No olvide cambiar moneda si tiene previsto hacer un viaje fuera de la zona euro
"Los billetes de avión, el pasaporte, el bañador, la crema bronceadora, las sandalias… ¡Cariño! ¿y las divisas, te has acordado de cambiar moneda?". Siempre la misma historia.
Cuando se planifica un viaje al extranjero, como el que muchas personas pueden llevar a cabo en los próximos días, conocer la moneda del país de destino, su valor y dónde cambiarla al mejor precio suele figurar al final de la lista de preparativos. Eso, en el caso de que se incluya, cosa que no siempre ocurre.
Esta despreocupación se ha hecho más palpable desde la entrada en vigor del euro. Como ya no hace falta cambiar divisa para ir a Portugal, Irlanda, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Alemania, Austria, Finlandia y Grecia, es decir, varios de los principales destinos turísticos de los españoles, el tema ha quedado en un segundo plano.
No obstante, no hay que pasar por alto que para el resto de los destinos es necesario cambiar moneda, una operación que se puede realizar en España o en el lugar de destino.
Busque, compare...
Sin embargo, no es lo mismo realizar el cambio dentro que fuera de nuestras fronteras. En principio, la operación suele resultar más cara cuando ya se ha llegado al destino. Esta realidad responde a un argumento claro: conforme más se retrasa el cambio, más caro resulta. Por lo tanto, llegar al límite, que sería realizar la conversión en el destino, conlleva una penalización en forma de un peor canje.
Pero el asunto no termina aquí. Una vez que se conozca el país al que se viaja, es preciso, en la medida de lo posible, realizar el cambio cuanto antes. "Dejarlo para el último momento y hacerlo en un aeropuerto o una estación, acudir a otro banco o a una oficina de cambio sale más caro", asegura la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Motivos para moverse deprisa
Dos motivos más, uno económico y otro práctico, aconsejan moverse con prontitud. El primero se refiere a la necesidad de comparar las ofertas existentes. Según los datos que maneja la Organización de Consumidores y Usuarios, las entidades cobran unas comisiones que oscilan entre el 1,5 y el 3 por ciento por operación.
También hay que tener en cuenta que aplican un margen, de entre el 1 y el 6 por ciento, al tipo de cambio de oficial. Es decir, aunque el euro cotice por ejemplo a 1,212 dólares, la entidad no le abonará esta cantidad, sino una inferior. La diferencia constituye un ingreso para el banco o la caja y un coste para el cliente, por lo que hay que tenerla presente en el momento de establecer comparaciones. Es decir, hay que tener presente las comisiones y los precios que ofrecen las entidades para decantarse por la más beneficiosa.
En cuanto a la cuestión práctica, es preciso considerar la capacidad de respuesta de las entidades financieras, que depende de la moneda en cuestión. Así, tardarán menos tiempo en realizar, por ejemplo, una conversión de euros a dólares estadounidenses, la principal moneda de referencia, que a rupias indias u otra divisa exótica.