Buen Gobierno y RSC

Alianzas estratégicas para modelos de negocios inclusivos

Foto: Archivo
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En los países desarrollados todavía sigue habiendo miles de personas con niveles de vulnerabilidad notable con peligro de acabar en situación de pobreza. En España a pesar de los atisbos de recuperación económica y el aumento de los niveles de empleo, la crisis financiera internacional sigue haciendo mella. Concretamente en el país, el 28 por ciento de la población vive en riesgo de exclusión social, mientras que en Europa alcanza la cifra de 119 millones de personas.

Gracias al compromiso de 193 estados, incluido España, que firman los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-, observamos un cambio, una actitud de mejora y una visión común: trabajar por un mundo en el que nadie quede atrás y que deje un escenario mejor a las generaciones futuras.

El Observatorio Empresarial contra la Pobreza -OEP- es una plataforma creada en 2015 para promover el liderazgo de la empresa en la lucha contra la pobreza y en su voluntad de erradicar la pobreza y contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ha presentado el informe "Negocios inclusivos y empresas españolas.

"El momento de no dejar a nadie atrás". Se trata de un estudio que muestra como principal conclusión que los "negocios inclusivos" son una oportunidad estratégica para las empresas españolas porque les ayudan a ser socialmente más responsables y porque obtienen una mayor rentabilidad del negocio en el largo plazo gracias al valor social que generan.

El informe hace hincapié en el potencial de los negocios inclusivos, que entendemos como actividades económicas que integran en su cadena de valor a comunidades de bajos ingresos, o grupos expuestos a algún tipo de vulnerabilidad, como clientes, proveedores, distribuidores o empleados, que logran ser rentables y a su vez generan un impacto social que mejora las condiciones de vida de las personas implicadas.

De este modo, el estudio quiere atraer la atención de las empresas españolas para que contribuyan y trabajen en pro de los ODS y confeccionen una economía en la que nadie quede atrás. A la pregunta ¿pueden los negocios inclusivos ser acogidos por las empresas españolas como vía para contribuir a una economía más inclusiva? la respuesta es sí. Y más teniendo en cuenta que las empresas son actores clave en la configuración de la sociedad y es clara la necesidad del trabajo colaborativo para resolver los retos que se planteen.

En este contexto cabe hablar de la relevancia de las alianzas estratégicas, imprescindibles en el ecosistema empresarial y emprendedor de cualquier país, y obligatorias en el ecosistema de negocios inclusivos de cualquier industria o sector.

La promoción de alianzas estratégicas debería ser una actividad crucial en la agenda de los empresarios para aumentar el impacto de los modelos de negocios inclusivos y mejorar su eficiencia.

Las alianzas y acuerdos permiten diseñar sistemas de gestión más sólidos, facilitan un mejor acceso a las estructuras de cofinanciación y a las nuevas tecnologías y, a la par, potencian el acceso a nuevos mercados.

Son múltiples las ventajas de trabajar con alianzas porque aumentan la diversificación y la movilización de recursos a través de nuevos fondos y mecanismos, crean y, fortalecen las organizaciones que participan en ellas, y consolidan el posicionamiento y la visibilidad de las organizaciones, entre muchas otras.

España ha asumido un compromiso para generar alianzas que contribuyan al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como parte de la nueva Agenda 2030 de Naciones Unidas. También el Observatorio Empresarial contra la Pobreza es, de hecho, una alianza específica entre empresas para promover acciones empresariales concretas que contribuyan a la erradicación de la pobreza e impulsa convenios, acuerdos y alianzas con otras entidades para proponer soluciones prácticas a retos sociales concretos.

Es el momento de que todos los agentes que forman parte del ecosistema de negocios inclusivos se involucren al máximo y desde sus posiciones impulsen las alianzas estratégicas con una participación más activa.

Las empresas privadas pueden promover una cultura orientada a la innovación y a la gestión por resultados, además pueden aportar experiencia sobre la gestión de reputación y marca y sobre el acceso a mercados para grupos vulnerables.

Las entidades públicas pueden crear un marco propicio para fomentar alianzas público-privadas orientadas a mejorar el impacto en objetivos de desarrollo sostenible, así como promover incentivos para que las organizaciones de diferentes sectores trabajen de manera conjunta en licitaciones para modelos de negocios inclusivos.

Las organizaciones sociales pueden asegurar que las voces de los colectivos vulnerables estén representadas durante el diseño, la ejecución y el cierre de las alianzas que se lleven a cabo. Y las instituciones académicas pueden compartir sus conocimientos y documentar casos de éxito y de fracaso sobre la implementación de alianzas estratégicas, proporcionar herramientas de gestión y proponer procesos de sistematización que ayuden a implementar exitosamente las alianzas.

Soy consciente de que cualquier cambio empresarial, bien sea estructural o de orientación cultural, supone gran esfuerzo y recursos, pero en nuestra mano está intentar lograr el acceso a los mercados con los grupos más vulnerables.

El proceso es complejo y más cuando las empresas no cuentan con el respaldo de un ecosistema favorable, pero las alianzas estratégicas siempre son una muy buena herramienta a tener en cuenta para luchar contra la pobreza.

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