El 31 de marzo de 1949 se funda la compañía Abarth & Co. con la idea de crear coches de competición. El éxito llegó de inmediato, en el primer año de funcionamiento un Abarth 204 A Roadster ganó los campeonatos italianos 1100 y de Fórmula 2.
Karl Albert Abarth nació en Viena en 1908. Desde muy joven demostró un talento especial para la mecánica, innovando y desarrollando soluciones técnicas que potenciasen las prestaciones de los vehículos que tocaba. Con tan solo dieciséis años se trasladó a Italia para trabajar como aprendiz en Castagna, diseñador de chasis de motocicletas. En 1927 regresó a Austria donde consiguió un puesto en la planta de motos Motor Thun. Fue allí donde comenzó su carrera deportiva. Comenzó como piloto de pruebas y la oportunidad le llegó al tener que sustituir en una carrera al piloto oficial de la marca debido a una enfermedad. Durante la preparación para la competición, consiguió mejorar el tiempo en la vuelta rápida por dos veces consecutivas, pero el día de la carrera un fallo mecánico le obligó a abandonar. Karl sospechó de sabotaje y dejó la compañía para comenzar la aventura en solitario.
Los primeros pasos
Sin el apoyo de un equipo oficial, ni ayuda económica, siendo él mismo su propio mecánico y prácticamente solo, consiguió su primera victoria en Salzburgo en 1928. Logró cruzar el primero la línea de meta montando una motocicleta de segunda mano y a la que había realizado mejoras, dejaba así patente su ingenio y tesón. Un año después construyó su primera motocicleta, el que fuera su primer vehículo con el nombre de Abarth y con 25 años ya había logrado ser campeón de Europa en cinco ocasiones.

Tras sufrir un grave accidente en Linz, Austria, opta por dedicarse a los sidecars, disciplina en la que empieza a conseguir fama y en la que el nombre de Abarth comienza a asociarse con el máximo refinamiento técnico y las altas prestaciones. En 1933 un nuevo reto le rondaba la cabeza, llegar antes que el Orient Express en su recorrido de Viena a Ostende, un tramo de 1.300 kilómetros que realizaría sobre un sidecar fabricado con sus propias manos. Logró ganar la carrera en el segundo intento y con veinte minutos de ventaja sobre su rival.
En 1939 un nuevo accidente en Yugoslavia hace que Karl Abarth deje el mundo de la competición y comience una nueva vida. El estadillo de la Segunda Guerra Mundial y su larga recuperación provoca que Abarth se quede en aquel país hasta 1945. Un tiempo que aprovecha para experimentar con los motores de combustión interna con queroseno, debido a la falta de gasolina de aquellos años.
Cisitalia 360
Al terminar la contienda se traslada a Merano, Italia, y se convierte en ciudadano italiano de pleno derecho. Con su nueva nacionalidad decide "italianizarse" del todo y cambia su nombre original por el de Carlo. Retomó sus viejos contactos en la industria del motor y Porsche le designó como representante de Italia de su estudio de diseño, pero no le bastó. Tan sólo un año más tarde de su llegada a Merano logró convencer con sus ideas y proyectos a Ferdinand Porsche y su amigo y piloto Tazio Nuvolari para crear el equipo Cisitalia, la financiación para esta nueva empresa vino de la mano de Piero Dusio, presidente de la Juventus Football Club. Éste, encargó un nuevo monoplaza basado en un diseño de Porsche. Un supercoche de competición con cuatro ruedas motrices y empujado por un motor sobrealimentado de 1.493 c.c. de capacidad y 300 CV de potencia que fue bautizado como Cisitalia 360. La complejidad y los costes del proyecto llevaron a la quiebra a la empresa y en 1949 Carlo Abarth, junto con el piloto Guido Scagliarini crean la compañía Abarth &Co, para la que diseñaron un logotipo claramente vinculado al mundo de la competición, con los característicos colores rojo y amarillo y un escorpión en el centro que no representa otra cosa que el signo zodiacal de Carlo Abarth.
Productos de vanguardia: las marmitas
Simultáneamente, Abarth tiene la genial intuición de unir a la actividad de las carreras la atención por el gran público y comienza a realizar los famosos kits de elaboración para vehículos de serie que aumentan la potencia, velocidad máxima y aceleración. Elementos destacados de los kits fueron las marmitas de descarga que, con el correr de los años, se transformarán en un verdadero icono del "estilo Abarth". Gracias a la experiencia acumulada en los años anteriores con las motos, las marmitas Abarth se convirtieron en un producto tecnológicamente de vanguardia. Los primeros prototipos preveían un tubo central de sección constante y pasajes laterales en lana de vidrio y eliminación de todos los diafragmas para contener al máximo la compresión de los gases. Un sistema simple pero innovador, que dio a sus productos una clara ventaja en las prestaciones y un inconfundible ruido sordo y pleno. En pocos años Abarth & Co. alcanza niveles globales: en 1962 produce 257.000 marmitas con un equipo de 375 personas, el 65% está destinado a la exportación. Las primeras 50 unidades fueron realizadas para el Fiat "Topolino".
