Dos años después, por culpa de la pandemia, vuelve el Gran Premio de Fórmula 1 más esperado, más mítico y más emocionante del Gran Circo: Mónaco. El circuito de Montecarlo, trazado urbano serpenteante entre las calles y el puerto de uno de los enclaves más lujosos de Europa, ha vivido mil y un momentos espectaculares. Hoy te traemos los diez más recordados.

1929, primera carrera en Mónaco
Antony Noghès (1890-1978), millonario importador de tabaco, es uno de los nombres más importantes en la historia del automovilismo europeo, pues fundó tanto el Rally de Montecarlo como el Grand Prix de Mónaco. Tras proyectar el circuito de Montecarlo en 1920, tuvo que esperar nueve años para que se disputara por fin un Gran Premio internacional en el trazado urbano monegasco.
Desde aquella primera carrera por las calles del Principado, cuyo trazado es prácticamente similar al actual, ya se comprobó que la prueba era una de las más duras del calendario de aquellos últimos años 20, al nivel de otros trazados como Silverstone o Monza.

El ganador de aquel primer Grand Prix de Mónaco fue el británico William Grover-Williams (1903-1945), a bordo de un flamante Bugatti 35, tras imponerse a los otros 15 pilotos (todos participaron por invitación), y llevarse los 100.000 francos del premio.

1933: primera parrilla de salida
La quinta edición del Grand Prix de Mónaco tiene la particularidad de que fue el pionero en celebrar sesiones de clasificación para decidir el orden de la parrilla de salida. Antes de esta cita, la parrilla se decidía por sorteo.
El vencedor de aquella histórica carrera fue el italiano Achille Varzi (1904-1948), a lomos, cómo no, de un Bugatti. La carrera consistió en 100 vueltas al ya famoso circuito monegasco.

1950: Fangio estrena la F1 en Mónaco
La Fórmula 1 llegó en 1950... y por supuesto el G.P. de Mónaco pasó a ser una de sus citas estelares. De hecho, la monegasca fue la segunda cita de aquel primer Mundial, que había comenzado en Silverstone.
Otro dato para la historia del Grand Prix de Mónaco de 1950 es que significó la primera victoria de su primer gran dominador, el argentino Juan Manuel Fangio (1911-1995), que a lomos de un Alfa Romeo batió a su compañero de equipo, y mito también del automovilismo, Giuseppe Farina (1906-1966). El italiano, que se había impuesto en la cita inaugural de Silverstone, se llevó sin embargo el gato al agua, pues se proclamó primer campeón del Mundial de Fórmula 1.

1955: Ascari, ¡hombre al agua!
Otro mito de aquellos primeros años de la Fórmula 1, el italiano Alberto Ascari (1918-1955), fue el gran protagonista del Gran Premio de Mónaco de 1955. Ascari, vencedor de 13 Grandes Premios entre 1951 y 1953 (todos con Ferrari), y campeón del mundo de 1952 y 1953, corría en Mónaco por primera vez con un Lancia D50. Y justo cuando una avería de Stirling Moss le había dado el liderato a pocas vueltas del final, el italiano tomó a demasiada velocidad la chicane a la salida del túnel, se fue contra la valla que separaba la pista del puerto... y su Lancia se zambulló cual ballena en las aguas del Mediterráneo. Ascari resultó ileso, y su monoplaza tuvo que se reflotado.
La película de 1966 "Grand Prix", dirigida por John Frankenheimer y protagonizada por James Garner, Eve-Marie Saint e Yves Montand, nos ofrece una impresionante escena en la que un monoplaza que está participando en el Gran Premio de Mónaco... termina saliéndose del asfalto y termina en el fondo del puerto monegasco, en un evidente homenaje al famoso accidente de Alberto Ascari en Montecarlo.

1967: la muerte de Lorenzo Bandini
Aunque el circuito de Montecarlo es uno de los más peligrosos del Mundial, debido a su trazado urbano, en el que las vallas forman parte del asfalto, y en el que las escapatorias son casi inexistentes, tan solo un piloto ha perdido la vida en los 71 años en que la Fórmula 1 lleva su Gran Circo al rincón mediterráneo.
Ese accidente fatal ocurrió en 1967, cuando el italiano Lorenzo Bandini (1935-1967) se estrelló en la zona de la Nueva Chicane (muy cerca de donde Ascari se fue al agua). Bandini, ganador de carreras tan importantes como las 24 Horas de Le Mans, la Mille Miglia o el G.P. de Austria de Fórmula 1 en 1964, vio cómo su Ferrarei se vertía al instante en una enorme bola de fuego del que las asistencias tardaron cuatro largos minutos en sacar a un Bandini que ingresó en el hospital con el 80% de su cuerpo con graves quemaduras. Murió tres días después.

