
El mes pasado el primer ministro ruso Vladimir Putin calificó de "peligrosa" la dependencia del mundo del dólar, y pidió un "cambio irreversible" a un sistema de múltiples monedas de reserva. Siga soñando señor Putin.
Para que el dólar deje de ser moneda de reserva se requeriría un reemplazo, y no lo hay. El euro es una creación multinacional adoptada por 16 países, muchos de los cuales son casos de estudio económico. El yen y la libra no se utilizan lo suficiente en el comercio y las transacciones financieras internacionales, y el yuan de China no cotiza libremente.
Lo que es más, crecientes déficits presupuestarios, programas masivos de endeudamiento, un gasto desenfrenado, dificultades económicas, un sistema bancario disfuncional y tipos de interés en mínimos históricos normalmente harían a una moneda desplomarse.
Pero no al dólar, no esta vez. Y ciertamente no porque él sea una inversión especialmente buena. Por el contrario, el dólar es el menos malo de la serie de "monedas feas" que existen en los principales mercados cambiarios del mundo.
Bueno en comparación
La producción industrial en Europa y Japón está desplomándose. El comercio mundial se contraerá por primera vez en 27 años, lo que afectará a la máquina alemana de exportación.
El vicegobernador del Banco de Inglaterra, John Gieve, dijo la semana pasada que existe el riesgo de que el Reino Unido encare una crisis de diez años similar a la que Japón experimentó en los años 90.
La economía japonesa, la segunda del mundo, se contrajo un 3,3% en el cuarto trimestre con respecto al trimestre anterior, mientras que la economía alemana se contrajo un 2,1% desestacionalizado y la eurozona un 1,5%. En comparación, la contracción del 1% de Estados Unidos en el cuarto trimestre casi parece estelar.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que la economía del Reino Unido decrecerá un 2,8% este año, la mayor contracción desde 1946 y el peor desempeño entre los miembros del Grupo de los Siete países más industrializados.
El panorama de tipos de interés no es mejor. En julio el tipo de referencia del Banco Central Europeo (BCE) era de 225 puntos básicos más que el de la Reserva Federal de Estados Unidos, y el del Banco de Inglaterra, 300 puntos básicos más altos. Las alzas en los tipos de interés con frecuencia incrementan el atractivo de una moneda para los inversores.
Ahora los tipos de interés oficiales del Reino Unido se encuentran 75 puntos básicos por encima de su equivalente en Estados Unidos. El BCE está 175 puntos más arriba. Los miembros del BCE están indicando que habrá otro recorte el 5 de marzo. La reducción del diferencial en los tipos de interés ha ayudado al dólar a fortalecerse un 23% hasta 1,28 frente al euro y a avanzar un 37% a 1,45 contra la libra desde principios de julio.
Europa está en un aprieto
El BCE está en un aprieto. Los mercados laborales inflexibles y la falta de competencia vuelven a la inflación más persistente que en Estados Unidos; cuanto más espere el banco central para bajar los tipos de interés, más profunda será la recesión del continente y más débil el euro.
Al mismo tiempo, el BCE tiene menos flexibilidad para comprar valores del Gobierno que la Fed, que estudia la posibilidad de comprar bonos del Tesoro de vencimiento más lejano. Las reglas de la Unión Europea prohíben que el BCE compre bonos directamente de los Gobiernos, y una decisión de comprar deuda en el mercado abierto podría desencadenar una disputa sobre a qué países comprarles valores.
Estados Unidos, más audaz y veloz en confrontar la crisis bancaria y mitigar la flaqueza económica, surgirá de la recesión antes que la mayoría de las otras economías. Ese es otro aspecto positivo para el dólar.
Enfermedad de Europa del este
Pese a todos sus fallos, los bancos estadounidenses, a diferencia de sus competidores europeos, no están contagiados de la enfermedad de Europa del este que pesa sobre el euro. Hasta septiembre los prestamistas europeos representaban el 91% de los 1,66 billones en préstamos hechos a bancos de Europa del este, según el Banco Internacional de Pagos. Las calificaciones de solvencia de Rusia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania y Ucrania fueron rebajadas en los últimos seis meses.
Los estadounidenses están ahorrando más e importando menos. Con ello, el déficit de cuenta corriente se reducirá y Estados Unidos se volverá menos dependiente de los extranjeros para financiar el déficit, que equivalió al 4,8% del producto interno bruto en el tercer trimestre. En el último trimestre de 2005 era de hasta el 6,6% del PIB.
"Cada crisis económica y política anterior en Estados Unidos que requirió un gasto gubernamental masivo y aumentó el déficit del Gobierno -como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial- ha venido seguida de periodos de innovación tecnológica, mejoras en la productividad y una economía mucho más grande", dice David Gilmore, socio de Foreign Exchange Analytics en Essex, Connecticut.
Esas innovaciones y mejoras en la productividad contribuyeron a una fuerte caída en la proporción de deuda de Estados Unidos con respecto al PIB.
El dólar quizá sea feo, pero en comparación con otras monedas, cada día parece una mejor opción.