
Ha arrancado ya oficialmente el Mundial 2021 de Fórmula 1 con la clasificación para la primera carrera, el Gran Premio de Baréin, en el que la pole ha sido para Max Verstappen (Red Bull) delante de los dos Mercedes (Hamilton y Bottas). Carlos Sainz (Ferrari) y Fernando Alonso (Alpine) han sido octavo y noveno, respectivamente.
Si algo nos espera en este Mundial que acaba de arrancar son dos cosas: diversión y emoción. La primera clasificación de la temporada no pudo ser más emocionante, con los Mercedes saliendo por detrás, pero recuperándose poco a poco; con Max Verstappen muy seguro de sus posibilidades; con Carlos Sainz que llegó a ser primero en la Q2; y con, como siempre, un Fernando Alonso demostrando que está muy por encima de su coche, metiéndose en la Q3 y acabando noveno, mientras su compañero, Esteban Ocón, no fue capaz siquiera de alcanzar la Q2.

Red Bull ya es (por fin) alternativa
Y aunque los Mercedes siempre acostumbran a esconder sus cartas en la pretemporada, Red Bull, o más bien su estrella, Max Verstappen, ha confirmado la tendencia de los test y ha dado el (momentáneo) "sorpasso" sobre Mercedes, aunque solo sea a nivel clasificación.
El joven piloto holandés saldrá mañana primero en el Gran Premio de apertura de la temporada tras imponerse a un Lewis Hamilton que fue de menos a más, que siempre está ahí, que siempre está Mercedes, pero que al fin y a la postre no es primero, lo que para el inglés es sin duda sinónimo de ser el primero de los perdedores. Y no solo por la posición en sí, sino porque el de Red Bull le metió nada menos que casi cuatro décimas, un auténtico abismo en Fórmula 1, y que puede ser síntoma de que las tornas pueden cambiar este Mundial 2021. Recordemos que Mercedes ha ganado los últimos siete Mundiales tanto de constructores como de pilotos (seis Hamilton y uno Rosberg). Tercero fue el finlandés Valteri Bottas, demostrando, una vez más, que es el eterno segundón de Hamilton.

Sainz, de más a menos
Aunque la octava posición de Carlos Sainz en la clasificación sonaría en principio a "triunfo", tras el año horrible que vivieron los monoplazas rojos en 2020, con Vettel en lugar del español, el resultado tiene un intenso sabor agridulce. ¿Y por qué? Porque el madrileño se permitió el lujo de ser el mejor en la Q2, sacando una sola milésima a su compañero de equipo, el monegasco Charles Leclerc, y confirmando que Ferrari ha dado un paso adelante de gigante, para, al menos, aspirar a ser lo que fue.
Sin embargo, la Q3 fue muy diferente para Carlos Sainz, ya que cometió un error en la vuelta definititiva que le hizo perder 1,2 segundos respecto a Max Verstappen. Aunque, en conjunto, podemos ser optimistas, pues al piloto madrileño se le notó muy integrado con su nuevo coche en cada momento, y si no fuera por ese error, seguramente hubiera quedado por delante de Leclerc, que al final terminó en cuarta posición.

Alonso, como siempre, espectacular
Para los muchos haters que por desgracia tiene Fernando Alonso, incluso entre sus propios compatriotas, quedar noveno les parecerá un fracaso. Pero es todo lo contrario. El único campeón español de Fórmula 1 dejó bien claro que los dos años que ha estado alejado del "Gran Circo" no han limado ni un gramo de su maestria al volante de los mejores monoplazas del mundo. No tuvo ningún problema en clasificarse, primero para la Q2, y luego para la Q3, donde simplemente se dejó llevar, y aún así incluso no fue último.
El campeón asturiano va a vivir una temporada de "preparación" para el Mundial 2022, en el que cambia drásticamente la reglamentación, y en el que los equipos más poderosos tendrán menos armas para desarrollar los monoplazas, que serán más ligeros, con menos carga aerodinámica, y con ruedas más grandes y combustibles menos elaborados, con lo que la igualdad será mucho más notable. Mientras llega la temporada de la "revolución", Alonso tiene un Mundial por delante en el que adaptarse a su nuevo coche y, desde luego, para seguir ofreciéndonos lecciones de pilotaje casi en cada curva.
Vettel sigue hundido en su depresión
Por lo demás, y como es lógico, hubo luces y sombras en el resto de pilotos. Mal debut del mexicano Sergio Pérez como compañero de Verstappen en Red Bull, pues no pudo ni siquiera alcanzar la Q3. Muy bien el francés Pierre Gasly, que metió su Alphatauri (el coche "cantera" de Red Bull) en la quinta posición), si bien su compañero, el japonés Yuki Tsunoda, decepcionó al no poder entrar en la Q3. Muy bien también los McLaren, que confirman su asalto a la clase VIP de la parrilla, con Ricciardo sexto y Norris séptimo. Y correcto Lance Stroll, el hijo del dueño de Aston Martin, que al menos entró en la Q3, terminando décimo.
Pero es que, hablando de Aston Martin, tenemos que volver a compadecernos del pobre Sebastian Vettel. El tetracampeón mundial con Red Bull hace ya una centuria sigue sumido en la depresión, tras su horrible último año en Ferrari, y ayer no fue capaz ni de pasar a la Q2, por lo que mañana saldrá nada menos que en antepenúltima posición, solo por delante de los dos debutantes de Haas: Mick Schumacher, que volvió a pasear su mítico apellido por el Mundial de Fórmula 1, y el ruso Nikita Mazepin.
Por lo tanto, la carrera de mañana domingo en Baréin, que promete ser apasionante, puede ser el primer capítulo de un Mundial que no nos dejará levantarnos del sillón cada domingo. Porque ya sabemos que los nuestros, Alonso y Sainz, son mucho más eficientes a carrera entera que a una vuelta.