1982: ¡seis líderes en las últimas vueltas!
El francés René Arnoux fue el líder del Gran Premio de Mónaco durante sus 14 primeras vueltas, hasta que su Renault se paró. Le sucedió en el liderato su compatriota y compañero de equipo, Alain Prost, que iba directo al triunfo cuando se comió la valla y destrozó su monoplaza a tan solo dos vueltas del final de la prueba.
El nuevo líder pasaba a ser el italiano Riccardo Patrese, (1954, Brabham-Ford), que por culpa de un trompo quedó con el coche a contracorriente, y tuvo que ver cómo le pasaban sus principales rivales para la victoria. El francés Didier Pironi (Ferrari) cogía el liderato... que perdía metros después al quedarse sin gasolina en el túnel. El irlandés Derek Daily (Williams-Ford) cogía el cetro... que perdió poco después al sufrir otro accidente. Turno entonces para Andrea de Cesaris (Alfa Romeo). Pero turno también de 'cargarla', pues al igual que a Pironi, se quedó al poco sin gasolina. ¿Y quién ganó la carrera al final? Pues Riccardo Patrese, que tras su trompo se había reincoporado a la carrera, que terminó sin saber... que había ganado. Uno de los finales más emocionantes de la historia de la Fórmula 1.

1984: la leyenda Senna nace bajo chuzos de punta
¿Qué mejor escenario para mostar al mundo que has nacido para esto del automovilismo que el Gran Premio de Mónaco? Y encima, bajo un terrible aguacero... Pues de esta forma se presentó en sociedad Ayrton Senna (1960-1994), con un segundo puesto, su primer podio en la F1, que supo más a victoria. Quién sabe si el brasileño cogía el testigo de mejor piloto del Gran Circo tras el accidente que, tan solo dos semanas antes, le había costado la vida al canadiense Gilles Villeneuve.
El joven piloto de Sao Paulo (24 años) disputaba su sexta carrera en la Fórmula 1, a bordo de un Toleman-Hart, uno de los peores coches de la parrilla de 1984. Pero llegó Mónaco, llegó una gran tormenta, y Senna demostró al mundo cómo se conduce un monoplaza en mojado. En una carrera en la que resultaron K.O. leyendas como Riccardo Patrese, Niki Lauda, Nigel Mansell o Nelson Piquet, el brasileño consiguió la segunda posición, detrás de Alain Prost, que bien podría haber sido un triunfo si la carrera no se hubiera suspendido en la 31ª vuelta por culpa de la lluvia. De hecho, Senna cruzó antes que Prost la línea de meta, pero los jueces dijeron que la carrera había terminado con la clasificación que imperaba en la vuelta anterior a la bandera roja que ponía fin a la carrera.

1992: Senna-Mansell, persecución implacable
Ayrton Senna es, hasta la fecha, el piloto con más victorias en el Gran Premio de Mónaco, con seis en total. La quinta de ellas, cuando piloto aquel mítico McLaren rojiblanco, es sin duda la que mejor le supo al desaparecido campeón brasileño.
Nigel Mansell (Williams) venía lanzado a la consecución del que sería su primer y único título en el Mundial de Fórmula 1. El británico había ganado las cinco primeras carreras del calendario, y llegaba a Mónaco dispuesto a ganar por primera vez en su carrera más famosa. Y así parecía que iba a ser, pues el británico lideró la carrera durante 71 vueltas. Pero entonces, ante la sospecha de que podía sufrir un pinchazo, Mansell entró en boxes a cambiar ruedas. Y cuando volvió a pista, marchaba detrás de un 'tal' Senna, que había ganado cuatro de las cinco últimas citas monegascas. Y aunque el Williams era dos segundos más rápido por vuelta que el McLaren... no hubo nada que hacer. En una exhibición magistral, que recordó años después la de Fernando Alonso ante Michael Schumacher en Ímola 2005, el brasileño le cerró todos los huecos a Mansell, y cruzó victorioso la línea de meta. Mansell nunca tuvo más cerca la victoria en Mónaco, pues es uno de los pocos campeones del mundo que no logró ganas en las calles de Montecarlo.

