Los compromisos financieros corrientes de la compañía han pasado de 209 millones a 310,2 millones de euros entre febrero y julio, al cierre de su primer semestre. La banca exige desinversiones rápidas.
La caída de Fagor Electrodomésticos puede provocar un efecto tsunami sin precedentes en la Corporación Mondragón. Y según advierten desde la propia compañía, ya en concurso de acreedores y a la espera de si liquidación, la que corre un mayor riesgo entre todas las cooperativas del grupo es Eroski.
La empresa de distribución vasca lleva acumuladas unas pérdidas desde el año 2008 de 435 millones de euros, con una caída imparable de sus ventas. Su principal problema, sin embargo, es el gran peso de su deuda.
Tras varias refinanciaciones, la banca aceptó el pasado enero llevar a cabo una nueva reestructuración a cambio, eso sí, de que Eroski asumiera una serie de compromisos que ahora corre el riesgo de saltarse.
Eroski ha logrado aplazar el pago de los 2.425 millones de euros que tiene de deuda hasta el año 2017, pero su problema es que tiene vencimientos ya, a los que apenas puede hacer frente. Y su problema es que la deuda a corto plazo, a menos de un año, se situaba al cierre del primer semestre del ejercicio fiscal, el pasado 31 de julio, en 310 millones de euros. Es un 48 por ciento más respecto a los 209 millones que tenía seis meses antes, el 31 de enero, cuando se cerró el ejercicio anterior.
La deuda a largo plazo se ha reducido, en cambio, de 2.227 millones a 2.115 millones de euros. En total, el pasivo financiero de Eroski se eleva así a 2.995,4 millones, incluyendo no sólo los créditos pendientes con la banca sino también préstamos con terceros y aportaciones financieras.
Ante estos datos, la banca se ha plantado ante Eroski con nuevas exigencias.
Para empezar han reclamado que acelere su plan de desinversiones, que supondría desprenderse de las gasolineras o de Caprabo -la firma vasca compró la catalana en 2007 en una transacción valorada en 1.700 millones de euros, lo que disparó su deuda provocando los problemas que arrastra ahora- para reducir así su deuda y poder atender los pagos pendientes.
Aunque la compañía niega que Carpabo esté en venta, en el sector aseguran que el problema es que no encuentra comprador y eso que, según fuentes del mercado, apenas pide 500 millones de euros por ella, lo que implicaría unas minusvalías de 1.200 millones.
Además de la venta de activos para reducir su endeudamiento, fuentes bancarias han confirmado al elEconomista, que están reclamando al grupo que resuelva el litigio con los inversores de las Aportaciones Financieras Subordinadas (AFS), cuyo montante asciende a 660 millones, a través de un canje de las mismas por otros instrumentos financieros.
Esta operación conllevaría una importante quita para los ahorradores, pero permitiría a la cooperativa reducir claramente su nivel de endeudamiento, mejorar su liquidez y recapitalizarse.
En su articulación no estaría sólo Eroski, sino que también está intermediando Kontsumobide, la oficina de consumo del Gobierno vasco a instancias del Parlamento vasco ante el alto número de quejas que recibe de los ahorradores.
El canje de las AFS por otros instrumentos financieros, que pudieran ser bonos con fecha de vencimiento, permitirá a Eroski contabilizar una plusvalía al recuperar las aportaciones a un precio inferior al de emisión y seguir manteniendo parte colocada en los bonos.
La presión de la banca a la cadena para que reduzca deuda se produce tan sólo diez meses después de que se firmase un acuerdo de refinanciación de 2.500 millones de la misma con el horizonte 2017.
Los principales acreedores de Eroski -Santander, BBVA y La Caixa suman casi 1.500 millones de euros- quieren garantizarse así que la firma de distribución de la Corporación Mondragón cumple con todos los compromisos de rentabilidad pactados en el contrato de refinanciación -los denominados covenants-.
En el aspecto del negocio de distribución los vientos tampoco son favorables a Eroski desde la perspectiva de lograr cash para pagar la deuda, ya que en el primer semestre sus ventas cayeron un 7,4 por ciento, hasta colocarse en 2.885 millones y la matriz vinculada a este concepto registra ya dos semestres seguidos en pérdidas.
Lo que sí se ha controlado algo, son las pérdidas del grupo, con un descenso del 3,38 por ciento, hasta situarse en 51,79 millones, gracias al fuerte esfuerzo de contención de costes.