El mito Abarth
En los años posteriores, las actividades en competición y sus elegantes campañas publicitarias hacen que el crecimiento de Abarth sea sorprendente, forjandose ya el mito del escorpión. En 1956, con un Fiat Abarth 750 carrozado por Bertone, empieza el particular "currículum" de récords: el 18 de junio, en la pista de Monza, bate el récord de las 24 horas, cubriendo 3.743 km a una velocidad media de 155 km/h. Unos días más tarde, del 27 al 29 de junio, en el mismo circuito de Lombardía, consigue otros cinco records históricos: los 5.000 y los 10.000 km; las 5.000 millas; y las 48 y las 72 horas.
El mismo coche fue posteriormente carrozado por Zagato en dos veriones diferentes: Fiat Abarth 750 Zagato (1956) y Fiat Abarth 750 GT Zagato (1956). El 11 y el 12 de mayo de 1957 en la 24ª edición de las Mil Millas estaban presentes nada menos que 20 coches del "escorpión" en la clase 750, de los cuales 16 terminaron la carrera.
El éxito de Abarth cruzó el Océano Atlántico y Franklyn Delano Roosvelt Jr., hijo del presidente americano, viajó personalmente a Italia para firmar con Carlo Abarth un acuerdo de exclusividad para la distribución de sus automóviles en Estados Unidos.
El Fiat 500
Pero fue en 1958 cuando Abarth creó uno de sus iconos y una verdadera obra maestra que sentó la base de lo que sería su desarrollo futuro y el éxito de los años posteriores. El pequeño Fiat 500, lanzado en el mercado italiano sólo un año antes, transforma completamente su imagen y vocación de coche urbano para convertirse en un pequeño deportivo gracias al toque maestro de Abarth. Sus apariciones y sus éxitos en competición hacen que las evoluciones del pequeño Abarth 500 se sucedan una tras otra, cada vez más potentes y efectivas.
En este mismo año comienza una estrecha colaboración con Fiat; la firma italiana se compromete a "premiar" en metálico las victorias y los récords conseguidos por Abarth, creando un especial vínculo entre las dos firmas. Abarth pasa a ser casi el Departamento de Competición de Fiat y el palmarés de la firma del escorpión pasa a ser grandioso, con 10 récords del mundo, 133 récords internacionales y más de 10.000 victorias en diferentes competiciones.
En la década de los 60 el nombre de Abarth ya se asocia a prestaciones, deportividad y emoción. Las transformaciones sobre la base de los distintos vehículos de Fiat, en especial de los más pequeños, adquieren una popularidad desmesurada y no faltan los "imitadores" de sus preparaciones. Algunos de sus modelos más representativos son el 850 TC, que ganó en todos los circuitos internacionales, incluido Nurbrugring, el Fiat Abarth 1000 Berlina o el 2300 S, que en el circuito de Monza consigue una extraordinaria serie de récords a pesar de las complicadas condiciones climatológicas en las que se disputó la prueba.
En 1965, casi con 57 años, Carlo Abarth quiso obtener en persona un récord y el 20 de octubre se puso a los mandos del Fiat Abarth 1000 Monoposto Record clase G de 105 CV. Consiguió el récord de aceleración en el cuarto de milla y en 500 metros, mientras que al día siguiente, con un monoplaza clase E de 2000 cc, obtuvo los mismos records para clases superiores. Una muestra más del tesón y capacidad de superación de Carlo Abarth es que para conseguir sentarse en el reducido habitáculo de estos dos vehículos tuvo que adelgazar 30 kilos, toda una hazaña para un hombre de casi 57 años.
En 1971 Abarth pasa a ser propiedad de Fiat y el "apellido" y el símbolo del escorpión ocupan un lugar destacado en las versiones más potentes y deportivas de todos los Fiat. El último vehículo en cuyo desarrollo participó activamente Carlo Abarth fue el A112, poco antes de morir. Pero la historia de Abarth continuó a lo largo de los 80 con vehículos tan victoriosos como el Fiat 131 Abarth, Campeón del Mundo de Rallys, o el Fiat Ritmo Abarth. Carlo Abarth fallece el 24 de octubre de 1979, bajo el mismo signo con el cual había nacido: Escorpio.