Las intensas lluvias que cayeron el jueves en la capital argentina y su periferia dejaron a barrios porteños con más de un metro de agua en las viviendas, anegaron avenidas céntricas y obligaron al cierre del metro y de los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque.
La ciudad sucumbió ante la copiosa lluvia, que significó la caída de 60 milímetros de agua en unas siete horas, informó el director de Defensa Civil (DC), Daniel Russo.
Las precipitaciones también provocaron inconvenientes en los servicios de ómnibus, trenes y el metro, y numerosos pasajeros debieron abandonar los vehículos y atravesar calles y avenidas con el agua hasta la cintura para no quedar atrapados.
En Liniers, Ramos Mejía y Palermo, tres de los barrios porteños más afectados, el agua llegó hasta 1,5 metros dentro de las viviendas e inundó sótanos de edificios.
También se anegaron los accesos a la ciudad y dejaron de funcionar los semáforos, en horas picos de ingreso de vehículos y trabajadores que viven en la periferia, ocasionando serios embotellamientos.
El fenómeno azotó también las afueras de la capital, donde fueron evacuados unas 500 personas, indicó el director general de DC de la provincia de Buenos Aires, Carlos Mariaescurrena.
En la terminal internacional de Ezeiza se mantuvieron cancelados todos los despegues por razones climáticas hasta las 13h00 hora local (15h00 GMT).
En tanto, en Aeroparque las compañías debieron reprogramar todos sus vuelos de cabotaje y las autoridades esperaban su normalización en el correr de la jornada.
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