2006: Schumacher "aparca" su Ferrari
Michael Schumacher (1969) es hasta la fecha el piloto más laureado de la Fórmula 1, con siete Mundiales ganados, con permiso de Lewis Hamilton, que le podría superar este mismo año. Pero también es, en opinión de muchos, y a veces contrastado por los hechos, uno de los pilotos más tramposos de la historia del 'Gran Circo'.
Y la principal 'trampa' del alemán fue sin duda la sucia maniobra que ejecutó en la clasificación del Gran Premio de Mónaco de 2005, cuando se jugaba su sexto título con Ferrari frente a un joven piloto asturiano de Renault llamado Fernando Alonso. En Mónaco es casi imposible adelantar, y por ello ganar la 'pole' es tener media carrera en el bolsillo. Y cuando Michael, que iba primero en la clasificación, vio que Alonso iba recortándole los tiempos parciales, decidió abortar su último intento de vuelta rápida... y ni corto ni perezoso, sin sufrir ningún accidente o presunta avería, dejó el Ferrari "aparcado" en medio de la pista. Y claro, cuando Alonso llegó a ese punto, tuvo que levantar el pie para no chocar con el monoplaza del alemán, que ya iba tranquilamente andando hacia el 'paddock'.
¿Resultado de la clasificación? Schumacher primero y Fernando segundo. En medio de una gran polémica, en la que Flavio Briattore, jefe del equipo Renault, llamaba 'tramposo' a Schumacher y decía que "Ferrari hace lo que quiere", el alemán se quitaba toda la culpa diciendo que el coche se le había parado solo, y luego no había conseguido arrancarlo.
Pero los jueces vieron, como todo el mundo, que aquello olía muy mal. Y decidieron sancionar al alemán mandándole al último puesto de la parrilla, con lo que le condenaban a no poder ganar la carrera al día siguiente. Y encima, Alonso en la 'pole'. Y aunque el 'Kaiser' protestó, protestó y protestó... poco pudo hacer.
Años después, el brasileño Felipe Massa, segundo piloto de Ferrari por entonces, confesó que todo fue en realidad justamente eso, una trampa que urdió Ross Brawn, jefe del equipo Ferrari, que sugirió que provocar una bandera amarilla beneficiaría a Schumacher; y que ejecutó el propio Michael al 'aparcar' el monoplaza.

2006: victoria de un tal Alonso
La sucia maniobra de Michael Schumacher que acabamos de relatar terminó con Fernando Alonso en la 'pole' del circuito de Montecarlo. Y el asturiano, por aquel entonces actual campeón del mundo de F1, no la desaprovechó.
Porque el piloto español lideró la carrera de principio a fin, logrando su primer triunfo en Mónaco con una superioridad absoluta. En el podio le acompañaron el colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren), en la que sería la última visita de su carrera al cajón, y el escocés David Coulthard, que lograba de esa manera el primer podio en la historia del equipo Red Bull. Coulthard, de hecho, subió al podio vestido con una capa de Superman, pues su Red Bull estaba adornado con la estética del superhéroe por motivos publicitarios.
Michael Schumacher, tras el fiasco de la clasificación, decidió tomar la salida desde el 'pit-lane', y tras demostrar que era tan tramposo como buen piloto, fue remontando, en un circuito tan difícil, hasta ocupar la quinta posición final.
Una mítica imagen en aquel accidentado Gran Premio de Mónaco de 2006 fue sin duda la de Kimi Raikkonen, entonces piloto de McLaren, que tras estrellar su monoplaza cuando marchaba segundo tras Alonso, no vio mejor forma de quitarse el disgusto que yéndose, con casco y todo, a uno de los yates anclados en el puerto de Montecarlo, desde donde 'disfrutó' del final de la carrera.
Dos años antes, en 2004, Alonso había sufrido un terrible accidente en el famoso túnel, del que salió con el Renault de lado, golpeando en todas partes. El asturiano, furioso, acusó del choque a Ralf Schumacher (Toyota), el 'hermanísimo', un segundón que siempre vivió a la sombra de Michael.