
Si hay algo que de verdad preocupa a las empresas no es el medio ambiente, sino hacer dinero. Pero a veces cuidar la naturaleza tiene premio, sobre todo cuando el desarrollo sostenible está de moda. IBM siempre sigue las tendencias. Ya está en marcha su programa Big Green, que prevé dedicar mil millones de dólares al año a aumentar su nivel de eficiencia energética, con el que la compañía demuestra que está concienciada y, de paso, se ahorra unos dólares.
Su último proyecto consiste en sustituir 4.000 servidores que ocupan el mismo espacio que 140 campos de fútbol por sólo 30 que tendrán la misma capacidad. Cada uno de los nuevos es mucho más potente que los antiguos; puede decirse que en uno nuevo caben varios servidores viejos. La compañía espera ahorrar un 80 por ciento de energía eléctrica al necesitar menos fuentes de alimentación, lo que, según fuentes de IBM, equivale al consumo de una pequeña ciudad.
La clave: el ahorro
Jaime García, analista de la consultora IDC, explica lo mucho que se ahorran las compañías que virtualizan sus servidores (así es como se denomina a integrar en uno cientos o miles de servidores individuales): "El consumo de energía de un centro de datos es muy alto; está encendido siempre, 24 horas al día, siete días a la semana. Es un consumo eléctrico bestial". En este proyecto de IBM participan los centros de datos de Nueva York, Connecticut, Colorado, Reino Unido, Japón y Australia, según explicó la compañía en un comunicado.
La virtualización es una tendencia creciente, según García: "El dato que lo demuestra es la evolución, año a año, del precio medio del servidor. Antes, ese precio tendía a bajar, pero en 2006 empezó a repuntar". Si cuestan más es porque son más grandes y se utilizan para sustituir a los pequeños. Otro dato de que la virtualización triunfa: la firma VMWare, especializada en este negocio, crece al 300 por ciento al año, señala García.
Y la recompensa: el dinero
Las empresas que piensan en verde también reciben una recompensa verde: dinero. Una empresa comprometida con el medio ambiente gusta al mercado y puede que sus títulos se revaloricen. Muchas de las grandes, como Telefónica, son cada vez más transparentes con sus prácticas verdes.
En bolsa hay premio: por ejemplo, sólo las más respetuosas con la naturaleza pueden formar parte del indicador de sostenibilidad mundial de Dow Jones, que juzga una vez al año sus prácticas. Y si éstas son buenas, no es que su cotización vaya a dispararse, pero sí es un factor que puede ayudar a que suba.
Los primeros en apuntarse a la virtualización fueron los bancos y las telecos, para gastar menos en comprar equipos y reducir costes: es mucho más barato gestionar y mantener 30 servidores que 4.000.