Divisas

Vuelco en el universo de las divisas

El universo de las divisas. Imagen: Archivo

Es el gran mercado. Un universo en sí mismo. El de las divisas, la plataforma más profunda y líquida del mundo. Y mucho más que eso. "Especialmente, es un indicador para el resto de los mercados. La evolución de las divisas es un reflejo de todo un conjunto de factores que, alternando su importancia, varían desde la demanda real a la financiera", resume José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.

Esta trascendencia es la que confiere a sus movimientos un significado especial. Y ahora, justo ahora, varios de los principales planetas están comenzando a alterar su trayectoria, un cambio que, de confirmarse, modificaría el comportamiento del resto de mercados. Sobresalen dos variaciones: por un lado, la de la relación entre el dólar y los activos con riesgo; y por otro, la del yuan.

Cambio de rol

Desde que la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, redujo los tipos de interés hasta el 0-0,25% en diciembre de 2008, el billete verde ha actuado como moneda de financiación del riesgo. Como resulta tan barato endeudarse en EEUU, los grandes inversores, cuando querían invertir en bolsa y materias primas, se financiaban en dólares para luego invertir ese dinero en otros mercados más rentables.

Esta estrategia, conocida como carry trade, debilitaba al dólar -divisa financiadora, un papel compartido con el yen- y aupaba a las monedas receptoras del dinero, las de la constelación del riesgo, como los dólares australianos, canadienses y neozelandeses o las coronas noruegas. E incluso del euro, aunque en su caso la crisis de la deuda soberana le ha rodeado de inestabilidad.

Este engranaje se movía a la inversa cuando la confianza daba paso al miedo y la aversión al riesgo. En esta segunda realidad, el dólar y el yen -la constelación defensiva, de la que Suiza sacó al franco al intervenirlo en septiembre de 2011- actuaban como refugio y se apreciaban.

Este patrón está enviando los primeros síntomas de desgaste. En marzo, los principales índices bursátiles y el petróleo acumulan avances entre el 2 y el 4%, y a diferencia de otros momentos, esta subida no ha venido acompañada de una caída del dólar -y una subida del euro-, sino que el billete verde también se aprecia cerca de un 2% contra la divisa europea. "De esta forma se rompe la correlación positiva que hemos visto entre el euro y el petróleo", subraya Martínez Campuzano.

Tras este vuelco, aún incipiente, figura la renovada confianza en la economía de EEUU. En consonancia, los inversores compran renta variable y venden deuda pública, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja. Y este último efecto puede arrojar otro novedoso impulso al dólar: los bonos norteamericanos ya ofrecen una rentabilidad mayor -2,32%- que los alemanes -2,05%-, con lo que el dólar podría pasar de ser divisa financiadora a divisa receptora del carry trade.

En este sentido, Morgan Stanley ve al dólar en las 1,19 unidades por euro, es decir, un 10% más fuerte que ahora. A su juicio, el diferencial de los tipos será un factor que reforzará al dólar y "el riesgo soberano volverá a imponerse y el euro será vulnerable".

Cuando Pekín estornuda...

Si el cambio del rol del dólar se asienta, el yen permanecerá como la gran divisa financiadora de forma natural... o inducida por las autoridades niponas. ¿El motivo? Persiguen una moneda más débil que no perjudique a sus exportaciones, sobre todo ahora que China ha decidido frenar la apreciación del yuan. Porque éste es el segundo gran cambio que está alterando el orden en las divisas: el receso en la apreciación de la moneda china.

Pekín, consciente del enfriamiento de su economía y de que el fortalecimiento del yuan contribuyó a que el país sufriera en febrero su mayor déficit comercial desde 1989, ha interrumpido la revaluación del yuan y lo ha llevado de las 6,29 a las 6,32 unidades por dólar. Ya recurrió a esta estrategia tras la quiebra de Lehman Brothers, cuando lo mantuvo en los 6,83 yuanes por dólar desde finales de 2008 hasta mediados de 2010.

La posibilidad de que esta historia se repita tiene en vilo a un número creciente de países; nadie, en las circunstancias actuales, quiere perder competitividad con respecto a los productos chinos. Pero, por ahora, el yuan se deprecia contra 9 de las 10 principales divisas del mundo y 8 de las 10 mayores monedas asiáticas en 2012, un balance que comienza a agotar la paciencia tanto de sus vecinos como de Occidente. La guerra de las galaxias sigue abierta... en el universo de las divisas.

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