
La empresa de distribución catalana Bon Preu, cuyas principales enseñas son los supermercados Bon-preu y Esclat, ha facturado más de 520 millones de euros en los primeros siete meses de ejercicio gracias, en parte, a su implicación en el proceso independentista.
La venta de camisetas amarillas entre las secciones de pan o de bebidas alcohólicas es un ejemplo de los productos suministrados por la Asamblea Nacional Catalana que se podían encontrar en los estantes de dichos supermercados en los días previos a las últimas diadas.
Entre el 1 de marzo y el 30 de septiembre, Bon Preu ha incrementado sus ventas un 8,74 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, aunque sin contar las aperturas de este año el crecimiento es de un 2,1 por ciento. En esta línea, los supermercados Bonpreu fueron los mejor valorados por los clientes catalanes en el último estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El empresario propietario del grupo, Joan Font, nunca ha tenido reparo en defender públicamente la causa independentista, incluso formando parte del órgano asesor de la Generalitat para el desarrollo de estructuras de Estado para una futura Cataluña independiente. El grupo procedente de Vic (Barcelona) ha recibido "muy positivamente" los resultados que confirman la posibilidad de cumplir la previsión de facturación de 900 millones de euros al final el ejercicio.
La empresa de distribución basa su estrategia comercial en ofrecer un amplio surtido de primeras marcas, un camino distinto a la fórmula mágica que tan bien le ha funcionado a Mercadona desde los prolegómenos de la crisis, y que tantas otras cadenas han copiado potenciando los productos propios.
Bon Preu, que potencia los productos catalanes, dispone de un total de 161 establecimientos y 30 gasolineras tras la apertura este ejercicio de un supermercado, un hipermercado y cuatro gasolineras. El grupo tiene previstas dos nuevas aperturas en Sabadell y Terrassa en 2015.