Desarrollo sostenible

¿Solución o problema? En España el 15% del suelo cultivado es transgénico

Recolección de maíz Foto: EFE

La genética de las plantas supone en palabras de Pere Puigdoménech, profesor de investigación del CSIC, y Pere Arús, investigador del Institut de Recerca i Tecnología Agroalimentàries (IRTA), una oportunidad para reducir el nivel de desnutrición. Ambos expertos presentaron el informe encargado por la Fundación Alternativas sobre las ventajas de potenciar la investigación en alimentos transgénicos.

Desde su punto de vista el aumento en el nivel de producción no ha supuesto una disminución en el número de desnutridos. Precisamente por ello, Pere Arús explicó que se calcula que en 2050 existirán unos 9.200 millones de personas que serán muy difíciles de alimentar a no ser que aumente el cultivo de transgénicos "de forma sostenible y en función de las necesidades" señala y añade "hay nuevas tecnologías, incluyendo los transgénicos pero no sólo, que hay que aprovechar porque tenemos problemas graves de produccion agrícola".

Poca presencia en España

Nuestra alimentación se basa en 6 ó 7 cultivos, sin embargo, existen un total de 150 especies que, con el paso de los años se pierden, "con el conocimiento de la genética de cada una de esas plantas se podrían recuperar las variedades extinguidas y mejorar las existentes", explica Pere Puigdoménech. Además, el conocimiento científico de la idiosincrasia de la planta permitiría clasificarla y conservarla para cuando sea necesario recuperar su cultivo.

A pesar de las ventajas que tan claramente observan los científicos en el cultivo de transgénicos, lo cierto es que en España tan sólo se permite cultivar maíz modificado genéticamente y su aceptación ha sido de tal calibre que los transgénicos ya ocupan entre un 10 y un 15 por ciento de la superficie total cultivada.

Actualmente se cultivan en el mundo un total de 114 millones de hectáreas de productos transgénicos, el equivalente a toda la superficie cultivada que reúnen España y Francia juntas. Las especies más cultivadas son, por este orden, la soja, el maíz, el algodón y la colza. Los genes incorporados son fundamentalmente, la resistencia a herbicidas o insectos.

En el primer caso se consigue un mejor control de las malas hierbas al permitir hacer los tratamientos una vez que el cultivo se ha establecido, en el caso de conseguir genéticamente que la planta sea resistente a los insectos se evita la utilización de fitosanitarios. La superficie cultivada con transgénicos no deja de crecer en el mundo desde que estos productos se pusieron en el mercado, hace una década, lo que prueba su aceptación por los agricultores.

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