EURUSD
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El mercado de divisas es el más importante del mundo -se mueven cantidades infinitamente superiores a las de las bolsas y también por encima de los mercados de deuda y crédito-, y sus movimientos suelen marcar tendencia para el resto de los activos. Aunque las correlaciones no siempre funcionan, y menos a corto plazo, lo que está ocurriendo con el eurodólar puede ser tan importante que merece la pena fijarse en ello.
A la luz de lo ocurrido en los últimos días, es posible que la tendencia alcista del euro contra el dólar que viene desde 2001-2002 haya marcado un techo -¿provisional? - y ahora tengamos una corrección. Después de rozar la zona crítica de 1,50 dólares por euro (que coincide con los máximos históricos del marco alemán), la divisa europea (EURUSD) se ha venido abajo con estrépito hasta la zona de 1,443.
No se trata sólo de un movimiento técnico, sino que hay razones fundamentales para ello. El pasado jueves y el sábado, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet , descartó subidas de tipos y abrió la puerta a la primera bajada en cinco años.
Acabará por tocar los tipos
Algo a lo que se había resistido hasta ahora con uñas y dientes por culpa de la elevada inflación de la zona euro (qué decir de España). Y el euro empezó a adelantarse a un posible cambio de ciclo en las políticas monetarias: hasta ahora, descontaba que la Fed seguiría bajando tipos y que el BCE los mantendría; ahora empieza a pensar en bajadas en la zona euro y en una estabilización en EEUU.
Algunos piensan que Trichet ha sido muy listo esta vez y que le ha dado una lección a Bernanke. Ha conseguido que el euro le haga el trabajo sucio -una depreciación de la divisa equivale a una bajada de tipos, porque estimula las exportaciones y reduce las pérdidas por tipo de cambio de las empresas- sin tener que bajar los tipos y salvar así la cara ante su mandato de luchar contra la inflación, mientras que su homólogo estadounidense ha bajado los suyos a lo bestia, sin demasiado efecto por el momento ni en los mercados ni en la economía.
Más allá de estas consideraciones que tanto gustan a los analistas y a los periodistas, es evidente que los mercados empiezan a contemplar este cambio de escenario. De hecho, el mercado de divisas es el más eficiente a la hora de adelantarse a los acontecimientos. Y no está solo. La fuerte caída del precio de los bonos en EEUU -con la consiguiente subida de rentabilidad, como siempre sucede con estos activos- en los últimos días parece indicar el fin de las bajadas salvajes de tipos en ese país en vez de la continuidad de una espiral hasta los niveles en que Greenspan dejó el precio del dinero (el 1 por ciento).
¿Indicio de suelo en la bolsa?
¿Qué implicaciones tiene esto para la bolsa? Señalar que un techo del euro nos indica un suelo de la renta variable es un triple salto mortal, pero no es descabellado. Al fin y al cabo, la caída desde los máximos de 2007 ha coincidido con un euro en zona de máximos frente al dólar; luego una recaída de la divisa puede anunciar una recuperación de las acciones. Y por fundamentales, una recuperación del dólar significa que el mercado ya ha descontado plenamente la recesión y empieza a mirar a la recuperación de la economía, lo cual es alcista para Wall Street en el corto plazo.
Ahora bien, si miramos al largo plazo, tenemos que toda la subida de la bolsa desde los mínimos de 2002 ha coincidido con la tendencia alcista del euro, en un cambio radical del paradigma clásico -dólar alcista, bolsa alcista- del que habló mucho Bolságora en aquellos años. Por tanto, el posible fin de esa tendencia de las divisas ahora debería indicar también el fin de las alzas en la bolsa, es decir, un techo. A no ser que hayamos vuelto a cambiar de paradigma, pero eso no lo sabremos hasta dentro de mucho tiempo.