
La construcción de chimeneas parece un terreno relegado al segundo plano, muy lejos de los vistosos puentes y obras monumentales, pero por su altura y complejidad bien merecen ser considerados como obras de arte. Una de las empresas que lidera este trabajo es Beroa, cuyo nombre significa calor en vasco, y entre sus grandes aciertos destaca la "diversificación de su negocio por áreas geográficas", convirtiéndose así en un grupo "global", menos sensible a la crisis económica. Ahora está pendiente de nuevas oportunidades y planea proyectos en nuevos mercados, como Rusia, China, India y Japón.
En una entrevista concedida a elEconomista, el presidente de Beroa, Jorge Álvarez Aguirre, explicó que sus perspectivas para el futuro "son buenas". El grupo ya prevé realizar varios proyectos en El Caribe, al tiempo que seguirá trabajando en Arabia Saudí y abrirá oficinas en Qatar e Indonesia. "Con la crisis no te puedes quedar estancado porque nunca se sabe cuando se puede reactivar la situación", considera el presidente del grupo.
Beroa, que proporciona su experiencia en más de veinte países y que comenzó con la adquisición de una pequeña empresa, ha conseguido estar presente en zonas que le permiten tener una conexión directa y estar preparada para su desarrollo, como África. "Nosotros hacemos la ingeniería: la compramos y hacemos el montaje", afirma Álvarez.
Sin embargo, también es consciente del momento actual y aboga, sobre todo, por la prudencia y la consolidación del mercado. Así, en cuanto a las posibilidades de emprender un crecimiento corporativo, Álvarez confiesa que "puede haber empresas interesantes, pero el momento es el que es y hay que consolidar lo que tenemos".
Incidencia en la facturación
En este sentido, la empresa ya prevé alguna incidencia debido al parón económico, dado que sus principales clientes son industriales y están reduciendo los proyectos. En concreto, su volumen de negocio en 2008 fue de 470 millones, con un crecimiento importante respecto a los 381 millones del año anterior. Pero 2009, va a ser un año de inflexión donde la empresa se resentirá por los menores proyectos, con un volumen de negocio de entre 400 y 410 millones.
Su facturación se reparte con el 40 por ciento en Europa, el 25 por ciento en América y el resto dividido según se adjudican los proyectos (Australia, Sudáfrica o el Golfo Pérsico).
Además, la compañía busca nuevos sectores en los que despuntar y ahora tiene todas sus ambiciones puestas en las plantas desulfuradoras, que han tenido un espectacular crecimiento en los últimos años para reducir las emisiones de óxido de azufre de la central y las de partículas. "Esto va a ser un tirón", augura Álvarez.
Entre los principales clientes de Beroa destacan las alemanas RWE, E.ON, así como las eléctricas Enel y Endesa. También Cemex, Lafarge y Portland Valderrivas.
Más de 3.800 profesionales
No obstante, el grupo no pierde de vista su objetivo principal, que pasa por recubrir, reparar y hacer la ingeniería de hornos industriales, así como la construcción de emblemáticas chimeneas. También se ha concentrado en plantas geotérmicas para la producción del vidrio, así como en química.
Otra de las ventajas de Beroa es su flexibilidad para movilizar a sus trabajadores entre sus diferentes proyectos. En total, emplea a más de 3.800 profesionales de forma permanente. Además, en cualquiera de sus obras puede llegar a subcontratar hasta 400 personas.