
Se considera la 'Santísima Trinidad' de la era moderna de Bugatti. Las tres bestias de la firma italiana, representantes de la excelencia automovilística de los recientes años 90, 00 y 10, posan juntas ante el objetivo de una cámara. Así son los Bugatti EB110, Veyron y Chiron, en sus variantes más radicales.
Bugatti EB110 Super Sport
Salón de París, año 1991. En la que, por entonces, era una de las citas más importantes del panorama automovilístico, se presentó un coche dejó al público boquiabierto. El Bugatti EB110 (de 'Ettore Bugatti', fundador de la marca, al que se rendía homenaje en su '110 aniversario' aquel año) fue un coche deportivo que rompió moldes por varios motivos.
El primero de ellos, es que fue pionero en el uso de las estructuras monocasco de fibra de carbono. Este elemento lo combinaba con el aluminio, el magnesio y el titanio para reducir el peso lo máximo posible. En segundo lugar estaba su motor, que no era uno cualquiera, sino un V12 de 3,5 litros con cuatro turbos, capaz de girar hasta 8.250 rpm y de alcanzar los 560 CV de potencia.
¿Sus cifras? De 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y una velocidad punta de 351 km/h, que lo convirtió en el modelo de producción en serie más rápido de su época.
También se hizo con algunos récords aquel Bugatti EB 110 en su versión Super Sport, entre ellos:
- el coche con mayor capacidad de aceleración
- el coche más rápido de producción
- el coche más rápido alimentado por Gas Natural
- el coche más rápido en hielo
Hasta 1995 se hicieron 96 unidades del Bugatti EB 110 GT, a las que se sumaron otras 40 del ligero y potente Super Sport (612 CV). También se construyeron dos coche oficiales de competición con 670 CV.
Hoy, el Bugatti EB 110 SS es un modelo muy codiciado, cuyo valor ha llegado a alcanzar los 2,03 millones de euros en una subasta de Sotheby's.
Bugatti Veyron 16.4 Super Sport
Lanzado al mercado en 2005, el sucesor del EB110 salió a la palestra para dejar claro que la marca seguía viva. Incluso la catapultó a una nueva dimensión con este modelo, que escondía en su interior una salvajada de motor con 16 cilindros, 8 litros de cubicaje y 1.0001 CV de potencia. Conservaba, eso sí, la tracción total, el esquema de cuatro turbos y la idea de chasis monocasco de carbono del modelo al que daba relevo.
Las cifras del Veyron original asustaban: de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, de 0 a 200 km/h en 7,3 segundos y una velocidad máxima de 407 km/h. Pero más asombrosos aún eran los datos de la versión Super Sport, que elevaba la caballería hasta los 1.200 CV y alcanzaba una punta de 431 km/h.
En total, 450 Bugatti Veyron, incluidos 48 Super Sport, salieron de planta de Molsheim hasta que finalizó la producción en 2015. Este coche tenía un precio de salida (nuevo, en su época de comercialización) de 2 millones de euros. Hoy, quien quiera acceder a uno usado tiene que desembolsar entre un 30 y un 35% más.
Bugatti Chiron
En 2016 le tocó continuar la saga al Chiron, que, como no podía ser de otra manera, siguió escalando en las cifras monstruosas de prestaciones para llegar hasta los 1.500 CV con su motor de cuatro turbos que le permitían alcanzar registros como estos:
- de 0 a 100 km/h en 2,4 segundos
- de 0 a 200 km/h en 6,1 segundos
- de 0 a 300 km/h en 13,1 segundos
Al inicio de su comercialización, la guerra contra la velocidad parecía haber dejado de ser una preocupación en la marca, ya que este modelo quedó limitado electrónicamente a unos 'escasos' 420 km/h. Teniendo en cuenta que su predecesor era más rápido siendo un modelo menos evolucionado, estaba claro que el nuevo e impactante Chiron habría de ser capaz de superar esa barrera sin problemas.
Y así fue como en 2019, el equipo de desarrollo se soltó la melena e hizo llegar a su criatura (ahora deslimitada) hasta los 490 km/h. Una velocidad nunca antes alcanzada -ni siquiera soñada- por un coche de producción en serie. Por cierto, si a alguien le parece una locura esta cifra, quizá le resulte curioso saber que ya en la década de 1930 los mejores coche de competición rondaban los 400 km/h. Aquellos pilotos estaban hechos de otra pasta, no cabe duda.
La producción del Bugatti se fijó en 500 unidades inicialmente, que acabaron siendo 250 más por cuestiones de demanda. Su precio (antes de impuestos) es de 2,65 millones de euros. Su revalorización en el mercado dentro de unos años es difícil de calcular. Pero será muy elevada, sobre todo, teniendo en cuenta que es la punta de lanza de los motores de combustión en su estado más puro, sin electrificar, que están a punto de escribir el punto y final en la historia del automóvil.