
La compañía estadounidense está decidida a invertir en España, y prueba de ello es que el director general, Pancho Pérez, ha asegurado a el Economista que SunEdision tiene pensado invertir cerca de 200 millones de euros en nuestro país.
El problema que se les presenta es que la regulación española es muy estricta y no deja mucho margen de movimiento a las empresas. Así, desde SunEdison reivindican que "es necesaria una revisión que deje fuera a todos los especuladores, ya que están impidiendo que el sector se desarrolle de manera productiva"
SunEdison en España
SunEdison se dedica a la instalación, control y mantenimiento de plantas de energía solar fotovoltaica. Aunque en la actualidad están negociando ampliar su implantación en nuestro país, hasta el momento cuentan con cinco proyectos en Lleida que generan 6,5 megavatios.
Según Pancho Pérez, la filosofía de SunEdison es apostar por el autoconsumo, propiciando que las empresas puedan utilizar la energía que se obtiene de colocar paneles solares sobre sus tejados. "De este modo"- apuntaba Pancho Pérez- "se fomenta la inversión en tecnologías renovables por parte de las compañías más concienciadas".
Ésta es una de las peculiaridades del sistema americano, pero en España a día de hoy no es posible, porque la legislación obliga a inyectar a la red de distribución la energía obtenida a través de los paneles solares, es decir, se debe vender la energía que se ha generado a las empresas comercializadoras, no se puede utilizar directamente.
Éxito a largo plazo
Además, el director general evaluaba su implantación en el país recordando que mientras que en EEUU SunEdison trabaja generalmente en la instalación de placas solares sobre cubierta, en España su negocio ha estado orientado en su mayor parte al suelo, ya que el mercado de los tejados es más complicado. "Esto se debe"- explicaba- "a que en España la mayoría de los inmuebles están hipotecados, lo que significa que llegar a un acuerdo sobre el tejado es más difícil. Para conseguirlo habría que negociar con los bancos y aun así nada garantizaría la inversión que supone este tipo de infraestructuras, puesto que la rentabilidad es a largo plazo, 20 ó 30 años".