero negro.
Tres años después, Ferrell estaba saliendo con Tina Sinatra, tercera hija de "Mr. Blue Eyes" y Nancy Barbato, su primera mujer. Y Frank, fiel a su pasión, se fijó en la imponente presencia plateada del Maserati del que se convertiría en 1974 en su yerno. Y ni corto ni perezoso, se lo compró, pasando a engrosar su particular museo a cuatro ruedas.
Tal fue el amor de Sinatra por su nuevo cacharro, que no dudó en clavarle una matrícula personalizada, con la leyenda "FAS IV" ("Francis Albert Sinatra IV"). Pero estos amores suelen ser fugaces, y poco años después Sinatra le vendió el Ghibli a su amigo el actor George Hamilton ("Amor al primer mordisco"), y no mucho después, en otra típica transacción de todos estos millonarios caprichosos que se cambian coches como cromos, esta joya de la automoción acabó en otro surtido garaje: el de Dave Thomas, fundador de la cadena de restaurantes Wendy's, muy popular en Norteamerica, pero que en España solo tuvo una tímida aparición y una rápida desaparición en la década de los 80.

Y hoy, cuando acaba de cumplir 40 años, aquel famoso Maserati Ghibli que llevó más de una vez a la luna al hombre que cantaba "Fly me to the moon", sale a subasta en Barret-Jackson, casa de subastas especializada en vehículos clásicos. La cita tendrá lugar el próximo 17 de junio en Las Vegas, y como no se ha fijado un precio de salida, no se puede decir qué precio podrá alcanzar. Dependerá del millonario de turno que se encapriche con esta joya, toda una mezcla de nostalgia y de historia de una gran época tan reciente como pasada.