
La economía de Estados Unidos todavía no pedalea al ritmo que cabía esperar. Su reactivación ha perdido velocidad, con el consiguiente retraso en el calendario de retirada de estímulos por parte de la Reserva Federal. Y eso ejerce una calra influencia en el dólar, que se ha convertido en la divisa más débil entre las principales del mundo en 2011.
La Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, ha engrasado la cadena, las bielas, el plato y los piñones de la bicicleta norteamericana con los mayores estímulos monetarios que ha enviado en su casi centenaria historia -la entidad nació en 1913-. La Casa Blanca también ha aportado lo suyo en materia fiscal, tal como se refleja en un déficit público que en 2010 se situó en el 10,6 por ciento y que en 2011, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), podría repuntar al 10,8 por ciento. Pero ni por esas. A la mayor potencia económica mundial le está costando más de lo esperado reponerse de su mayor pájara desde la Gran Depresión de los años 30 del pasado siglo. Aunque vuelve a crecer, la cadencia sigue siendo cansina, inconstante. Nada que ver con el molinillo del que hacía gala el norteamericano Lance Armstrong, ganador de siete Tours de Francia, en las cumbres galas.
Este contexto ha dejado huella en el dólar. Con una economía que no termina de arrancar, las expectativas del mercado acerca de cuándo comenzará la Fed a retirar los estímulos de forma seria se han ido retrasando. Si a comienzos de 2011 se barajaba la posibilidad de que la entidad presidida por Ben Bernanke subiera los tipos de interés -anclados entre el 0 y el 0,25 por ciento desde diciembre de 2008- a finales del año, en la actualidad esas previsiones se sitúan, como pronto, en el segundo trimestre de 2012.
La combinación de una recuperación aún endeble y una política monetaria históricamente expansiva coloca al dólar como la divisa más débil entre las principales del mundo en 2011. En concreto, sus descensos oscilan entre el 0,5 por ciento que cede contra el yen japonés y el 11,5 por ciento que cae contra el franco suizo. Contra el euro, el dólar se deprecia un 6,7 por ciento, hasta los 1,435 dólares, aunque en la primera mitad del año llegó a incluso a retroceder hasta los 1,49 dólares. ¿Cómo es posible que la moneda única suba cuando pende sobre su cabeza una crisis que amenaza con romper la eurozona? Por un motivo principal: la delantera que ha tomado el Banco Central Europeo (BCE), que ya ha subidos los tipos en dos ocasiones en 2011, para conducirlos del 1 al 1,5 por ciento.
Entre la crisis europea y el riesgo
Con estos kilómetros ya en las piernas, el cuerpo a cuerpo entre el dólar y el euro en la segunda mitad del año dependerá de dos variables fundamentales: la recuperación norteamericana y la crisis de la deuda periférica. La divisa que supere antes estos problemas tomará la delantera. Si EEUU gana velocidad y la Fed puede activar una retirada de estímulos, el dólar subirá con fuerza. Si, por el contrario, es la eurozona la que solventa o alivia sus dificultades, sin que la economía norteamericana acelere su paso, la moneda única continuará apreciándose. ¿Y si se mantiene la situación como se ha producido hasta ahora? Pues los expertos asumen que seguirá primando la volatilidad, con subidas del euro cuando retorne el apetito por el riesgo y avances del dólar cuando regrese la desconfianza.
El franco, como el oro
Aunque ninguna divisa rivaliza en soltura de piernas en 2011 con el franco suizo, que se está convirtiendo en el Alberto Contador del pelotón cambiario. Es la más fuerte entre las principales del mundo, con avances que oscilan entre el 4 por ciento que sube contra la corona noruega y el 11,5 por ciento que se revaloriza contra el dólar.
En este sentido, las prestaciones de la moneda helvética son de sobra conocidas. Como el oro, actúa como refugio en tiempos de incertidumbre. Y también como el oro, tiende a subir cuando el dólar se debilita o cuando el panorama económico y financiera se agita. "Si el precio del oro aumenta, son altas las probabilidades de que el franco suizo lo haga también. Además, puesto que el oro se ve como la máxima forma de refugio del dinero, tanto el oro como el franco suizo se benefician en periodos de incertidumbre económica y geopolítica mundial", explica la experta en divisas Kathy Lien. Así volvió a ocurrir tras los débiles datos de empleo de Estados Unidos. La divisa helvética se revalorizó un 1,5 por ciento contra el euro, hasta los 1,19 francos, y un 0,8 por ciento contra el dólar, hasta los 0,83 francos.
Intervencionismo en los emergentes
Mientras el franco brilla como refugio, otros ciclistas prefieren hacer la goma. Aunque cuentan con una fortaleza económica suficiente como para pedalear más alegremente, prefieren no hacerlo. Es más, aprietan la maneta del freno, porque no quieren que sus divisas sean las paganas de la crisis. Es el caso, por ejemplo, de Brasil, que esta semana ha vuelto a intervenir en el mercado para frenar al real. En lo que va de año, el real baja un 0,2 por ciento contra el euro, hasta los 2,22 reales, y sube un 6,6 por ciento contra el dólar, hasta los 1,56 reales.
Otro que tampoco quiere gastar más fuerzas por el momento es el yuan chino. En 2011, se aprecia un 2,2 por ciento contra el dólar, hasta los 6,46 yuanes, y se deprecia un 4,6 por ciento contra el euro, hasta los 9,22 yuanes.