De 180 grados. Así ha sido el giro que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribeiro ha aplicado a su modelo de gestión. Un modelo que durante los años de bonanza mantuvo el tipo pero que con la crisis se reveló ineficaz e insuficiente.
Consciente de esos errores del pasado pero convencido del potencial de esta Denominación de Origen su Consejo Regulador nombró un nuevo equipo gestor que, capitaneado por Roberto Goñi Petit, ha puesto en marcha en menos de un año una larga lista de reformas que no sólo han puesto patas arriba una de las -R- del nuevo logo de la D.O. -como se aprecia en la imagen de la izquierda- sino que han dado un vuelco a su imagen, su marca y sus objetivos dentro y fuera de España.
Con 105 bodegas en su seno -de las que 15 logran el 80 por ciento de la producción, cifrada en 11 millones de botellas anuales-, el Consejo Regulador de esta Denominación se ha propuesto incrementar la notoriedad del Ribeiro para redirigir sus ventas.
¿Cómo? Trabajando para que los vinos de sus bodegas estén más presentes en ferias alimentarias y gastronómicas, apostando por catas y promociones de sus caldos, definiendo con antelación proyectos comerciales que además de mejorar la imagen de su marca se ajusten a la tesorería del Consejo -que depende del área rural de la Xunta de Galicia- y agilizando todos los procesos, desde la elaboración del vino hasta su embotellado.
Razón por la que el equipo gestor del Consejo Regulador, presidido por Miguel Ángel Viso Diéguez, también ha actualizado el registro vitivinícola, ha puesto en marcha auditorías para controlar el número de litros embotellados, ha diseñado un plan de previsión de existencias y ha respaldado la creación de un comité de certificación.
Novedades con las que pretende dar garantías de la calidad de sus vinos para reposicionar su marca apuntando hacia la calidad y poder así redirigir sus ventas. Unas ventas que por el momento se concentran especialmente en Galicia, donde se registra el 75 por ciento de las totales anualmente.
Aunque el Consejo Regulador pretende que Ribeiro siga siendo profeta en su tierra -sobre todo porque según Viso Diéguez "si algo está fijando actitvidad rural en Orense es el vino"-, también se ha marcado como objetivo incrementar la presencia de sus vinos en otras áreas geográficas de España en las que, según explica Goñi, "buscamos al cliente vocacional del Ribeiro; un cliente que aprecie la historia y la calidad de nuestros vinos".
Un reto que quieren conseguir estando presente en la hostelería y sobre todo mejorando su presencia en las cadenas de distribución nacionales, y muy especialmente en la distribución local. "Se trata de hacer un traje a medida para llegar a los márgenes de rotación y rentabilidad que pide la distribución y para mejorar la percepción que la distribución tiene de nosotros" sostiene Goñi.
No sólo la suya. Según el presidente del Consejo Regulador, la Denominación ha de conseguir también transmitir una buena imagen de sí misma al consumidor para que éste esté predispuesto a comprarlo en un súper o hipermercado, donde "tenemos que sorprender aunque somos conscientes que es muy difícil hacerlo".
Todas estos planes van enfocados a que las ventas de los vinos de Ribeiro sean más potentes fuera de Galicia. Sobre todo en aquellas zonas que por su gastronomía son en teoría más afines a estos caldos, calificados por el Consejo como "aromáticos, muy redondos en boca y florales". Se trata, según Goñi, de la cornisa Norte del país, de la zona del Levante, de las Islas Baleares y de Andalucía, donde "sus arroces y pescados maridan perfectamente con los Ribeiro".
Independientemente de sus planes para el mercado nacional, el Consejo Regulador también ha hecho sus cábalas para los mercados exteriores, donde aspira a llegar con más fuerza, y no sólo a aquellos países en los que ya está presente, como Alemania y Holanda, sino a otros a los que ahora no llega o apenas lo consigue.
"Ribeiro no tiene el mercado que por su historia, por su tradición, por su terreno y por su producto debería tener", matiza Miguel Ángel Viso Diéguez.
Aunque la lista de mercados internacionales a los que esta Denominación querría llegar es muy extensa, entre sus mercados extranjeros prioritarios figuran los de Estados Unidos, Colombia, Inglaterra y México, excluyendo por el momento a los gigantes de China y Rusia.
"Tenemos que mantener la continuidad en los países en los que exportamos y llegar a otros", anuncia Viso, justo antes de matizar que dados los costes derivados de salir fuera, desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Ribeiro sí apoyan la posibilidad de exportar al tiempo de otros vinos de Galicia y por tanto también de otras denominaciones, bajo el paraguas de la marca Galicia, y más concretamente de Galicia Calidade.
Algo que, según explica muy tajantemente Viso, "no significa que queramos hacer una denominación de origen gallega", matiza.
"Nosotros defendemos nuestro territorio y sabemos que a día de hoy no somos malos compañeros de viaje", apuntala el presidente del Consejo, quién también señala como otra prioridad de la Denominación de Origen del Ribeiro conseguir que todo el vino que se venda como Ribeiro -donde uno de los valores diferenciales es que está elaborado con la variedad de la uva de treixadura- tenga la etiqueta acreditativa del Consejo Regulador.