
Las recientes actuaciones de los bancos centrales han cambiado la situación del tablero de juego. El euro pierde su condición de moneda más débil en el año en favor del dólar y el yen japonés.
Con una economía mundial convaleciente y con alto riesgo de recaída en el estancamiento... muchos países huyen de tener una divisa fuerte como de la peste. No en vano, una de las palancas con las que cuentan varias economías para crecer es vía exportaciones y tener una divisa fuertemente apreciada puede suponer una losa para consolidar la remontada.
De hecho ayer mismo, Guido Mantega, ministro de Finanzas brasileño, dijo que el nuevo programa de estímulo dela Reserva Federal es "proteccionista" y va a volver a provocar una guerra de divisas con consecuencias drásticas para el resto del mundo. Que la Fed lanzara el QE3 se tradujo en una depreciación instantánea del billete verde y que los productos provenientes de EEUU resulten más baratos. Un efecto que no gustó nada a uno de los principales socios comerciales de EEUU, Japón. Éste siguió la estela de la Fed y lanzó sus propios estímulos.
Estas actuaciones han hecho que el euro deje de ser la moneda más débil en lo que va de 2012 y ceda el puesto al dólar y al yen.
Baile al ritmo de 'carry trade'
Estas medidas convierten tanto a la divisa americana como nipona en firmes candidatas a monedas financiadoras en el carry trade de divisas. Esta técnica consiste en comprar una moneda para simultáneamente vender otra, o lo que es lo mismo, nos financiamos en una divisa e invertimos ese dinero en otra. La clave para ganar de esta forma radica en la diferencia entre las rentabilidades que hay que pagar para adquirir la divisa con la que te financias y el rendimiento que obtienes de la moneda que se invierte o del activo nominado en esa misma moneda.
Históricamente las divisas financiadoras han sido el yen y el franco suizo, al tener unos tipos cercanos a cero. Sin embargo, el estallido de la crisis hizo que la Fed pusiera el precio del dinero en una banda del 0-0,25 por ciento, lo que ha hecho que el billete verde se una al club de monedas que desempeñan ese rol. Una situación totalmente opuesta a la que desempeña en estos momentos el dólar neozelandés. No en vano, el kiwi es la única divisa que se aprecia absolutamente contra el resto de principales monedas. Entre los argumentos con los que cuenta esta moneda para hacer de divisa de inversión figura que el precio del dinero en Nueva Zelanda está en el 2,5 por ciento. De manera que un inversor que apueste por una apreciación del kiwi contra el billete verde a través de un ETF (fondo que replica el comportamiento de un activo) como el ETFS Long NZD Short USD para comprar dólares afrontaría un coste de financiación del 0-0,25 por ciento para después invertir en el dólar neozelandés, cuyo tipo de interés está en el 2,5 por ciento, o de un 3,6 por ciento si inviertes en un bono de este país a una década. Una ganancia vía diferencia de rentabilidades que puede ser mayor o menor o incluso dar pérdidas al inversor en función de la evolución de si el kiwi se aprecie contra el dólar o se deprecie en mayor o menor medida.
En el panorama actual, dado el ranking de las principales divisas, si se mantiene la inercia actual en lo que va de año aconsejaría ponerse largos contra el billete verde en las principales divisas a excepción del yen japonés, en donde la estrategia sería la inversa. Para implementar cada una de estas operativas se puede recurrir a un ETF que la emule. En el caso de apostar por la apreciación o depreciación del billete verde a través del Dollar Index, hay dos opciones, el PowerShares DB Us Dollar Index Bullish Fundo, que replica a ese índice y el PowerShares DB Us Dollar Index Bearish Fund que sigue su evolución inversa.